miércoles, febrero 21, 2007

Twist and shout


¿Locura transitoria o descomposición colectiva? Habíamos creído que se trataba de una eliminatoria a 180 minutos, pero apenas a la hora del primer partido el Barça ha pasado a jugar con una defensa desquiciada y Ronaldinho, Deco e Iniesta como centrocampistas como si fuese una final y no quedara tiempo para nada. ¿Se ha vuelto loco Rijkaard o esto sólo es el símbolo de una temporada erróneamente planificada desde el principio o incluso el fin del ciclo tan anunciado? Como tatareaba Laporta, "twist and shout" (torcedura y grito), tropiezo gordo y probable disparo de salida para la reconstrucción.

Rijkaard ha perdido la batalla claramente ante Benítez, y no sólo por el rotundo resultado, pero también los jugadores del Barça han perdido todos sus duelos individuales en una espléndida exhibición del estilo metalúrgico. Los defectos del Barça han sido los habituales: desajustes defensivos, falta de concentración en el área propia, toque horizontal en el centro del campo y escasa creación de jugadas peligrosas. Para resolver estos defectos la solución no es individual (Eto’o), sino colectiva, pero ante el desconcierto general que vive el equipo hay que empezar a poner en seria duda que tenga remedio.

Benítez, con autobús de dos pisos, se lleva un gran botín del Camp Nou y deja al campeón con plomo en las alas y agonizando. Su planteamiento ha sido incluso más conservador del previsto, con Arbeloa de lateral izquierdo secando a Messi y tres defensores férreos (Finnan, Sissoko, Riise) por delante de los cuatro defensas. Yo le llamo fútbol metalúrgico y tiene grandes intérpretes en Europa (Valencia, otro ejemplo), pero no sólo es espíritu conservador y defensivo (y mucha eficacia), sino también inteligencia colectiva para anular las virtudes del rival, para maniatarlo y hacerlo enloquecer.

Pese a todo esto, el Liverpool ha estado noqueado durante diez minutos exactos (del 10 al 20) en que el gol de Deco y una sucesión de acciones han destapado las virtudes barcelonistas. Pero como el Madrid ayer con el Bayern, el Barça ha perdonado, no ha querido apuntillar al moribundo, quizás sintiéndose superior y creyendo que ya caería la fruta madura. No ha manejado bien los tiempos: ni el tiempo de ‘matar’, ni el tiempo de calmar las aguas. Se ha dormido cuando debía machacar y ha enloquecido cuando tenía que enfriar.

Un equipo cogido con pinzas (Belletti, Motta, Saviola...) debe aprovechar la ocasión o temerse lo peor. Al Barça ya le tomaron las medidas en todos los torneos desde su exhibición del año pasado. El antídoto a su fútbol es tan conocido que sólo rivales muy endebles son incapaces de aplicarlo. El Liverpool, una vez resucitado tras el apretón de Deco, se lo ha aplicado con ración doble mientras el tradicional juego de los de Rijkaard se deshacía como un azucarillo. En realidad, digámoslo, el modo de plantear los partidos importantes de este Barça ha caducado. Los rivales han provocado la caducidad de esos planteamientos. Tienen que cambiar. No digo su filosofía de querer el balón para construir, pero sí todos los males colaterales que ello comporta: horizontalidad estéril, defensa ‘vendida’ y fuera de sitio, falta de control en el tempo de los partidos.

En su estilo, el Liverpool ha bordado la función, con Kuyt majestuoso, la sobriedad esperada en Arbeloa, Riise, Finnan y Carragher y una endiablada inteligencia en Bellamy. Colectiva e individualmente han dado un baño y, sobre todo, han desesperado a unos campeones que están perdiendo una tras otra todas las batallas, justo al revés de lo que prometía su presidente a principios de temporada.

¡ Qué pegada !



Sólo he visto trocitos del Inter-Valencia, pero lo que he visto ha sido mucho dominio italiano, mucho peligro y al equipo de Quique pasándolo mal como pocas veces este año. Pero quien tiene pegada tiene un tesoro. Villa ha zurcido un golazo de falta que ni los de Juninho Pernambucano. Y Silva ha completado la faena con un zurdazo seco que puede valer el pase a cuartos.

Robben dentro, Robben fuera.- Lesionado John Terry en el tobillo y perdiendo 1-0 en Dragao, Mourinho se la ha jugado y ha sustituido a su defensa central por Arjen Robben, bajando a Essien al puesto de Terry. En una de sus primeras acciones, Robben se ha sacado de la chistera una asistencia a Shevchenko para que empatara. Y en el descanso, Mourinho ha sentado a Robben para que entrara Obi Mikel a reforzar el mediocentro y congelar el partido. ¿Qué habrá pensado Robben, 32 minutos sobre el césped?


Fotos: AFP - AP - EFE - Getty.
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