Resulta agradable ver que en lugar de liarse a puñetazos se abrazan. No parece importar en exceso cuánto tiene de verdad el abrazo y cuánto de impostura. Es un abrazo para intentar llegar a junio con los menores daños colaterales, sin caer consumido en las llamas de esta hoguera de vanidades que entre varios han organizado y prendido. En la foto sólo aparecen Eto'o y Ronaldinho, el incontinente y el perezoso, grandiosos futbolistas, pésimos ejemplos. No se aprecia el rostro de Puyol, Xavi o Iniesta, ni mucho menos el de Rijkaard, desairado por todas partes y muy especialmente desde la presidencia. Permanecen en la sombra, imagino que reflexionando sobre la levedad de las palabras y la gravedad de las realidades.
A Rijkaard le ha tocado recoger las perlas y remendar el hilo con un apósito en forma de abrazo, y quizás de correctivo, para intentar seguir luciendo el collar hasta los fastos de mayo. Pero a nadie se le oculta que un remiendo es un remiendo y que a Rijkaard le han abierto, entre varios, la puerta de salida.
Foto: EFE.
