viernes, febrero 23, 2007
Las lorzas de Ronaldinho
Desde la óptica de sus gafas de dietista, Loles Vives adelantó en el mes de octubre que Ronaldinho estaba creciendo a lo ancho. Después, hemos relatado con precisión la falta de entrenamiento del jugador brasileño, que ha rondado apenas el 30% de las sesiones de la temporada, lo que ha provocado una merma alarmante en su capacidad de fuerza y, como resultante, en su velocidad, ahora muy reducida. Ayer mismo, Daniel Arias facilitaba el enlace con una nueva fotografía en la que el estado físico de Ronaldinho quedaba expuesto a la luz.
Y hoy algunos medios expresan en imágenes la situación a que ha llegado el jugador. “El Periódico de Catalunya” muestra en su portada lo que denomina “El peso de Ronaldinho” y la evolución sufrida por su torso en los dos últimos años. El diario “As”, bajo el titular “Ronaldinho pierde la figura” amplía el abanico al período 2003-2007 y aventura un incremento de entre tres a siete kilos de peso. Los dos periódicos deportivos de Barcelona, para concluir, coinciden en otra vertiente del mismo asunto, pero referida a la globalidad del equipo: “El problema es físico” (y psicológico, añade “Sport”).
Pero en este momento en que ya las imágenes no pueden desmentirse como antes se intentó con las palabras, y a pesar de su fabuloso rendimiento como goleador a balón parado, cabe separar dos cuestiones distintas: el problema del sobrepeso del problema de la falta de entrenamiento. Ronaldinho no ha cogido peso especialmente porque no se entrene (o se entrene poco, mejor dicho). Ha engordado en estos cuatro años por los excesos que ha hecho fuera del estadio. No conozco en qué consisten dichos excesos, pero las imágenes no admiten discusión: existen. Serán excesos en la comida o en la bebida, pero son excesos indiscutibles. Si se entrenara al nivel de la mayoría de sus compañeros, dichos excesos calóricos se notarían menos (los quemaría en mayor cantidad, vamos), pero seguirían percibiéndose, pues la grasa está ahí, indisimulable, donde antes sólo había fibra muscular.
El segundo problema es el del entrenamiento e insisto en que debe separarse de los excesos calóricos. Con un entrenamiento digno de categoría infantil resulta inviable poseer la fuerza (y la resistencia) imprescindible para competir en el alto nivel. Ahí está toda la explicación de los problemas que sufre Ronaldinho esta temporada, en la que no desborda a ningún defensor porque no posee la capacidad de hacerlo: la fuerza, la velocidad ni la resistencia necesarias. Si no cometiese fuera del campo los excesos calóricos que estamos viendo, el problema de sus capacidades físicas sería exactamente el mismo, dado que en el fútbol actual ya no es posible triunfar desde la holgazanería. Pero sería un problema con algunos kilos menos.
Fotos: As (2003-2007) - Sport - El Periódico de Catalunya (2004-2007) - Marca.