martes, febrero 06, 2007
El sistema que lo justifica todo
Italia se pone las pilas tras el asesinato del policía Raciti en Catania. Demasiado tarde para demasiada gente: el muerto, su familia, el centenar de heridos, los otros muertos menos conocidos (la semana anterior, sin ir más lejos) y toda la gente que acude al fútbol de buena fe, sin otra voluntad que animar a sus colores. Demasiado tarde, pero bienvenidas las medidas severas aunque podamos dudar de algunas: partidos a puerta cerrada en los estadios sin tornos y controles de seguridad (creo que sólo cinco los poseen); veto a los desplazamientos masivos y organizados de aficionados visitantes; arresto preventivo de 48 horas a todo hincha peligroso; suspensión automática de cualquier partido si hay el menor incidente en la grada...
Primeras medidas duras a la espera del consejo de ministros monográfico de mañana que puede endurecerlas aún más, según explica irritado el ministro del interior, Giuliano Amato, tras conocer la identidad de ocho menores y tres adultos detenidos en Catania por los incidentes (no por el homicidio): sin antecedentes todos ellos y procedentes de familias acomodadas de la ciudad. Pero el mal es muy profundo y creo que va más allá del fútbol. ¿Lo ocurrido es culpa del fútbol o de la sociedad en que vivimos? ¿Y las ‘barras bravas’ argentinas? ¿Y los ‘hooligans’ ingleses? ¿ Y los ultras del Feyenoord? En todas partes el fanatismo violento se agarra al fútbol como una garrapata. Es una sanguijuela voraz que emplea el fútbol como vehículo para expandir su inmoralidad, su maldad, su inhumanidad. No es fácil extirpar esa garrapata porque está metida muy dentro.
Y luego están los tibios. Matarrese en este caso, émulo de esos presidentes de club (o entrenadores, jugadores o periodistas) que le bailan el agua a sus ultras respectivos, como si fuesen novias de altar. Matarrese, Antonio Matarrese, presidente de la Liga de Fútbol Profesional italiana, ha sido capaz de perpetrar esta frase: “El calcio no se puede suspender, los muertos forman parte del sistema. La Fiat, para volver a levantar la cabeza, no se cerró. Estamos apesadumbrados, pero el espectáculo debe continuar. El calcio tiene un precio". Menudo imbécil este Matarrese, rey del sistema, capataz del calcio, justificador de asesinatos y guerrillas en base al negocio. También a tipos así hay que expulsarles del fútbol aunque va a costar porque la gasolina de los ultras italianos la sirven los propios clubes que hacen la vista gorda.
Referencias
- Mano dura
- A puerta cerrada
- Sólo 5 estadios válidos
- La muerte como parte del sistema
Fotos: AP - La Gazzetta dello Sport - Ansa.