domingo, mayo 20, 2007

Hasta pronto

Regreso del viaje y ya os puedo confirmar un cambio en mi vida profesional. En el horizonte de los próximos días se perfila una fusión empresarial, modesta y humilde, nada que ver con las grandes operaciones que leemos a diario, pero importante para mí y a la que voy a tener que dedicar todas mis energías físicas y mentales.

Así que tengo que abrir un paréntesis en el blog, paréntesis del que desconozco su duración. Ojalá pueda cerrar pronto el paréntesis, pues ha sido una aventura apasionante. Durante veinte meses he disfrutado como un loco con vosotros hablando de fútbol, esa fiebre que puede con casi todo. Pero hay momentos decisivos en la vida profesional que uno no puede sortear por más que el final de nuestra Liga sea el más vibrante de los últimos años o la revancha entre Milan y Liverpool esté a la vuelta de la esquina.


Quizás podré volver pronto, pero por si acaso quiero agradeceros a todos vuestra participación. Yo he aprendido mucho en este año y medio largo. De las buenas palabras y sobre todo de las críticas, las matizaciones y las correcciones. Gracias y hasta pronto.

sábado, mayo 19, 2007

Billy Costacurta se despide


Estoy de viaje y eso me impedirá contemplar la previsiblemente apasionante final de la Cup en el estreno oficial del nuevo Wembley. Ferguson, a por un doblete sensacional y Mourinho, a por su primera copa inglesa. Imagino que no tendrá nada que ver con el ‘amistoso’ jugado entre ambos hace diez días en Stamford, cuando la Premier ya había caído en el zurrón mancuniano.

Me pierdo también el pulso entre Stuttgart y Schalke por la Bundesliga. Última jornada del campeonato alemán y ventaja clara para el equipo de Hildebrand, Mario Gómez y Cacau, al que un empate en casa frente al pequeño Energie Cottbus le basta para conquistar un título que se le resiste desde hace quince años. El Schalke debe esperar esa derrota imprevista del Stuttgart y vencer en Gelsenkirchen al Arminia, pero después de tantas jornadas dejando escapar puntos su estado anímico no parece el mejor.

Y sobre todo me pierdo el adiós del gran Alessandro Costacurta, a quien Ancelotti ha prometido alinear como mediocentro esta tarde frente a Udinese en San Siro en un partido donde descansan todos los titulares en previsión de la final de Champions. Se retira a los 41 años, tras veinte temporadas ininterrumpidas en el Milan, con quien ha conquistado (de momento) 23 títulos, cubriendo toda la posible gama de trofeos nacionales e internacionales. Billy Costacurta ha sido un prodigio de perdurabilidad y también de eficacia defensiva. Sólo ha conseguido marcar dos goles en toda su carrera, pero ha evitado centenares, formando pareja con grandes defensas como Baresi, Maldini o Nesta (por cierto, renovado cinco años más con el Milan, como Carvalho con el Chelsea). Se retira un central muy grande.

Fotos: Bundesliga - EFE.

jueves, mayo 17, 2007

Van Nistelrooy, el león del área


El pichichi inglés de Drogba (19 tantos) no le ha dado la Premier al Chelsea. Ni de lejos los 34 goles del brasileño Afonso Alves acercaron al Heerenveen a la cabeza de la Eredivisie. Tampoco los 22 que de momento lleva Totti como máximo goleador italiano le han servido a la Roma para pelearle el scudetto al Inter. Lo siento: el pichichi de la UEFA conquistado por Pandiani (11 goles) también resultó inútil para su equipo. Por descontado, tampoco los trece tantos de Steven Savidan han permitido al Valenciennes hacerle la menor sombra al Olympique en Francia. El griego Theofani Gekas lleva conseguidos veinte tantos en la Bundesliga, pero su Bochum no está entre los cuatro primeros clasificados, mientras en Portugal, los 14 goles de Liedson le dan cierta esperanza al Sporting lisboeta de pelear aún por el título.

Van Nistelrooy sí puede resultar el goleador decisivo para un triunfo liguero. Por el momento lleva 21 goles logrados en trece partidos y está siendo un seguro para su equipo pese al bajón sufrido entre diciembre y principios de febrero, cuando pareció atascarse. Van Nistelrooy ha sido una sorpresa para muchos (desde luego, para mí), pues parecía física y moralmente tocado tras sus dos últimas temporadas en el Manchester. Además, la dependencia casi exclusiva del Madrid hacia sus remates (sin recambio en la plantilla tras la marcha de Ronaldo) suponían un riesgo desmesurado. Pero ha sucedido al revés. Ha disputado 42 partidos (33 de Liga) de momento, faltando sólo en uno de Liga, otro de Champions y dos de Copa.

Pero más allá de la trascendencia de su rol rematador y su eficacia (29 goles en las tres competiciones), hoy destacaría que ha logrado superar un récord personal que parecía increíble: nunca había marcado un gol desde fuera del área. Eso no había ocurrido en sus peripecias con el Den Bosch, el Heerenveen, PSV ni Manchester United, con quienes llevaba un total de 249 tantos. Siempre consiguió los goles desde el interior del área, donde es un verdadero artista. Esta temporada estuvo muy cerca de lograr romper esa circunstancia en el Reyno de Navarra, mediante un elegante zurdazo el día que batió a Ricardo en cuatro ocasiones. Pero la revisión del vídeo permitió observar que RVN estaba dentro del área cuando disparó.

La plusmarca llegó el 10 de marzo en el Camp Nou, con un derechazo desde el semicírculo externo del área. No es más que una anécdota y posiblemente alguien recordará si el delantero holandés ya había vivido algún precedente anterior, quizás con la selección orange (28 goles), con el ManU o en Holanda. En realidad, la anécdota sólo es una excusa para destacar que este delantero centro que parecía acabado está peleando seriamente por la Bota de Oro (le faltan cinco goles para desbancar a Alves) y es el arma más fiable del Madrid.

Fotos: Marca - EFE - Real Madrid.com - AP.

Un gran campeón y un perdedor inmenso



Final épica, apasionante, torturante. Muy justito físicamente, pero bien sujeto en todo momento por Poulsen, el Sevilla ha sacado billete para la historia del fútbol convirtiéndose en el primer campeón que repite título de Copa UEFA en dos décadas. Para el Espanyol, segunda decepción europea pero esta vez sin conservadurismo ni miedos, caído con la cabeza muy alta aunque otra vez en los penalties malditos. Final marcada por la expulsión de Moisés Hurtado a la hora de partido, por el arreón estéril del campeón, que pudo sentenciar muchas veces antes del agónico minuto 115 en que Jónatas se sacó un zapatazo salvavidas, pero sobre todo por las manos mágicas de Gorka y por el temple de Palop en los penaltis. Palop, el del cabezazo milagroso de Donetz. Palop de oro.

Hasta el adiós de Moisés, el Espanyol andaba un cuerpo por encima del Sevilla. En parte por la decisión táctica de Juande de darle toda la banda derecha a un Alves cercano al agotamiento. En parte porque Poulsen se ha visto obligado a multiplicarse como quinto defensa haciendo todas las coberturas habidas y por haber, pero abandonando su posición de mediocentro, donde Martí y Maresca paradójicamente no podían secar a Moisés, De la Peña y Rufete.

Durante una hora, y pese a adelantarse en el marcador con un contragolpe a lo Casillas (Palop atrapa un córner, largo con la mano a Adriano, cabalgada, regate a David García y gol), el campeón parecía haber encontrado la horma de su zapato. No sólo Riera ha empatado, tras hacer sufrir mucho a un Alves flojo en defensa, sino que el Espanyol ha podido apuntillar en un par de ocasiones (Riera al larguero tras una gran mano de Palop), bien estructurado atrás con dos centrales de oro (Jarque está inmenso) y excelentemente dirigido por De la Peña hasta que le abandonó el oxígeno.

Pero Moisés se fue y ahí se acabó el Espanyol. Jesús Navas y Alves han encontrado pasillo abierto por la derecha y el Sevilla ha interpretado su clásico pim pam pum, aunque sorprendentemente sin excesivo acierto en una de las peores noches de sus rematadores. Acierto justo para adelantarse en la prórroga, cuando ya Poulsen jugaba de central y los espanyolistas eran un frontón encomendado a las manos del gigante Gorka. En la agonía, Jónatas ha logrado el éxito de alcanzar los penalties, en pleno desmadre sevillista, bastante incomprensible, pero los lanzadores finos (De la Peña, Tamudo, Coro, el sacrificado) no podían disparar y Palop se ha comido a sus sustitutos.

Para el Sevilla queda la gloria del nuevo título, su segundo consecutivo en la competición, hecho histórico, su tercera corona europea en doce meses. Equipo grande, bien trabajado, con excelentes jugadores. Cuando no aparece uno, llega otro. Inmenso Poulsen, inteligente Kanouté, poderosos sus centrales, resistente Martí, con dos rostros Alves, siempre Palop. Equipo grande, aunque fundido, agotado psíquica y físicamente, pero conquistador de proezas ante las que hay que sacarse el sombrero.

Para el Espanyol, nueva amargura. Pierde la soñada Copa y también la soñada revancha sin perder ni un partido de los quince disputados, con el pichichi del torneo, dos centrales de lujo, un mediocentro excelente, el cerebro De la Peña, un Riera soberbio y el grandísimo Gorka. Pierde, pero deja una lección inmensa de coraje y valentía de la que merece salir ovacionado y que, en vez de traumatizarle, debe servirle para catapultarse hacia arriba.




Fotos: EFE - AP - AFP.

miércoles, mayo 16, 2007

Histórico, acabe como acabe


Para el Sevilla porque no ha habido campeón que repitiera título desde el Madrid hace veintiún años. Para el Espanyol porque la sombra negra de Leverkusen quedaría atrás. Acabe como acabe, noche histórica.

El Espanyol sale con su once habitual, el que no pudo alinear en Bremen. Moisés como mediocentro de posición y De la Peña con la brújula. Por delante, Rufete y Riera (frente a Alves) en bandas y Luis García en la media punta. Tamudo en solitario contra las torres sevillanas. Juande saca a su talismán Maresca, el fantasista que rompió la final del año pasado, que estará apoyado atrás por Martí y Poulsen y en la izquierda por Adriano, con la banda derecha para Alves.


Espanyol: Gorka - Zabaleta, Jarque, Torrejón, David García – Moisés, De la Peña - Rufete, Luis García, Riera - Tamudo


Sevilla: Palop - Alves, Javi Navarro, Dragutinovic, David – Poulsen, Martí, Maresca, Adriano - Luis Fabiano, Kanouté


Foto: Reuters.

Dos equipos que saben jugar finales

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El Espanyol de Valverde lleva tantas victorias en Liga (11) como en Copa UEFA, con la diferencia importante de que en la competición europea ha disputado catorce partidos y en la local, 34. Así que más que regularidad, el Espanyol presenta pegada y habilidad para sortear eliminatorias, invicto tras un largo recorrido en este torneo que concluye hoy en Glasgow. El Sevilla de Juande lleva quince semanas sin ganar un partido de Liga fuera de casa (28 de enero contra Levante), pero es el único conjunto europeo que aún aspira a tres títulos, lo que habla maravillas de su capacidad para enfrentar partidos sin retorno ni red. Estamos ante dos finalistas que han demostrado saber jugar finales: la UEFA y la Supercopa europea en el vigente campeón; las dos Copas del Rey en el aspirante.

Al Espanyol le encanta ir de tapado. Quizás es fruto de aquella final de hace dos décadas, cuando llegó a Leverkusen con un 3-0 en la mochila y regresó, sangrando, con la cabeza bajo el brazo. Desde entonces gusta del papel de outsider, de equipo pequeño que ha llegado al último episodio casi por casualidad, momento en el que se crece y sorprende. Ejemplo evidente el de la temporada pasada: alcanzó la final de Copa con el miedo en el cuerpo por su dramática situación liguera y arrasó a un Zaragoza que poseía varios cuerpos de ventaja. Es como si De la Peña y Tamudo, eje fundamental perico, reservaran sus mejores ideas para las noches grandes.

Al Sevilla no le disgusta aparecer como favorito. Parecía difícil, pero el equipo de Juande crece y crece y sigue creciendo. Ya no es sólo una roca, como con Caparrós, sino un colectivo versátil, que igual abre a las bandas para que entren sus puñales (Alves, Navas, Puerta) que triangula por el centro cuando Kanouté se viste de pívot. De una forma o de otra, el Sevilla ya es un rodillo. Dotado de una condición física prodigiosa, de una excelente técnica individual y de un muy buen trabajo táctico general, el equipo posee además una fortaleza psíquica notable, con lo que frenarle en una final no es tarea para gente blanda.

Fotos: AFP - EFE.

martes, mayo 15, 2007

Mi plan


Primero, definir qué quiero ser, a qué quiero jugar. Segundo, elegir a las personas con las que intentaré lograr mis objetivos.

¿Cuál es mi estilo de juego? El fútbol ofensivo, pero con equilibrio defensivo. El de la Liga de los cruzados. El del doblete de la pasada temporada. Pero el de verdad, no el del márketing. El estilo que dio la Champions no fue el ‘jogo bonito’, sino el ‘Barça de los dos trajes’ (definición de Xisco y Javier Polo). El Barça del equilibrio. En realidad, un Barça ad hoc según los partidos y los rivales. Si no es lo mismo un colista temeroso en el Camp Nou que el Chelsea en Stamford, tampoco el Barça que les enfrenta puede ser el mismo. En los momentos cómodos de partidos resueltos puede vestirse de toque y fantasía, reunir a los peloteros y rizar el rizo. Es el Barça de la elaboración y el espectáculo. Pero en los partidos importantes, la rotundidad del centro del campo debe ser de obligado cumplimiento. Es el Barça italiano. El que ganó la Champions.

Joan Golobart lo expresó mucho mejor: “En Barcelona hay un pensamiento único con respecto al fútbol del Barça que pretende que su juego se distingue por tocar mucho el balón. Y no es cierto. El auténtico Barça de Rijkaard se distinguía por robar en campo contrario, cuatro pases rápidos, una virguería y gol”. El Barça que ganó la Champions eran dos equipos en uno: “Con cinco o seis hombres siempre en defensa, sin moverse de su zona, y atacando con cuatro, a veces con cinco. Eran dos equipos. Uno defendía y el otro atacaba”.

¿Qué personas son las adecuadas para recrear este estilo? Aquellas que se muestren absolutamente comprometidas con la planificación de la nueva temporada. ¿Cuál es el plan? La fiesta ha terminado, empieza el trabajo. Sólo interesa quien prioriza el equipo sobre cualquier asunto personal. La exigencia será máxima desde el primer minuto del primer entrenamiento hasta el último suspiro de la temporada. Las jornadas laborales empezarán a las ocho y media de la mañana con el desayuno obligatorio en el vestuario y concluirán a las cinco de la tarde, tras entrenamiento físico, comida conjunta, fisioterapia y recuperación. No hay que ser amigos, pero se trabaja en equipo.

Dos veces por semana habrá sesión doble, con entrenamiento táctico. Dos veces al año se incluirán dos ciclos de fuerte carga física: veinte días de doble sesión antes de empezar la Liga; diez días en el parón navideño. Los entrenamientos serán a puerta cerrada, salvo un día a la semana. La dirección de comunicación del club tendrá que habilitar las correspondientes políticas para que el probable enfado de la prensa sea compensado con otras medidas, como el acceso fácil y fluido a jugadores y entrenador.

¿Puede Rijkaard dirigir este proceso? Su lamentable temporada plantea dudas, pero sigo creyéndole capaz de reconstruir el espíritu necesario. Por descontado, en primer lugar ha de querer hacerlo. Y ha de quererlo con todas sus energías físicas y mentales. Si él no está convencido, si continúa sin fuerzas para tomar decisiones importantes, más le vale hacerse a un lado. Hoy quizás aún está derrumbado, pero en pocos días debe plantear la respuesta final. Contra los muchos errores que ha cometido este año (tácticos y de condescencia) se alza el gran crédito acumulado en los tres ejercicios anteriores. Fue un gran gestor del vestuario hasta que el vestuario le engulló. El presidente y el propio Rijkaard deben evaluar, mirándose a los ojos, si está en condiciones de seguir.

Si decide continuar, pierda o gane la Liga, ha de presentar una planificación de máximos. Rigurosa, rotunda y sin vuelta atrás. Eso significa acabar con la actual correlación de fuerzas dentro del vestuario. El ecosistema establecido, según el cual un grupo de jugadores de grandísima calidad tomaron el mando y dictaron, hace dieciocho meses, el reducido nivel de trabajo colectivo que hemos visto debe ser la primera víctima del entrenador. En el vestuario manda el entrenador, la planificación del año es sagrada y los capitanes dejan de ser floreros. Por cierto, hace falta un segundo entrenador de entidad.

¿Qué jugadores siguen? Valdés, Zambrotta, Puyol, Xavi, Iniesta, Messi y Eto’o. También, por supuesto, Ronaldinho y Márquez, pero previa aceptación solemne del compromiso de cumplir la planificación establecida. ¿Deco? Fantástico jugador, fundamental en los éxitos, pero también fundamental en la caída libre del equipo. ¿Aceptará la nueva planificación y su nuevo rol dentro del vestuario? Tengo esa duda. En la clase media siguen Jorquera, Gio, Thuram, Gudjohnsen (como centrocampista, aunque me temo que volverá a Inglaterra) y probablemente también sigan Oleguer y Belletti. Quince o dieciséis jugadores, a quienes deberán unirse otros seis o siete para completar los 22, cifra idónea según Rijkaard. Las bajas previsibles serán las de Saviola (libre), Ezquerro, Motta, Edmilson, Giuly, Sylvinho y Maxi, lo que lleva a una cifra probable de cinco-seis fichajes, fuertes, serios y trascendentales como fueron Deco o Márquez en su momento,fichajes que por ahora aún pertenecen al ámbito del fútbol-ficción.

Última cuestión: ¿se puede hacer una tortilla sin romper el huevo? ¿se puede recomponer un jarrón chino hecho añicos? ¿se puede cambiar una inercia colectiva, la molicie instalada, sin cortar alguna cabeza significativa? Porque no se trata de hacer una gran hoguera y quemarlo todo, ni inundar de sangre el vestuario, sino de bajar de la nube y volver al trabajo. La clave es saber si resulta posible cambiar radicalmente esa inercia sin desprenderse de una vaca sagrada.


Fotos: EFE - AFP - FC Barcelona.com.

domingo, mayo 13, 2007

Hasta aquí hemos llegado


Ves a Eusebio dándole consejos al oído a Rijkaard y te echas a temblar. Pero eso sólo es un pequeño símbolo. El Barça ha equivocado la temporada, de principio a final. Quien no se renueva durante el triunfo está condenado a la decadencia. Y quien se duerme en los laureles despierta chamuscado. Repetir ahora las causas de la debacle barcelonista me parecería reiterativo, pues he dedicado una gran cantidad de espacio a anotarlas desde el 18 de mayo del pasado año. La mayoría de las causas se resumen en el dejarse ir cuando estás en la gloria. Y como ocurre siempre, el resultado ha sorprendido al interesado, que ahora se mira boquiabierto el ombligo sin acertar a comprender lo ocurrido.

Amigo Barça, lo ocurrido viene de lejos, de muy lejos, de cuando atronaban las fanfarrias y los héroes se mecían bajo los pétalos elogiosos. Ya no importa precisar el diagnóstico un milímetro más o menos. Lo que importa ahora mismo es saber quién se ha ganado el derecho a continuar.


Foto: Reuters.

sábado, mayo 12, 2007

Brillante lección de competitividad


Vuela el Madrid. Año y medio después se ha vestido los galones de líder y lo ha hecho con todo merecimiento: una derrota en los últimos trece partidos. Cualquier cosa menos casualidad. Y se ha vestido de gala precisamente en una noche épica (4-3) en la que le ha tocado remontar lo impensable: tres goles de Pandiani, hat trick estéril, recital del contragolpe espanyolista. A partir de una excelente condición física y cuatro ideas futbolísticas muy claras, el Madrid ha exprimido lo mejor de sí mismo en una lección brillante de competitividad, lección de actitud, ansias de triunfo, autoconfianza, ambición y espíritu de solidaridad colectiva. El homenaje de Van Nistelrooy a Higuaín sosteniendo en el aire su camiseta tras el cuarto gol certifica que Capello tenía razón: el Madrid ha dejado de ser un coro de solistas y vuelve a ser un equipo.

Equipo con defectos, como todos, capaz de armarse defensivamente con mucha seriedad y ser demolido en dos contragolpes de libro en los cuales su lateral zurdo andaba desaparecido y sus centrales cubrieron sin acierto. Durante un largo rato, el Espanyol de los suplentes (magnífico el chaval Ángel, otra futura perla) ha sido la horma del zapato de Capello: ha plantado el autobús y roto al contraataque. Guti (siempre mejor de revulsivo que de titular) que pierde un balón donde no se debe, Jónatas a Rufete, autopista por banda derecha, centro a Pandiani, gol. Por duplicado.

Ni con esas se ha dejado ir el Madrid, con RVN sumando goles, pero el tercer tanto perico parecía ya demasiada carga para un equipo que había desperdiciado las anteriores doce ocasiones de colocarse como líder esta temporada. Pero del vestuario ha salido un conjunto con ganas de ser campeón. Ambicioso, directo, competitivo, el Madrid del espíritu ganador. Con los mismos defectos habituales, pero yendo a por el partido: 24 remates, trece ocasiones de gol, equipo desbocado, expuesto a que el Espanyol le volviera a machacar, Casillas providencial ante Luis García. Madrid encabritado, monumento de coraje remontando una, dos, tres veces hasta lograr un triunfo agónico que no sabemos si valdrá la Liga, pero que evita despedirse de ella antes de hora. Por si acaso, mientras escribo suenan ya los claxones de quienes cruzan la Cibeles.

Fotos: EFE - AP.

viernes, mayo 11, 2007

Extirpen el cáncer


El enfermo no está enfermo desde anoche. El enfermo está enfermo desde hace mucho tiempo, lo que ocurre es que médicos, amigos y familiares se negaron a aceptarlo. Tienen mucha razón todos aquellos que hoy, embargados por la ira de una humillación colosal, rabiosos por la actitud meliflua, perezosa y soberbia del Barça, diagnostican que hay que extirpar el cáncer. Por descontado, hay que extirparlo pues bastante daño ha causado ya desde que se instaló en el vestuario. Pero no nos confundamos de enfermedad: el cáncer del Barça se llama complacencia.

Está ahí, según mis cálculos, desde hace año y medio largo, desde aquellas victorias irrefutables en el Bernabéu y contra el Werder Bremen en noviembre de 2005, cuando el pulso entre la cultura del esfuerzo y la cultura de la molicie se decantó definitivamente a favor de la segunda. Antes de eso, el caldo de cultivo para que creciera el virus ya existía porque así son el ser humano y sus sociedades. Lo ocurrido no es patrimonio del Barça. Antes le sucedió a otros clubes y en el futuro les ocurrirá a otros distintos. Ni es exclusiva del fútbol o del deporte. Ya sabéis que a los generales laureados que entraban en la Roma imperial les acompañaba un plebeyo que no cesaba de repetir: “Eres mortal, eres mortal”, admonición que pretendía rebajarle los humos divinos al augusto prócer.


Pero nadie auténticamente importante le ha recordado al Barça estos meses que era mortal, con lo que en las paredes de ese vestuario se extendió la impresión de inmortalidad que conduce inevitablemente a la colisión. Y quienes lo dijeron apenas son algunos pequeños blogs de escasa repercusión. Lo dijeron, pero sus palabras jamás llegaron a oídos de los laureados y ahora ya se ha hecho de noche. Ya es tarde para parches y remiendos. Nadie quiso decirle al enfermo que estaba enfermo. Que debía tomarse en serio los síntomas que aparecían, los sarpullidos que brotaban. Y ahora hay que extirpar.


Cada cual pondrá nombres y apellidos al cáncer, pero me atrevo a sugerir que no es problema de tal o cual jugador, técnico o directivo. La enfermedad no es un jugador ni un técnico, sino la complacencia, el dormirse en los laureles, creer que desde las nubes se toca el cielo con facilidad, pensar que los héroes son dioses y que los dioses no necesitan sudar. La complacencia ha sido general y colectiva. Del primero al último, con matices pues hay que reconocer que algunos han sido excelentes profesionales, pero del último al primero en ese vestuario. Del que miró hacia otro lado al que no se entrenó, pasando por el que esperó que moviera pieza su compañero, el que aconsejó mal, el que puso su ego por encima de todo o el que todo lo permitió.


¿Tiene solución? Por supuesto. Pero hay que extirpar la complacencia. Y no dentro de cuatro meses, sino hoy mismo. De urgencia. En primer lugar, por la Liga, donde ha sido líder 25 jornadas y en la que está en juego su capacidad competitiva, pues continúa teniendo todo a su favor. En segundo, porque la próxima temporada ya debería estar planificada y casi cerrada. Y en tercero, por simple vergüenza profesional: en este Barça prácticamente nadie ha estado en su sitio desde hace año y medio. Llegaron grandes éxitos y la desubicación general y la falta de profesionalidad se agravaron. Por mi parte, bloguero amateur que se lo mira desde 600 kilómetros de distancia, después de muchos avisos y admoniciones, alarmas y hasta radiografías, humildemente no les concedo (desde el presidente al último jugador) más de diez minutos de este sábado para extirpar el cáncer de la pereza infinita.

Foto: EFE.

Petardazo descomunal



En el fútbol moderno no se gana sin bajar del autobús y este Barça de Rijkaard lleva meses sin apearse de él, por lo que no puede sorprender que el Getafe le haya corrido a gorrazos con una facilidad pasmosa. De hecho, como han conseguido esta temporada prácticamente todos los rivales grandes e incluso algunos de los medianos. Dijo Txiki Begiristain en el mes de octubre, creo que tras el milagroso empate en Bremen, que sus jugadores aún estaban pensando en la Champions conquistada en París, y algo parecido se ha podido decir durante todo el año. Este Barça vive de los recuerdos, desde el entrenador hasta el último de los jugadores, creyendo que con el trabajo de temporadas anteriores le alcanzaría para seguir paseándose. Pero a base de mirarse en el espejo ha dejado escapar ya la retahíla de títulos a los que aspiraba. Y la sangría aún no ha terminado.

Al Getafe le ha bastado con tener fe e ir a por el partido. El Barça ha salido con armas de equipo pequeño, amarradito muy atrás, regalando el balón, la esencia de su juego. Traicionando su estilo, caricatura de sí mismo, a los treinta segundos ya le ha abierto la puerta a Güiza y desde ahí hasta el 4-0 ha sido un baño getafense, equipo lleno de energía y coraje, espléndidamente armado por Schuster, diez ocasiones claras de gol. Del Barça sólo puede destacarse la buena labor de Jorquera, lo que es todo un símbolo pues el equipo azulón debió acabar el partido con una mayor goleada ante el que todavía presume de ser campeón de Europa y va camino de quedarse en nada.

Histórico triunfo del equipo del sur de Madrid, a un pequeño paso de la gloria copera y también de Europa (Copa UEFA). Triunfo de la ambición (ya demostrada cuando remontó dos goles en el Camp Nou) y la seriedad de este conjunto y de su buen entrenador, capaz de combinar la fuerza y la voluntad, el buen juego y la velocidad. Noche grande en Getafe, que viajará hasta Madrid para su primera gran final. Con todo honor y gloria.

Fotos: AP - EFE - AFP.

miércoles, mayo 09, 2007

La Roma vapulea al Inter en la Coppa


Las copas tienen estas cosas. Con excelente visión, Notas de Fútbol decía que esta temporada las copas eran cosa de los grandes: Chelsea o ManU en Inglaterra; Sevilla (2-0 cómodo al Depor) o Barça (pendiente) en España; Roma o Inter en Italia. La Roma se ha quitado una espina profunda y le ha endosado un doloroso 6-2 al campeón italiano en la final de ida de la Coppa. La goleada ha recordado la del Manchester a la propia Roma en aquel clamoroso cuarto de final en Old Trafford, pero con el protagonista cambiado. Quien fue víctima en aquella ocasión ha resultado verdugo ahora.

Salida en tromba romanista, con tres goles en un cuarto de hora. A los 54 segundos, Totti le ha marcado el primer gol al Inter en toda la competición, pues no encajaba ninguno desde la final copera de la pasada temporada frente al mismo rival. Cinco minutos más y De Rossi; diez más y gol de Perrotta. Al cuarto de hora, el Inter está KO. Un Inter que no perdía un partido de Coppa Italia desde el 19 de diciembre de 2002, veintiocho partidos seguidos sin caer.

A partir de ahí, intercambio de golpes: Crespo reduce distancias y Mancini y Panucci las amplían. Crespo acorta de nuevo y Panucci sentencia con un resultado digno del torneo tenístico que se disputaba, a la misma hora, apenas a cien metros del Estadio Olímpico romano. La vuelta, en una semana en San Siro, donde si no hay un milagro la Roma alzará una copa que supone su primer título en seis años (Supercoppa 2001) y el Inter cerrará una temporada triunfal que Valencia, Milan y Roma se han empeñado en amargarle.

Pasillo a los suplentes del ManU


Ferguson
ha visitado Stamford Bridge con los suplentes en un partido que de trascendental se rebajó a amistoso (0-0). El Chelsea ha recibido al campeón inglés con el anunciado pasillo de honor y bastantes aplausos del público. Ocho cambios en el ManU, con Heinze, O’Shea y Fletcher como únicos titulares habituales. Rooney, Ferdinand, Scholes y Carrick en el banquillo y CR y Giggs, ni siquiera convocados. Ferguson reserva a sus cracks para la final de la Cup, que en diez días le enfrentará de nuevo con Mourinho.


Fotos: AP - Ansa - Getty.

Expectativas y resultados


A grandes expectativas, grandes batacazos. Ley del deporte. Cuando las expectativas son moderadas y sólo crecen a medida que los resultados acompañan progresivamente, el éxito se saborea mucho más. Por esa razón la mayoría de deportistas huyen como de la peste del papel de favoritos. Hay excepciones, por descontado, gente bravucona, pero casi todos los futbolistas saben que las expectativas moderadas son la semilla de los resultados excelentes.

Alrededor del Barça se crearon expectativas elefantiásicas esta temporada. Su presidente habló de siete títulos y encendió una mecha peligrosa. Ni toda la frialdad de Rijkaard pudo apagar ese incendio incoherente con la habitual moderación del actual vestuario azulgrana. Luego ya sabemos lo que ha ido ocurriendo: de decepción en decepción hasta llegar al absurdo de que se creara una corriente de opinión que incluso despreció, no hace mucho, el valor de pelear por Liga y Copa, olvidando que la decepción auténtica no es la de los resultados, sino la de las formas de buscarlo. Los errores, la complacencia, el dormirse en los laureles sí son decepcionantes. Ganar o perder nunca puede serlo. Cuestión distinta es si esta plantilla ha estado a la altura de su calidad.

Las expectativas que construyó el Madrid se basaron en la resaca electoral. También su presidente encendió la mecha de las visitas por triplicado a la Cibeles, mecha que la afición acogió con escepticismo y el vestuario con sorna. Capello no defraudó las expectativas: nunca dijo que el Madrid jugaría de fábula, sino que pelearía por un título. Y ha ido cumpliendo ambas premisas. Con gran parte de la prensa en el cogote dándole collejas sin parar, Capello se enredó en algunos asuntos (Ronaldo, Beckham, los fichajes de enero), posiblemente porque el club le hizo enredarse, y hasta se nombró sucesor público (Schuster), pero el entrenador italiano ha seguido a lo suyo, generando un estilo de juego acorde con las previsiones y obteniendo mejores resultados de los esperados (récord de victorias a domicilio).

Las expectativas desmesuradas son siempre fuente de tensiones y frustración. Resulta más fructífero partir desde la modestia y el esfuerzo, con unas expectativas prudentes y razonables, pero no dimitir nunca de la lucha. Me parece ejemplar en este sentido la postura de Eto’o dando por bienvenida la pelea estrecha por el título. "Cuanto más difícil se ponga el título más lo disfrutas si al final lo ganas", ha dicho y en esa frase coincidirán barcelonistas y madridistas. Supongo.

Fotos: AFP - EFE

martes, mayo 08, 2007

Mourinho cuelga en el vestuario su plan para la próxima temporada


Lucía fuerte el sol sobre Londres el viernes por la mañana cuando José Mourinho reunió a toda su plantilla en los campos de entrenamiento del Chelsea. Habían transcurrido 48 horas desde la eliminación de Champions en Anfield y los jugadores habían disfrutado de dos días completos de recuperación. Los dos capitanes, John Terry y Frank Lampard, ambos en negociaciones con el club para renovar sus contratos, se reunieron un buen rato a solas con Mourinho antes de reencontrarse con sus compañeros.

El técnico portugués fue claro: los planes para la próxima temporada, les dijo, están colgados en el tablón de anuncios del vestuario. Hora y media más tarde lo explicó a Chelsea TV: “He intentado expresarles mi visión del futuro y la visión de la próxima temporada”. Después, un equipo disminuido por las lesiones perdió la liga en campo del Arsenal, Mourinho se abrazó con los capitanes, enardeció a sus aficionados y proclamó: “El miércoles le haremos el pasillo de honor al Manchester. (Pero) la próxima temporada estaremos preparados (...) el 9 de Julio empezaremos de nuevo”.

Podemos creer que sólo se trata de un pulso de Mourinho a Abramovich para forzar un despido millonario. Pero también podemos creerle cuando asegura que será él quien dirija al Chelsea la próxima temporada: “Los planes de la pretemporada están colgados en el vestuario para que los jugadores vayan estudiándolos”. A diez días de jugarse la Cup frente al ManU, toca dar mensajes de estabilidad por razones obvias, máxime teniendo en cuenta las definitivas bajas de Ballack y Shevchenko (que será operado finalmente el jueves) y la probable de Carvalho.

¿Y si todos los grandes entrenadores siguieran la próxima temporada en los mismos banquillos? No parece haber dudas con Benitez (cada día con más poder, nuevo jefe de The Academy, la cantera red), Ferguson (que anunció ayer tres inminentes fichajes y también que no piensa cumplir los 70 en el banquillo), Ancelotti (con renovación lista para la firma), Mancini, Spalletti, Juande, Houllier, Ten Cate (campeón de la Copa holandesa) ni Van Gaal. En el Arsenal, Wenger ha filtrado que realiza personalmente el casting para encontrar al sustituto del dimitido David Dein, hombre fuerte del club, porque quiere seguir en el Arsenal. En el Barça, Rijkaard también anunció su continuidad. Mourinho ha hecho lo mismo. En los tres casos se puede creer, pero también es lícito dudar.

¿Y Capello, Quique y Koeman? Entrenadores que por una razón u otra han acumulado agravios (o los han estimulado en sus directivos) y que podrían abandonar el Madrid, Valencia y PSV, pero también continuar. ¿Y si todo siguiera igual el próximo curso? Parece improbable, pero no es imposible.

Fotos: Empics - AFP - Liverpool FC.com - AP.

lunes, mayo 07, 2007

Pedazo de Guti


Desmontó al Barça en el Camp Nou y rompió anoche al Sevilla en el Bernabéu. Guti, media hora sobre el césped, dos asistencias geniales, un cambio de juego decisivo, presencia rotunda, trascendental. Su equipo jugaba a oscuras, pero llegó él y encendió la luz. Qué digo la luz: los focos. Alves y Kanouté, Maresca y Poulsen, Kerzakhov y Puerta, el Sevilla le había hecho un traje al Madrid. Madrid clásico de Capello: Madrid de hierro y pegada. Diarra y Emerson cada día un poco mejor, pero todavía lejos de su mejor nivel. Cannavaro y Ramos sufriendo, Cicinho y Beckham recuperando viejos y buenos relevos. Madrid al que se le escapan las esperanzas, con la soga de Alves al cuello, pólvora húmeda.

Y Capello acierta con los cambios. No sólo acierta. Acierta mucho. Muchísimo. Mete a Cicinho en banda izquierda para frenar a Alves, lo que a primera vista suena más que raro, y a Guti por Raúl, lo que parece positivo para su equipo. Pero no es positivo: es crucial. Gutiérrez se ubica entre las espaldas de Poulsen y Renato y le quiebra el espinazo al Sevilla. Entre líneas. Dibuja pases milagrosos y los de delante aprietan el gatillo. Van Nistelrooy, Robinho, otra vez RVN (pichichi ya). En todas partes Guti, de frente o de tacón, rompiendo el partido y las ilusiones del triplete sevillano (aunque aún queda bastante tela que cortar). Ni Poulsen, ni Alves, ni Maresca encuentran a Guti, que revolotea como una mariposa para que sus delanteros golpeen como elefantes.

Guti
, eterna promesa, capaz de esta hazaña y a la siguiente de perpetrar una melonada de partido como titular, inconstante y voluble, interruptor de la luz en el Bernabéu. Guti, que transforma un sprint a tres en un mano a mano hermoso, duro, serio y enconado.

Otro que vuelve


Maxi Rodriguez, siete meses fuera, otro de la epidemia de cruzados que regresa antes de acabar la temporada. Cayeron como moscas, pero afortunadamente todos vuelven.

Fotos: AP - EFE.