Dos guantazos y a otra cosa. Alemania ha regresado al ‘fútbol bofetada’. Miroslav Klose ha dado una exhibición de movilidad, desmarque, inteligencia futbolística y solidaridad. Lukas Podolski, una lección de pegada. Los dos ‘polacos’ forman una pareja de cuidado que eleva a los anfitriones al pedestal de los grandes favoritos, como se presumía ya antes de empezar. El fútbol de Alemania crece en cada partido y Klose se agiganta: ya no sólo se alaba su remate, sino también su juego e incluso su valor como líder, que corre parejo al de Ballack.
Los equipos son momentos y esos momentos deben aprovecharse. Agarrarlos con las dos manos y no soltarlos. En eso está Alemania, en otro momento dulce de su historia.
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