El oficio ha metido a una Argentina menor en la final anticipada. Se ha salvado gracias a su espléndido sistema defensivo y a ese oficio grabado a fuego en el ADN del futbolista argentino. Una victoria sin fútbol, pero con el golazo mágico de Maxi Rodríguez a los cien minutos de partido. Riquelme desconectado, Argentina gripada. Todos los peldaños que ha descendido Argentina los ha ascendido México, pequeño y gris en la calificación, espléndido anoche gracias a esos defensas prodigiosos que driblan, tocan, atacan y golean como los mejores delanteros. México se va, pero deja una propuesta interesante y unos nombres (Osorio, Márquez, Salcido, Guardado) fantásticos.
Alemania-Argentina. Digamos rápidamente que atribuir etiquetas a ese partido que olerá a final es descabellado. Alemania llega agigantada y Argentina, de forma agónica. Dos equipos con oficio y madurez que disputarán unos cuartos demoledores. Dice Luis Aragonés con absoluto acierto que hay que aprender a competir. Que sólo sobreviven quienes saben competir. Por eso Argentina está en cuartos y México, de vuelta a casa. Esto es el Mundial: creer ciegamente en uno mismo. Sobrevivir.
Fotos: AP.
