jueves, junio 29, 2006

Un viaje alucinante


Poca ilusión. Eso concluyo después del viaje a la entrañas del proceso electoral del Madrid, de la mano de Jordi Basté. Poca ilusión, bastante desconcierto, notable desinterés. Da la sensación que la próxima no será una presidencia con personalidad propia, sino apenas otra transición dentro del ‘florentinismo’, que todavía lo abarca todo, mueve los hilos, maneja voluntades, decide debates reducidos. Florentino embarcó al Madrid en un viaje alucinante que acabó en pesadilla mareante y como remate dejó este calendario de la aberración: dimisión en febrero, presidente de paja al que hay que defenestrar en abril, elecciones en pleno Mundial. Pocas veces un madridista le ha hecho tanto daño al Madrid.

Si la selección no hubiese caído y tuviese que jugar el sábado contra Brasil, este proceso electoral estaría congelado. Sólo la eliminación de España ha sacado de la UVI a los candidatos madridistas, que ahora se afanan en lanzarse nombres como quien colecciona cromos, apenas avalados por compromisos entre intermediarios en los que se intercambia un dinerillo por tres días sin negar el fichaje prometido. Poca seriedad. Aquí no hay un Florentino que tenga cerrado a su Figo y lo garantice con su compromiso económico. Hay mucho afán por salir en los medios, por hacerse un nombre dentro de la grisura, ahora que ha quedado evidenciado que todo lo que dijimos era cierto: que las giras asiáticas obedecían a intereses de ACS; que el Madrid se había convertido en un tráfico de influencias en el que el fútbol apenas era un pretexto; que el voto por correo era una grandiosa mentira en la que participaban hasta los muertos.

No hay ninguna candidatura que encarne el cambio al que se apuntaría el socio. El Madrid ha tenido su Gaspart, su Reyna y hasta su Trayté; tiene a su Bassat y hasta su Minguella (reencarnado en el engominado Mijatovic), pero no tiene a su Laporta. Releo los nombres: Villar Mir, Ramón Calderón, Lorenzo Sanz, Del Bosque, Camacho, Pirri, Florentino Pérez. Todos ellos protagonistas de las elecciones... de 1995. Has transcurrido once años y nada parece haber cambiado: los mismos siguen ahí, peleando por el mismo pastel.

¿Dónde están los madridistas jóvenes aunque sobradamente preparados? Escondidos tras la desilusión. Ya no hay ni favoritos en este concurso de decepción social. Puede ganar Villar Mir, el hombre de Florentino; pero también Palacios, el de la vieja guardia pretoriana; o incluso Calderón, aupado tras la decisión judicial de frenar la chapuza por correo y abanderado del fichaje de Cesc.

Última reflexión por ahora: pese a todo, el Madrid puede resucitar. Bastarían algunos toques sensatos. Contratar a su Rijkaard, fichar a su Ronaldinho, encontrar a su Deco, buscar a su Etoo. Y, por supuesto, limpiar los establos.

Fotos: EFE.