Música | Real Bad News
# Aimée Mann
Como siempre, miel en los labios y adiós amargo. La que sigue es una relación (no exhaustiva) de posibles causas. Pero, sobre todo, un apunte: Luis Aragonés hizo una propuesta atrevida, hermosa y gratificante, pero está por ver si fue flor de un día o tendrá continuidad. Se ha escrito hasta la extenuación que por primera vez España sabía ya a lo que jugaba. Que tenía una idea y una propuesta de juego. Pronto confirmaremos si la idea y la propuesta son firmes y duraderas a pesar de la caída. O si se da un nuevo volantazo para partir otra vez de cero. En cualquier caso, sobre el largo adiós español al fútbol mundialista (adiós que ya dura más de cincuenta años), apunto algunas causas, tanto coyunturales como estructurales.
CAUSAS COYUNTURALES
1.- Detalles erróneos
No sólo el detalle del gol de Vieira. Esa concatenación de errores provocó la eliminación. Pero antes hubo graves problemas tácticos: el pésimo marcaje de Pernía a Ribéry, sin ninguna ayuda desde el centro del campo; el excesivo riesgo defensivo, sólo pendiente de Henry, que jugó al engaño; la libertad con que se movieron Makelele y Vieira; la ausencia de verticalidad... Y, por encima de todos, la falta de oficio. A España se le puso el partido como quería: 1-0 a favor y control del balón. Italianos o argentinos habrían congelado el tiempo. España siguió frenética como si nada. Y no sólo le empataron, sino que rompieron su confianza.
2.- Alineación equivocada y cambios inoportunos
Quise interpretar la entrada de Cesc y Raúl como pinceladas de mejora, pero no lo fueron. Raúl ni jugó dentro del área esperando el rebote (su hábitat natural), ni lo hizo a la espalda de Makelele como enganche con los delanteros. Cesc aportó toque, pero poco más. Con la titularidad de ambos se eliminó su demostrada capacidad como revulsivo en el tramo final y no se ganó nada de entrada. Luis hizo una lectura del partido que resultó equivocada. Lo planteó justo al revés que el de Ucrania y sus cambios fueron, cuando menos, chocantes.
3.- Sin presión arriba
En un 4-3-3 (aunque sea teórico como el del inicio), o los delanteros presionan muy arriba a la defensa rival o los centrocampistas perecen arrasados. Por momentos, el España-Francia tuvo similitudes con el Barça-Arsenal: un 4-3-3 contra un 4-5-1 y Henry de llanero solitario. Pero al margen de la distinta calidad de los jugadores, la diferencia radicó en que los delanteros del Barça presionan sin parar a los defensas para impedir que la superioridad rival en el centro del campo sea decisiva. En la selección no ocurrió así.
CAUSAS ESTRUCTURALES
1.- No hay cracks españoles
Las grandes selecciones tienen su crack decisivo. Algunas, incluso dos o tres. España no. No lo ha tenido prácticamente nunca. Un jugador que se eche el equipo a la espalda, que lidere, resuelva y concrete. España ha tenido siempre grandes porteros, buenos defensas y excelentes centrocampistas, pero ningún crack. Y no se vislumbra. Los grandes clubes españoles ya tienen el suyo y todos son extranjeros.
2.- No hay goleadores españoles
No hay cracks españoles, pero tampoco goleadores. Si Italia tiene déficit de gol y cuenta con Luca Toni, Inzaghi, Iaquinta y Gilardino, ¿qué decir de España? Villa y sólo Villa, el único goleador auténtico, pero todavía por curtir y pulir. Torres es un excelente delantero, pero no un goleador. Y tampoco se advierte mejoría en el horizonte, en especial mientras los clubes sigan en manos de los intermediarios que sólo buscan rellenarlos con extranjeros ‘de garrafón’ para hincharse a millones.
3.- Hay pocos ‘emigrantes’
Cesc, Reyes, Xabi Alonso, Reina... ya son varios los buenos futbolistas que juegan en el extranjero, donde adquieren una visión distinta del fútbol. Se curten, ganan experiencia y capacidad competitiva más allá de las fronteras. Pero aún son pocos. Sólo los italianos se quedan en casa, pero el resto sale, viaje y aprende.
4.- No hay tradición victoriosa
La selección aún no sabe competir. La única tradición que conoce es la de la derrota. Pero ese signo se ha cambiado en muchos otros deportes y no sólo individuales. Hace falta paciencia, una buena generación de deportistas, exigencia máxima y un plan. Con el 'gen competitivo' se nace, pero sobre todo se hace. Se consigue entrenando más horas, trabajando duro, cuidándose más, compitiendo al máximo nivel siempre, rechazando el descarado lameteo del entorno medático, peleando por ser campeón. En los demás deportes se ha aprendido a competir y a ganar y no existe razón alguna para que los futbolistas no hagan lo mismo. Aunque el proceso sea lento.
Como he dicho, la anterior no pretende ser una relación exhaustiva de causas, sino apenas un leve apunte de algunas de ellas. Espero que en los comentarios se abra el debate sobre otras muchas razones.
Fotos: EFE - AFP - AP - Reuters.