Música | Scissors and Glue
# Havalina Blu
Por fin hay alguna sorpresa en un Mundial que parecía asfaltado de normalidad. Ghana y Estados Unidos se han subido a lomos de checos e italianos y han roto la normalidad reinante, en un par de gestos que son de agradecer aunque aún está por ver que vayan a significar la eliminación de los dos conjuntos europeos. Y para hoy se espera la llegada de Corea, Australia y Japón, por si están dispuestos a amargarles el día a Croacia, Brasil y Francia y le meten al torneo un revolcón de padre y muy señor mío.
Aprovecharé la ruptura de la normalidad para hablar de algo distinto que vengo observando en los últimos años de forma creciente. Es algo obvio y evidente, pero pocas veces analizado en la prensa. Se trata de que en el fútbol actual ya hay dos partidos dentro del mismo partido. Ya no son noventa minutos con sus peripecias y alternativas, sus variaciones tácticas y sus cambios, sino que ahora hay dos encuentros dentro de un encuentro: el partido de la primera hora y el de la última media hora. Se establece un planteamiento táctico inicial, con unos objetivos concretos, habitualmente desgastar determinadas piezas rivales y agotar el físico de algunos jugadores, machacando con un sistema de juego concreto. Alcanzados estos objetivos (y siempre que el resultado no sea muy rotundo y obligue a un plan B), se pasa al segundo partido, el de la última media hora (o 20 minutos finales). Saltan al campo jugadores de refresco especializados en labores concretas. Van a por los rivales desgastados y trazan jugadas estudiadas para dar el golpe final y cerrar el encuentro.
Alguien dirá que eso ha sucedido siempre. En efecto. Pero nunca como en los últimos meses se ha producido como fruto de una planificación previa. Ni en tantas ocasiones como en la actualidad. Ahora no sucede por casualidad o recurso agónico, sino como parte de un plan meditado y concreto. Pondré un ejemplo: el Barça 2004-2005 propone repetidamente un concurso de sprints en la banda derecha entre Giuly y el lateral izquierdo rival. Una hora más tarde, agotado el lateral, aparece sistemáticamente Iniesta para romper el juego por esa banda. Otro ejemplo: en el Liverpool, Harry Kewell madura al rival y a la hora de partido entra Luis García para apuntillar. En el Arsenal es Van Persie quien toma el relevo de Reyes. Insisto: siempre ha sido así, pero antes sucedía casi por azar, improvisadamente, y hoy obedece a planes preestablecidos.
El fútbol está absorbiendo lecciones de otros deportes más trabajados y elaborados. El baloncesto ha mostrado esta peculiaridad de los dos partidos (o más) dentro del mismo partido. El balonmano, el distinto posicionamiento en defensa y en ataque y la imprescindible transición rápida entre ambos sistemas. El atletismo, la necesaria capacidad física para resistir esfuerzos repetidos. El deporte americano, en fin, la positiva aportación de la psicología aplicada a los colectivos.
Puede parecer un asunto menor, pero la próxima vez que alguien les hable del jugador número 12 no se lo tomen a broma. Es un arma estratégica de alcance ilimitado. Si no lo creen, analicen a Argentina en su próximo partido serio y vean lo que ocurre cuando Tévez y Messi sustituyen a Saviola y Maxi.
P. D. 1: De entre todo lo sucedido ayer en el Mundial, y al margen de la alegría por el desempeño de Ghana, no quiero olvidarme de tres aspectos:
1.- Cristiano Ronaldo está haciendo méritos para proclamarse jugador más virguero del mundo, pero también el más pedante sobre el césped.
2.- Me he pasado el año hablando bien de Zaccardo y va y juega el peor partido de su vida.
3.- Lippi se suma a Eriksson y no da ni una a derechas el día en que Cannavaro ha estado prodigioso y Pirlo imperial.
P. D. 2: Florent Malouda sustituirá hoy a Franck Ribéry como volante izquierdo de Francia en su partido ante Corea. Zidane ha perdido el pulso y Doménech alineará el mismo equipo que empató con Suiza, salvo el citado cambio, es decir, un 4-2-3-1, con Henry como único punta. Francia batirá su propio récord de veteranía. Ante Suiza el equipo tuvo un promedio de 30 años y 191 días y el de hoy suma 30 años y 289 días. Es el tercer equipo más viejo de la historia de los Mundiales, sólo superado por los de Alemania (31 años y 345 días) y Bélgica (31 años, 304 días) en 1998.
Fotos: AFP.