# Rufus Wainwright

La sorpresa del Mundial es que no hay sorpresas. Siempre las hubo, pero esta vez no aparece. La mayoría de los grandes han embarcado sin heridas ni grandes altercados. Casi todos están ya a bordo, pues sólo faltan por embarcar Brasil y Francia y el pasaje estará completo a la espera de que España decida de una vez si va o viene, si está o se le espera, si quiere ser grande al hacerse mayor o quedarse pequeña por los siglos del fútbol.

Italia está ahí y ha llegado para quedarse. Esta Italia no es la timorata de otros tiempos, ni tiene el ‘catenaccio’ como único instrumento. Sabe defender como nadie (o como Ayala y Heinze), pero posee además talento, velocidad y remate. Es una Italia ‘milanista’ de espíritu, de ahí que su estructura defensiva sea tan firme como siempre, pero su ambición resulta sorprendentemente poderosa. Recuerda la Italia de 1982, pero parece mejor añada, tiene más cuerpo. Durante la hora que ha jugado Totti, Italia ha sido un portento de creatividad, rapidez y sentido ofensivo. Este equipo se defiende como respira, pero ataca como nunca. Hacía siglos que los ‘azzurri’ no se asociaban con tanto esmero, ni dejaban sensaciones tan positivas en un debut mundialista. Acostumbrados a la tacañería extrema, este ‘Totti team’ nos ha deslumbrado en sus fases ofensivas.


Vídeo: Los goles de Pirlo y Iaquinta (gentileza de ValeChumbar).
Y los de Koller y Rosicky (gentileza de FútbolArte).
Más los del Australia-Japón (FútbolArte).
Fotos: AFP - Reuters - AP.