viernes, enero 05, 2007
El interrogante Gago
Las causas por las que un fichaje fracasa son múltiples y variadas, pero quiero señalar de entrada, antes de fijar el punto clave, tres factores que considero importantes: el precio pagado; el nuevo hábitat al que adaptarse; y las urgencias del equipo que ficha.
El precio fijado en la contratación es un baremo sobre lo que puede esperarse del futbolista incorporado. Cuando un equipo paga 45 millones de euros por un delantero el mensaje que emite es que ha contratado a un monstruo rematador. Cuando un equipo paga 26 millones por un mediocentro de corte defensivo le está diciendo a su afición que no volverá a sufrir un bombardeo en su área. Cuando dos clubes se empantanan en una negociación de largo recorrido, con tiras y aflojas y cien mil declaraciones, cualquiera comprende que están porfiando por un diamante. El precio pagado y la dureza en la negociación son los creadores de expectativas elevadas y cuanto más elevadas son, más peso recae sobre los hombros del nuevo jugador. Más fácil es la decepción.
El nuevo hábitat también resulta esencial. Adaptarse al nuevo país o a la nueva ciudad. Vestuario nuevo, otros compañeros, un entorno distinto. Factores todos ellos que modifican el ritmo cotidiano al que estaba acostumbrado el futbolista. Un jugador que vive en un pequeño pueblo, de pronto aparece en el gigantesco Londres. Otro acostumbrado a pequeños reportajes en el diario local resulta ahora el foco de los principales medios nacionales. Un fichaje significa trastocar los hábitos diarios, todas las costumbres, tu ciudad, tu país, el idioma. Hay quien jamás se adapta y el fútbol que le ha hecho famoso desaparece de sus botas (de su cerebro, en realidad) para decepción de quienes le contrataron.
En tercer lugar, las urgencias del equipo que ficha. El equipo tiene un agujero negro en alguna posición y cree que el recién fichado será el nuevo Mesías que liquidará el problema. Ni siquiera importa si ese futbolista no juega en esa demarcación. Nadie le dará relevancia a semejante ‘detalle’. Lo importante es que el nuevo fichaje viene a tapar el agujero negro. Pero la realidad se impone. Las urgencias son fruto de graves errores anteriores. Son la resultante de una cadena de decisiones equivocadas, que un solo jugador no puede, de forma urgente, reparar. Con lo que el nuevo fichaje se transforma rápidamente en un nuevo error que retroalimenta la desesperación y amplía el agujero.
Hay otras razones para el fracaso de un fichaje: la ojeriza de los medios de comunicación; la poca profesionalidad de algún jugador, echado a perder por dormirse en los laureles; el repentino cambio del entrenador que propuso el fichaje, sustituido siempre por otro de estilo radicalmente opuesto; una lesión inoportuna... Pero por encima de todos ellos y de los tres principales factores que he citado al principio, creo que existe una causa prioritaria que explica el fracaso de bastantes jugadores al cambiar de equipo: no son los adecuados para el estilo de juego de su nuevo equipo.
Pueden ser excelentes futbolistas, pero inadecuados al esquema del equipo. Pienso en Fernando Gago. Dejo al margen el precio pagado, la tensión con la cantera (De la Red), la presión creada para convertirle en el nuevo Fernando Redondo o las expectativas de que será él quien devuelva el buen fútbol al Madrid. Dejemos estas razones al margen y analicemos exclusivamente si su perfil es el adecuado o no. Gago es un mediocentro con personalidad para ser el único pivote de su equipo. No es un jugador defensivo en el sentido clásico: no barre y corta al rival. Si acaso, roba balones por su buena colocación (salvando las grandes distancias físicas, un poco como hace Iniesta cuando roba una pelota, por posición corporal). Gago juega con la portería rival entre ceja y ceja. Orientado hacia delante, no le gusta conducir demasiado el balón a base de sobarlo, sino moviéndolo al primer toque. Adelante a un mediapunta, que le devuelve de primera y nuevo pase hacia delante.
¿Es eso lo que necesita el Madrid del doble pivote y la jaula defensiva? Podría ser eso, pero exigiría renunciar a determinados corsés (6 hombres por detrás del balón, por ejemplo) y plantear los partidos con mucho más riesgo. ¿Renunciará Capello a su estilo y empezará a arriesgar? Sin duda, no. Por tanto, será Gago quien deba adaptar su estilo al de Capello. Es decir, se ha fichado un jugador cuya primera misión quizás sea modificar su estilo personal de juego. Y no es una adaptación sencilla. Para empezar deberá compartir el pivote con Emerson. Eso puede ser un problema, pero no un gran problema. El brasileño barrerá cuanto pueda y cederá en corto al argentino. Pero ahí empezarán las dificultades. ¿Con quien combina de primeras Gago, más allá de Guti? Los mediapuntas del Madrid (Raúl, Beckham, Reyes, Robinho) están acostumbrados a la conducción, no al juego rápido de primer toque. Van Nistelrooy tampoco es un especialista en el fútbol de paredes veloces (Ronaldo, bastante más). ¿Con quién se asociará al primer toque, rápido y orientado?
Por supuesto, no sé si la adaptación de Gago al Madrid será exitosa o no. Pero sí estoy convencido que, más allá de todas las causas preferidas por los medios, el verdadero meollo de esa adaptación va a ser exclusivamente futbolístico. Es un jugador espléndido, pero ¿es un jugador para el estilo de Capello? Tengo serias dudas al respecto.
Fotos: Real Madrid.com - Getty - AP.