jueves, enero 18, 2007

Menudo Geta


Llego de Valencia atravesando el mismo mar de niebla que hace poco habrá recorrido el autocar de Schuster, eufórica caravana de triunfadores. En pocos días, el Getafe ha toreado al Barça, apuntillado al Nàstic (y a su presidente) y sepultado a goles al Valencia enrachado. Dice Schuster que él sólo hace lo que puede en un club que cada año necesita vender cuatro o cinco piezas para seguir sobreviviendo. ¿Qué haría este alemán de acento castizo en un equipo grande, con medios y apoyo? Es posible que el Geta apenas sea flor de una Copa, competición que por definición busca y recrea la caída de los grandes en beneficio de la épica. Pero Schuster no es un aventurero casual, pues ya lleva en su zurrón demasiadas muescas como para seguir en ese perfil bajo. Su destino es crecer muy pronto.

A vuelapluma y muy de madrugada, esto es lo que hay, más la certificación de que el Valencia tiene una docena de muy buenos titulares, pero sólo eso (lesionados al margen). Así que Quique utiliza los mismos dos veces por semana y anoche estaban hechos unos zorros. Para su remontada en la Liga les irá bien haber caído en la Copa. Para los equilibrios internos, no.

Lesionado en el banquillo

En tantos años de fútbol he visto lesionados de todos los colores y posiciones. La circunstancia más corriente ha sido la del lesionado que no puede ser sustituido y se arrastra quejumbroso por el césped. Hace poco hubo otro caso más peculiar: la lesión del portero del Sheffield obligó al defensa Phil Jagielka a ponerse bajo palos porque el entrenador, Neil Warnock, no acostumbra convocar guardameta suplente. Curioso. Pero nada como esa inaudita revelación de Capello: el domingo sentó a Emerson en el banquillo del Bernabéu pese a que el día antes se había lesionado seriamente en los isquiotibiales: ¡! Otra obra maestra del esperpento...

Fotos: EFE - Reuters.