lunes, enero 08, 2007

Capello se derrite


A Capello le he respetado siempre por su coherencia. Entrenador con características muy rotundas: estilo defensivo; disciplina en el trabajo; poco riesgo en sus planteamientos. Su estilo nunca me ha emocionado, pero ha merecido todo mi respeto precisamente por la coherencia de la que hablo. Pero transcurrido medio año desde su regreso al Madrid advierto demasiados vaivenes y cambios de criterio, algo desconcertante en este hombre. Citaré sólo algunos:
  • 1.- Helguera, sin dorsal y despreciado a entrenar con los juveniles, para acabar siendo clave en la defensa
  • 2.- Pavón, intransferible por necesario, para no jugar ni los ‘minutos basura’
  • 3.- Woodgate, cedido a Inglaterra y a continuación el club se moviliza buscando desesperadamente un central
  • 4.- Raúl Bravo, imprescindible, polivalente, sustituto de Cicinho en el lateral derecho... para acabar repudiado
  • 5.- Robinho, transferible desde el primer día, alineado por casualidad, salvador en la Champions, titular indiscutible y nuevamente repudiado
  • 6.- Un central marcador como Cannavaro es ubicado demasiadas veces como central líbero, lo que acrecienta su naufragio
  • 7.- El mediocentro defensivo más poderoso de Europa (Diarra), por el que se paga una fortuna, reside en el banquillo
  • 8.- Garantizó que domaría a Cassano, en lo que ha fracasado radicalmente
  • 9.- Cuando Raúl recupera el olfato de gol decide alejarle del área, donde ejerce de corredor de fondo
  • 10.- Para sustituir al zurdo Roberto Carlos emplea al diestro Sergio Ramos...
Comprendo que en un equipo no hay verdades inmutables y comparto que la flexibilidad es una virtud, pero advierto que, contra lo que pensaba, Capello está teniendo un criterio excesivamente voluble y variable. Variable hasta el desconcierto. No se trata de que su equipo juegue bonito o feo, ofensivo o defensivo. Ahora mismo, el Madrid no juega a lo que pretendía. Si el objetivo de Capello era estructurar sólidamente a su equipo para que no le crearan ocasiones de gol, sin importarle la plasticidad del juego, el fracaso está siendo sonoro: al Madrid le crean una docena de ocasiones de gol en cada partido. Esa es una cifra aceptable si tu estilo es ofensivo (un 4-3-3), si te lanzas siempre al ataque y dejas desguarnecida tu defensa apenas protegida por un único mediocentro. Pero si tu estilo es tener siempre seis hombres por detrás del balón, si renuncias al toque y optas por los desplazamientos largos para no quedarte desnudo atrás, entonces esa cantidad de ocasiones que te crean suena a barbaridad.

¿A qué obedecen estas decisiones constantemente cambiantes de Capello? ¿Está a disgusto con la plantilla que tiene? ¿Se siente superado por las críticas y los altibajos del equipo? A Capello se le empieza a ver distinto del que ganó la Liga hace diez años. Blando, triste, conformado, errático, derritiéndose por momentos. ¿Se siente impotente frente a los vicios incrustados en ese vestuario? En breve saldremos de dudas.

Fotos: Reuters - EFE - AFP.