
El Espanyol ha desnudado todas las carencias del Barça. Las carencias no son de hoy, sino que vienen de atrás, de cuando la consagración. ‘La consagración’ fue la conquista de un doblete mayestático que abrió las puertas del cielo. O sea, de los elogios incesantes, las siete copas, el acomodarse en los laureles, el ‘somos el Barça’ como grito de guerra sin bajar del autobús. No repetiré ahora lo que está ampliamente escrito desde hace meses en este blog: carencias físicas, tácticas, anímicas, estratégicas, de autoexigencia y receta caducada. Errores deportivos demasiado evidentes, pero perpetuamente maquillados, escondidos o difuminados por el botafumeiro general.

Por supuesto, el regreso de Eto’o, Deco y Messi contribuirá a atemperar el diluvio, pues elevarán ese tono vital que menciono. Pero, ¿será suficiente para corregir este rumbo (6 puntos de los últimos 15 más el Mundialito perdido) errático? ¿Y ese fútbol de equipo menor?
¿Qué pretende Capello?

Como un ángel exterminador, Capello está arrasando con todo sin importarle formas, maneras ni estilos. El rechazo a que Beckham vuelva a lucir la camiseta blanca deja un regusto amargo. Ese “Beckham no va a jugar más” resume la talla moral de este entrenador que hizo de la disciplina su principal arma, pero que más parece ahora un carnicero de guadaña afilado. ¿’Vendetta’ por algo que no sabemos? ¿Salvavidas ante la afición? ¿O, simplemente, cuanto peor, mejor, en busca de un finiquito goloso?
Fotos: AFP - EFE.