lunes, octubre 02, 2006

Barça: del 4-3-3 al 4-4-2


Con su habitual sinceridad, Deco reconoció el pasado martes en Bremen que en el centro del campo siempre son uno menos que el rival. La frase sólo puede interpretarse en su sentido literal: que el 4-3-3 del Barça deja siempre en inferioridad a sus centrocampistas frente al tradicional 4-4-2 de la mayoría de rivales, por no hablar del 4-5-1 que practican algunos equipos (Arsenal, sin ir más lejos). Ha habido quien ha querido ver en la afirmación de Deco una crítica hacia Ronaldinho por su escaso sacrificio defensivo, pero esa teoría no se sostiene dado que la falta de espíritu defensivo del brasileño es pública desde el primer día y a estas alturas no será precisamente Deco quien se lo vaya a recriminar. A Ronaldinho nadie le critica por no defender, sino por atacar sin el ímpetu, el arte y el acierto que le han hecho famoso. Deco tiene razón: frente a casi todos los equipos del mundo, el Barça tiene siempre un centrocampista menos. Recordemos como se llegó a este punto.

Rijkaard debutó en el Barça ganando 0-1 en Bilbao con un 4-2-3-1: doble pivote con Xavi y Gerard; tres hombres en segunda línea (Quaresma, Ronaldinho y Luis Enrique) y Saviola como único delantero. Pero el sistema no resistió el paso de las jornadas y dos derrotas consecutivas en el Camp Nou frente a Valencia y Depor llevaron al técnico holandés hacia el 4-3-3 que siempre quiso plantear: Gerard, Xavi y Luis Enrique en el centro del campo; Luis García, Saviola y Ronaldinho en ataque. Como sustitutos, Quaresma, Kluivert y Overmars. Pero el nuevo esquema sólo funcionaba a medias: mucho toque de balón en horizontal, muchos balones perdidos, muchos puntos perdidos. A primeros de diciembre de aquel 2003, el Valencia de Benítez y el Madrid del tándem Casillas-Ronaldo le sacaban un mundo al Barça y Rijkaard intentó desesperadamente un nuevo sistema: el atrevido 4-2-4, con Xavi y Motta en el doble pivote y Quaresma, Saviola, Kluivert y Ronaldinho por delante. Resultado; el Málaga de Salva Ballesta le endosó un 5-1 sangrante. Siete días después, el Madrid visitó el Camp Nou y logró su primer triunfo liguero en veinte años pese a que Rijkaard había dado marcha atrás y presentado un 4-4-2 con Xavi, Motta, Cocu y Gerard. Y así se sucedían los cambios hasta que llegó Davids.

Davids no llegó por casualidad, sino porque Rijkaard necesitaba un ‘barrendero’ que permitiera respirar a Xavi. Fue llegar el holandés y plantear de nuevo el 4-3-3 que ya no abandonaría, con Xavi, Cocu y Davids. Ese equipo con ese sistema le remontó 20 puntos al Madrid y encadenó una racha de victorias, goles y juego memorable. Y hasta hoy, con las variaciones de jugadores. Edmilson y Márquez suplieron a Davids. Deco sustituyó a Cocu. Eto’o a Kluivert y Saviola. Giuly y Messi a Quaresma y Overmars. Pero el esquema se ha mantenido por encima de los jugadores.

Ya todo el mundo sabe que a esos tres centrocampistas se les ahoga a base de presionar arriba y achucharles físicamente. Llegará el Sevilla y Luis Fabiano apretará a Márquez; Jesús Navas y Alves a Gio; Kanouté a Edmilson; Poulsen a Deco; y Renato a Xavi. Los de arriba esperarán que lleguen balones, pero el barrizal que se montará en el centro del campo será tan espeso que no habrá quien respire ahí dentro. Por no hablar de la que está preparando Mourinho, con Drogba y Shevchenko mordiendo a los defensas y el cuarteto Makelele, Essien, Ballack, Lampard dispuestos a enfangar el círculo central para que nadie se mueva de ahí sin su permiso.

Quizás sea momento de introducir una variante que provoque el desconcierto del rival, que rompa el statu quo a que parecen abocados todos los partidos actuales: ahogar al Barça, que no pueda pensar, quitarle el balón, sacarle de su elemento. Quizás sean dos partidos (más el del Bernabéu) en que no resulte perjudicial sacar de partida un 4-4-2 para igualar las fuerzas, como pide Deco. Un centro del campo que puede ser más musculado con Edmilson, Motta, Deco y Xavi o más hábil con Edmilson, Xavi, Deco e Iniesta. Quizás esta sería una buena alternativa para no empezar perdiendo todos los encuentros, aunque para intentar cerrarlos muy probablemente habrá que regresar al 4-3-3, seña de identidad de Rijkaard.

Fotos: Reuters - Chelsea.com - Sport.