jueves, agosto 31, 2006

¿Puyol y Sergio Ramos al lateral?


En medio de un enloquecido último día de Mercato que anda reventando balances contables y engrosando cuentas de intermediarios, aficionados del Barça y el Madrid han encontrado un punto en común sobre el que debatir: el posible regreso al lateral diestro de Carles Puyol y Sergio Ramos. La Juve está en el fondo del debate, pues la llegada de Zambrotta y Thuram al Barça y de Cannavaro al Madrid son el estímulo que provoca esta doble discusión. Discusión que, por cierto, apunta a que se convertirá en efectiva en el caso madridista, pero no en el blaugrana.

Real Madrid: Cicinho o Ramos



La idea de Capello es que Cannavaro es el líder de la defensa y le quiere como central por la derecha acompañado por un fichaje (¿Ayala?). A Ramos le desea como lateral diestro y Roberto Carlos completa la línea. Los suplentes son Salgado para la derecha, Raúl Bravo para la izquierda y el centro de la defensa y Mejía y Pavón por si hay un terremoto. Woodgate ya está en el Boro (cedido) y Helguera, buscando desesperadamente alguien que pague la mitad de su ficha (3 millones netos).

Si el Madrid no ficha en la próximas horas a ese central (¿Ayala?) que acompañe a Cannavaro, el papel será para Sergio Ramos, que ocupará la zona central izquierda para facilitar su buen desplazamiento en largo del balón, y Salgado será titular, quedando Cicinho como suplente. Si llega el central ansiado, Ramos irá a la derecha y Cicinho pasará un año en el purgatorio a menos que ahora mismo esté siendo traspasado, lo que sería un grave error.

En mi opinión, el lateral diestro más interesante para el Madrid sería precisamente Cicinho. Es rápido, sorprende al rival llegando desde atrás, es disciplinado y cubre sus ausencias defensivas con coraje y sacrificio. Sus lagunas en el marcaje son subsanables a base de entrenamiento táctico específico y el Madrid ganaría un cohete por la banda. Pero si Capello no acepta estos argumentos, entonces es preferible Sergio Ramos que cualquier otro. Tiene la edad apropiada para que su regreso a la banda no suponga ninguna hipoteca. Posee una talla fenomenal, fuerza, rapidez, resistencia y buen toque de balón. Su cintura sufrirá ante dribladores finos (Ronaldinho), pero la proximidad de Cannavaro le garantiza tener las espaldas bien cubiertas. Así que si no puede ser Cicinho, que sea Ramos, que hará un ‘master’ al lado del capitán italiano y en pocos años podrá regresar al centro y aposentarse.


Barça: Puyol, de central marcador


Carles Puyol
, sin embargo, ya no está en edad de regresar al lateral. Maduró en la banda y cuando dio el salto al centro de la defensa fue para quedarse. Su ubicación ahora me par
ece irreversible. Es cierto que sobre el papel, la defensa del Barça podría alinear cuatro nombres fantásticos: Puyol – Márquez, Thuram – Zambrotta. Pero esa defensa es irreal. Márquez y Thuram poseen roles similares. Son dos ‘capitanes’ de la línea defensiva, dos 'líberos' según la antigua denominación. Ambos necesitan a su lado a un central marcador. A Puyol. O, en su defecto, a Oleguer. Márquez y Thuram no mezclarían bien, como tampoco lo hacen (pese a haber ganado una Liga) Puyol y Oleguer. Así que Thuram es el recambio de Márquez como ‘kaiser’. Y Oleguer, el de Puyol como marcador. Romper ese equilibrio sería un error monumental.

Pero más allá de eso y de mi impresión de que Puyol llegó al centro para no moverse, presentar esa defensa teóricamente ideal resultaría demoledora para el vestuario. ¿Por qué? Porque los automatismos de una línea defensiva no se improvisan en un partido. La tentación de que ellos cuatro fueran los defensas del Barça frente al Chelsea, por ejemplo, exigiría que al menos seis u ocho partidos antes ya jugaran juntos de forma simultánea. Y esa declaración de intenciones por parte de Rijkaard significaría que Belletti, Gio y Sylvinho (además de Oleguer) habrían quedado oficialmente marginados del equipo titular, sin que ello garantizase además que ya no habría más errores defensivos. Y desde luego, Rijkaard no es de los que menosprecia a sus jugadores, ni les destruye en público a principios de temporada y menos cuando les necesita a todos plenamente motivados.

Así que será mejor que los barcelonistas no sigan soñando con esa ‘defensa ideal’ que quizás no lo sea tanto. Mejor será que piensen que el año es muy largo y exige la cooperación de todos los elementos, incluso los que aún están en baja forma. De modo que seguiremos viendo cómo se alterna el lateral izquierdo entre Gio y Sylvinho en Liga y Champions o el diestro entre Zambrotta y Belletti en función del rival, mientras a Thuram se le irá introduciendo como sustituto de Márquez, a la espera de ver qué acaba pasando en el puesto del mediocentro defensivo, madre de casi todas las batallas.

Fotos: EFE - El Mundo - Getty - Real Madrid.com - Reuters - AP.

miércoles, agosto 30, 2006

Las claves del Milan Lab


La longevidad de Costacurta (40 años), Maldini (38), Cafú (36), Serginho (35) et altri es una de las paradojas del fútbol moderno: veteranos, pero en plena forma física. Con diez años menos, muchos jugadores parecen avejentados; otros, simplemente no están ya para jugar. La mayoría opta por la retirada. Pero el Milan tiene la sorprendente habilidad de prolongar la fecunda carrera de sus futbolistas (otra cuestión bien distinta es su extraña política de fichajes). Y todos los dedos apuntan al Milan Lab como causa de esta sorprendente longevidad. Después de bastante rebuscar, conseguí reunirme con un técnico de las categorías inferiores del Milan AC, Daniele Paccagnan, quien me facilitó detalles de mucho interés sobre el laboratorio, lo que unido a documentación acumulada y a declaraciones de Daniele Tognaccini, director del Milan Lab, me han permitido construir esta aproximación al ‘laboratorio milagro’.

El Milan Lab se puso oficialmente en marcha en julio de 2002. Resultados hasta el momento: las lesiones no traumáticas (no imputables, por tanto, a golpes, entradas violentas o accidentes) se han reducido en un 80%; el rendimiento físico medio de los jugadores en el largo plazo (tres años) se ha incrementado en un 50%. En resumen, los futbolistas del Milan han estado a disposición del entrenador muchas más veces durante este período y en mucha mejor condición física que en ninguna otra época anterior. Ese era el gran objetivo cuando se inauguró el Milan Lab: alcanzar y mantener el máximo nivel de excelencia en la competición. Pero el laboratorio no nació por casualidad.

En 1987, Arrigo Sacchi llega al Milan como entrenador y con él Van Basten, Gullit y Ancelotti. Al equipo se suma también un joven llamado Alessandro Costacurta. La escuadra milanista incorpora a un tercer holandés (Frank Rijkaard) e inicia una carrera desenfrenada de éxitos nacionales e internacionales (dos Copas de Europa consecutivas) con un estilo de juego que marca toda una época. Con Sacchi llegó al equipo un joven atleta que poco antes había abandonado una prometedora trayectoria como corredor de 400 metros vallas: Vincenzo Pincolini, preparador físico en todos los equipos de Sacchi, pionero del entrenamiento de atletismo aplicado al fútbol.

En verano de 1991, Pincolini observa en Nueva York cómo Carl Lewis gana el salto de longitud del Campeonato USA de atletismo, clasificatorio para el Mundial de Tokio. Loles Vives trabajaba en aquella época como periodista y le parece curioso que el preparador físico del Milan asista a las competiciones. Le entrevista y Pincolini suelta un concepto que terminará siendo profético: “En los próximos años, cualquier futbolista que quiera destacar tendrá que prepararse como un atleta”. Ese concepto será la base sobre la que años más tarde se construirá el Milan Lab.

Uno de los mejores amigos de Pincolini era Daniele Tognaccini. Pincolini fue de equipo en equipo siguiendo la estela de Sacchi: la selección absoluta italiana, de nuevo el Milan, el Atlético de Madrid, el Parma, el Ascoli, la Roma, otra vez el Milan, la sub-21, finalmente el Parma. Tognaccini, en cambio, no llegó al Milan hasta 1999, de la mano de Zaccheroni. Conocía el concepto atlético de su colega y a finales de siglo le presenta a Adriano Galliani un proyecto revolucionario: el laboratorio de alta tecnología Milan Lab, cuyo principio básico es que los futbolistas logren explotar su máximo nivel físico y, sobre todo, lo mantengan durante largo tiempo. Para ello, el club considerará la salud de los jugadores como su activo principal, por lo que se implantará una red tecnológica de alto nivel para prevenir las lesiones. No puede sorprender que Tognaccini sea quien elabore el proyecto: la tesis que presentó para licenciarse como preparador físico basó sobre “la utilización de la informática en la preparación atlética”.


Un centro de investigación científica




En marzo de 2002 se abre en Milanello el Milan Lab, en fase de prueba piloto. Tognaccini es su director. Jean Pierre Meersseman, el coordinador médico. Fue Meersseman quien hace dos semanas dijo aquello: “Dejadme a Ronaldo mes y medio en el Milan Lab y saldrá hecho un toro”. Médicos, nutricionistas, psicólogos, asesores científicos, preparadores físicos, fisioterapeutas y analistas de datos componen la plantilla de un proyecto que cuesta 2,5 millones de euros anuales, importe sufragado íntegramente por patrocinadores, más las ventas parciales que el propio Milan realiza a otros clubes para enseñarles las aplicaciones tecnológicas.

El Milan Lab se define como un centro de investigación científica de alto contenido tecnológico. La idea es reducir riesgos al mínimo y para ello deben sistematizarse todos los parámetros que afectan el rendimiento del deportista en tres áreas esenciales: la estructural, la bioquímica y la mental. Las cámaras fijas de vídeo cubren el recinto de entrenamiento de Milanello y registran todos los movimientos de los futbolistas en su preparación. Se graban y analizan todos los ejercicios de todos los jugadores. A las nueve de la mañana, los miembros de la primera plantilla y también del equipo Primavera (el equipo B) entran en Milanello y rellenan una ficha exhaustiva sobre su estado y los problemas ocurridos en el día anterior, sean físicos, fisiológicos o de cualquier índole. Un dolor de tripa, problemas de sueño, molestias musculares, conflictos de un hijo en el colegio, un enfado familiar. Todo es detallado e introducido en la base de datos. Cinco preparadores físicos se cuidan del entrenamiento personalizado de cada uno de los jugadores. Cada preparador cuida de cinco futbolistas, que sólo trabajan conjuntamente en los entrenamientos tácticos. El resto de la preparación es siempre individual y personalizada (la alimentación, por supuesto) y viene dictada por el resultado de los tests físicos que se efectúan de modo sistemático. Cualquier indicio de riesgo de lesión lanza las alarmas del laboratorio, que ataja toda actividad fuera de lugar.

El objetivo no es que los jugadores lleguen al 100% de la forma física en un momento dado, sino que mantengan el 80% de esa forma a lo largo de toda la temporada y evitando lesiones. Por supuesto, el laboratorio no puede prevenir traumas, accidentes o fatalidades. Pero todo cuanto pueda prevenirse se previene. Si el Milan Lab emite el diagnóstico de que Pirlo corre el mínimo peligro de contractura muscular porque acumula demasiada fatiga, ha dormido mal las últimas noches o sus índices de lactato están disparados, Ancelotti dice amén y no alinea a Pirlo. Eso no se discute. Manda el laboratorio. Por supuesto, dice mi informante, “si se está jugando un título, el entrenador es libre de alinear al jugador de riesgo. Deberá asumir personalmente esa responsabilidad”. Pero en el noventa por ciento de los casos, el Milan Lab dicta sentencia. No hay discusiones sobre los diagnósticos, entre otras cosas porque Ancelotti los comparte plenamente como asegura Tognaccini: "Carlo es uno de los secretos del Milan Lab. Se puede hablar con él de todo porque escucha, comprende las exigencias y trabaja con nosotros para buscar soluciones".


Un cambio de mentalidad




En estos cuatro años, el laboratorio ha ahorrado un 80% de lesiones musculares y tendinosas, ha prolongado ‘milagrosamente’ las carreras de veteranos como Costacurta, Maldini o Cafú y ha incrementado el nivel físico promedio de la plantilla en un 50%. Los resultados positivos son demoledores. “Los futbolistas del Milan han comprendido que son algo más que futbolistas o empleados con sueldos de lujo: ahora son deportistas a tiempo completo”.

Trabajan en Milanello las horas que haga falta y dicte el Milan Lab. Se concentran allí antes y después de muchos partidos (para la recuperación criogénica), muchas veces con la familia. Comen cada día en el centro de entrenamiento y permanecen en él hasta que haga falta. “Se ha acabado la historia del futbolista que en dos horas despachaba el trabajo”. Y no sólo es trabajo físico. La ‘Mind Room’, habitación de la mente, es el escenario del trabajo psicológico, sea para liberar tensiones, acabar con el miedo a competir o romper el estrés. Ningún jugador con problemas emocionales jugará un partido. O con baja motivación. “El Milan Lab, finalmente, se define como META: Mental – Emocional – Táctico – Anímico. Allí dentro se trabaja como en ningún otro club del mundo”.

Por supuesto, nada de ello garantiza el éxito en un partido, una final o un campeonato. Pero ayuda a reducir los riesgos. Todos los clubes lo intentan, pero sólo el Milan ha creado una super-red tecnológica computerizada capaz de engullir miles de datos y arrojar diagnósticos precoces. La combinación de ciencia, tecnología, cibernética, psicología e inteligencia artificial es muy poderosa, como explica Tognaccini. “La integridad psico-física de los jugadores es el patrimonio más valioso de un club porque su rendimiento sobre el césped es trascendental, tanto desde el punto de vista deportivo como económico. Y en esto, la tecnología es verdaderamente de gran ayuda: nuestro trabajo, que puede parecer emocional, se convierte en mucho más racional”.

Los datos: Milan Lab se encuentra instalado en Milanello, el centro deportivo del club, situado a 50 kilómetros de la capital y en cuyos 160.000 metros cuadrados se levantan nueve campos distintos de entrenamiento, todos ellos controlados por las cámaras. Unisys se encargó del cableado general del centro; AMD suministró el hardware y Computer Associates es el reponsable del software de análisis. La síntesis de los datos se extrae mediante el PAS (Predictive Analysis Server) especialmente desarrollado para el Milan Lab y cuyos resultados siempre se ofrecen en forma de diagnóstico individualizado de riesgos. Daniele Tognaccini es el director del laboratorio; Jean Pierre Meersseman, el coordinador médico; Bruno de Michelis, el coordinador científico; y Matteo Motterlini, el principal consejero científico. A partir de esta temporada, además del equipo principal y el Primavera (el B), también se acogerán al análisis y diagnóstico del Milan Lab el resto de equipos de categorías inferiores del Milan. Desde que se inauguró el laboratorio, el equipo milanista ha participado en cuatro Champions con un balance de dos finales (un triunfo), una semifinal y un cuarto de final a pesar de que su plantilla dista mucho de ser la más talentosa de Europa.

Referencias
- Tognaccini ayer
- Y a todas horas
- Milanello en datos
- Pincolini, el precursor
- Milan Lab

Fotos: Milan.com - As - Technogym - La Gazzetta dello Sport - UEFA.com - Matallanas.

martes, agosto 29, 2006

El año de la paciencia


Esto va a ser así todo el año. Presión arriba, dos murallas muy juntas, balón para el menos hábil (Puyol), esfuerzo y sudor y contragolpes veloces para pillar a la defensa del Barça en falso. Es el antídoto. Como dijo alguien, no es un antídoto inventado ahora. Cierto. En una tarde de mayo de 1994, Fabio Capello ya lo aplicó: su Milan emparedó el centro del campo blaugrana. Guardiola, Amor y Bakero no pudieron mover el balón porque Desailly, Albertini y Donadoni se los comieron y entre Boban y Savicevic impidieron que Koeman y Nadal lo sacaran de los cuartos traseros. Así que el Barça sólo podía construir juego a partir de sus laterales (Ferrer y Sergi) y ya conocemos el trágico desenlace.

Pero aquel antídoto se aplicó muy de tarde en tarde. Ahora lo vamos a ver cada semana. El Espanyol marcó el camino durante media hora, el Sevilla lo bordó en Mónaco y el Celta lo copió con pericia de chino. Digamos también que Rijkaard sigue dando facilidades. Concretamente dos: Márquez y Motta. El mexicano está lento hasta la exasperación. Puede ser por la pésima pretemporada general del Barça o porque tradicionalmente le cuesta mucho ponerse en forma. Pero está especialmente lento y eso repercute en todos los automatismos defensivos. Donde el año pasado todo se gestionaba de forma automática ahora hay que recomponer cada movimiento y eso, ante un rival que contragolpea veloz, resulta fatal. En cuanto a Motta, simplemente no es un buen mediocentro defensivo. Es un buen mediocentro, pero para acompañar al defensivo, no para asumir él dicha responsabilidad. Es perfecto para salir como escudero de Edmilson en un partido fuerte como el de Stamford. Pero no es Edmilson. No posee los fundamentos defensivos necesarios para ser el tercer central en los momentos difíciles, ni sabe cortar el juego con sutilidad, sino bruscamente. Tampoco tiene salida fácil de balón. Digamos que es un buen segundo pivote, pero de ningún modo el pivote que necesita el Barça.

Más allá de estos dos puntos negros, el Barça dejó la corbata en Mónaco y se vistió con el mono de trabajo que se pondrá de moda esta temporada. Les advierto: va a ser un año de paciencia y sufrimiento. Mucho toque para conseguir el desequilibrio puntual que permita desatascar el partido y mucho sufrimiento para no regalar errores que el rival aprovechará sin dudarlo. Anoche se cometieron varios de esos errores y costaron dos goles. A cambio, hubo paciencia. Para tocar, para intentar abrir la lata y para golpear con puntería. Como todos sabíamos, la plantilla tiene recursos de sobra para presentar alternativas que fundan al rival. Los gambeteos febriles de Messi, la fuerza de Gudjohnsen y Deco, la ingeniosa habilidad de Iniesta o la inmensa ambición de Eto’o, autor de un partido prodigioso y coautor de un gran tándem en su cooperación con Messi.

Un apunte más: No es que la pretemporada del Barça haya sido mala, agotadora e ineficiente como presumíamos. Es que no ha existido. No ha habido trabajo físico, sino una ristra de viajes turísticos, márketing y recogida de premios. Los jugadores no están lentos a causa del mucho trabajo realizado, sino porque apenas han empezado a trabajar. Ya veremos cuándo empieza la verdadera pretemporada y qué consecuencias deja.

Fotos: AP - EFE.

lunes, agosto 28, 2006

Un equipo que defiende, pero no construye


En una tarde sin paciencia en el Bernabéu, Capello ha debutado con aires de decepción, pero eso no parece haber sorprendido a nadie. Las cartas del Madrid parecen estar claras:

Mientras Casillas continúe sacando esas manos milagrosas, la portería blanca no puede discutirse. La mentalidad y el sistema defensivo del equipo ha mejorado notablemente. La “jaula” Emerson-Diarra tiene antídoto, como han demostrado Riquelme, Cani, Somoza y Senna: basta el juego rápido al primer toque para descerrajarla. El Madrid barre bien en el centro del campo, pero no construye con facilidad ni distribuye con velocidad. El equipo se parte constantemente en dos y la tentación fácil será buscar los balonazos en largo. Para jugar al contragolpe es preferible Ronaldo en velocidad que Van Nistelrooy estático. La aportación de Beckham disminuye de forma inexorable hasta convertirse en un simple corredor de fondo, lo que será recompensado en breve con la renovación hasta 2009. La ‘vieja guardia’ sigue en el equipo titular. Los brasileños han perdido la batalla. El Madrid jugará más cómodo fuera que en un Bernabéu con tendencia a la impaciencia creciente.

Dicho lo anterior, es muy probable que el buen y duro trabajo de preparación física realizado este mes haya pasado factura en el debut liguero, como ha justificado Capello, y que la frescura aparezca en pocas semanas. Más difícil resultará resolver los desequilibrios en la plantilla y en concreto la ausencia de centrocampistas creativos que marquen el 'tempo' del equipo, del mismo modo que lo trascendental no será cuántos partidos perderá el Madrid (sólo tres, dijo Capello), sino cuántos no conseguirá ganar.

¿Ronaldinho castigado?


Rijkaard nunca ha sido partidario de los castigos y las sanciones y dudo mucho que vaya a empezar ahora, tras una brillante trayectoria como constructor de una plantilla que ha triunfado. De ahí que no puedo creer esa teoría de que la ausencia de Ronaldinho en Vigo obedezca a un castigo por su ausencia del entrenamiento dominical. Por tres razones: primero, porque Rijkaard no actúa con esos mecanismos primarios de acción-reacción; segundo, porque el golpe de Alves al isquiotibial izquierdo de Ronaldinho existió y fue descomunal; y tercero, porque no es la primera ni la décima ocasión en que Ronaldinho se ausenta de los entrenamientos sin que ello le suponga reconvención alguna. Así que no me parece creíble que su baja se atribuya a otra razón que a la lesión sufrida. Cuestión distinta es que el equipo necesite ya con urgencia el debut de Zambrotta, el regreso de Edmilson y la recuperación anímica de Eto'o..

Fotos: AP - AFP - EFE.

sábado, agosto 26, 2006

Fenomenal exhibición de cómo parar una máquina


En el deporte se gana con el cerebro y se pierde por la boca. Nadie conquista títulos sin bajar del autobús por más que los corifeos de la industria mediática rellenen páginas infinitas de elogios fatuos. Un gran equipo le ha dado una inmensa lección al equipo que debía ganarlo todo y que ya no lo va a hacer. ¿Servirá de algo la lección?

Era evidente que llegaría el día en que alguien aplicaría el antídoto adecuado a los sistemas de Rijkaard. Hace poco, el Espanyol lo demostró durante media hora aunque después se ahogó y el Barça se lo quitó de encima como quiso. Anoche, el Sevilla aplicó el antídoto en toda su dimensión: marcaje pegajoso a los tres delanteros, presión inmensa en el centro del campo y balón para que lo rife Puyol. Con esas tres claves el Barça queda convertido en un conjunto menor. Y si el rival es capaz de mover rápido el balón, posee delanteros poderosos y veloces y hombres con buen toque de balón en la segunda línea, en ese caso incluso es posible un baño completo como el vivido en Mónaco.

Jugador por jugador, el Sevilla ha sido muy superior al Barça. Colectivamente también. Anímicamente ha estado muchos grados por encima, no en vano bastantes jugadores barcelonistas tardaron media parte en darse por enterados de que la final había empezado. Juande Ramos tenía un antídoto contra el libreto clásico de Rijkaard, que sólo ha podido presentar una única alternativa: sacar toda la caballería al campo, aunque eso fuera más un ejercicio estético que eficaz, ya que por cada delantero barcelonista Juande Ramos metía otro centrocampista con más hambre de balón y ganas de pelear. Casi no hace falta citar los nombres de los héroes sevillistas (Alves, Kanouté, Navas...) porque absolutamente todos han sido claramente superiores a sus rivales. Pero no quiero dejar de mencionar al danés Christian Poulsen, el mediocentro que el año pasado sujetaba al Schalke 04 (ahí le sufrió el Sevilla en semis) y esta temporada ya es el eje absoluto del conjunto sevillano.

La ley del péndulo en que históricamente se mueve el barcelonismo llevará ahora al cadalso a muchos jugadores. Los mismos que alardeaban de invencibilidad, que se jactaban de que no hay rival en el mundo capaz de parar a la máquina blaugrana, que despreciaban a Chelsea, Werder Bremen o Sevilla, los mismos que daban por ganados siete títulos por anticipado o pedían aún más premios para los jugadores, estos mismos que parecían haberse convertido a la fe arrogante de los ‘nuevos galácticos’ serán ahora quienes destripen a Motta por su inoperancia, a Deco por su debilidad, a Messi por su ineficacia, a Ronaldinho por su nueva desaparición y así hasta dispararle al utillero.

Y, sin embargo, eso será otro grave error. El Barça es un gran equipo, espléndidamente dirigido, compuesto por excelentes futbolistas, con automatismos bien mecanizados y sistemas tácticos estudiados. Casi siempre, la suma de estos factores arroja brillantes resultados. Y volverá a hacerlo de forma sistemática. Pero a veces, otros factores de carácter negativo reducen esta suma. Factores como la soberbia natural de todo deportista colmado de elogios y premios; la distracción de los compromisos publicitarios y de imagen incluso la misma mañana de la final; la relajación en la preparación física, técnica y táctica; la ausencia de alternativas estratégicas claras; o la petulante jactancia del entorno directivo y mediático. Estos factores restan, pero si enfrente hay un rival empequeñecido, acogotado por la imagen mediática del Barça, apenas se nota. Pero de vez en cuando aparece un Sevilla: pletórico, valiente, aguerrido y con un plan. Y entonces los factores negativos del Barça se comen a los positivos.

Probablemente Frank Rijkaard imaginaba que algo así iba a suceder. Había dicho demasiadas veces en poco tiempo que el Barça necesitaba trabajar, sufrir y pelear. Quienes le acusaban de plañidera habrán comprobado que tenía razón. En deporte no se gana con palabrería vana.

Fotos: Getty - AFP - EFE.

viernes, agosto 25, 2006

Les jeux son faits


Alineaciones oficiales de la final de la Supercopa europea:

Valdés - Belletti, Márquez, Puyol, Sylvinho - Motta, Deco, Xavi - Messi, Eto'o, Ronaldinho

Palop - Daniel Alves, Javi Navarro, Escudé, David - Poulsen, Renato, Jesús Navas, Adriano - Kanouté, Luis Fabiano

En los banquillos quedan los siguientes:
Barça: Jorquera, Zambrotta, Thuram, Oleguer, Iniesta, Giuly, Gudjohnsen.

Sevilla: Cobeño, Hinkel, Dragutinovic, Puerta, Martí, Maresca, Chevantón.


En la grada, Gio, Saviola, Ezquerro, Van Bommel, Edmilson.

Foto: Getty.

jueves, agosto 24, 2006

La copa de la marmota


La lluvia otoñal habrá caído sobre Londres, pero no lo suficiente como para convertir Stamford Bridge de nuevo en ‘Stamford Beach’. Así que el 18 de octubre con toda probabilidad se podrá jugar al fútbol de toque en el estadio del Chelsea, al contrario que la última vez que el Barça visitó el espléndido escenario londinense. Si el Barça quería retos ahí tiene uno importante: no dejarse enredar por el Werder Bremen. Si consigue superar eso, el actual campeón de la Champions podrá pelear a partir del 20 de febrero en las eliminatorias directas del KO por revalidar su título.

El emparejamiento con el Chelsea quizás no será igual al de los dos últimos años. Aquellos fueron a vida o muerte, pero ahora será otra cosa (o no). De entrada, cuando llegue ese 18 de octubre en que Mourinho y Rijkaard se volverán a ver las caras, ambos habrán jugado ya contra el subcampeón alemán, el máximo goleador de la Bundesliga, el excelente equipo de Klose, Klasnic, Diego, Mertesacker, Frings y Borowski. Es decir, algo gordo ya habrá sucedido. O el Werder Bremen está KO y los dos favoritos dirimirán entre sí, y en apenas dos semanas (18 y 31 de octubre), las dos primeras plazas del grupo o bien los alemanes han dado la campanada y dejado tocado y semihundido a uno de los grandes, con lo que el doble encuentro Chelsea-Barça se convierte de nuevo en eliminatorio y trascendental. Todo ello siempre y cuando los búlgaros del Levski sean los chicos blandos que todos esperamos.

Que nadie se fíe del mal momento del Chelsea. La locomotora está gripada y nadie sabe exactamente porqué. Se alude a las bajas (Makelele, Cech, Joe Cole, Ballack, Gallas...); a la falta de cohesión en el banquillo por los traspasos (Gudjohnsen, Duff, Del Horno, Glen Johnson, Carlton Cole...); a la tendencia ‘galáctica’ en los fichajes (Shevchenko, Ballack) o a su excesiva juventud (Kalou, Obi Mikel). Incluso a cierto agotamiento del ‘modelo Mourinho’, de una exigencia extrema, siempre con el látigo en la mano y la polémica en la boca. Por alguna de estas razones o por la suma de todas ellas o por alguna más que obviamos, lo cierto es que el Chelsea ha cuajado una pretemporada grisácea y un inicio de Premier indigna del historial de Mourinho. ¿Y qué? El Chelsea puede ponerse las pilas en cualquier momento. Quizás ahora mismo a la vista de la derrota frente al Boro y al sorteo de la Champions, ya haya cargado esas pilas y todo cambie en pocos días. Que nadie menosprecie al Chelsea. Quizás ha empezado mal, pero su plantilla es fantástica y hasta que no se demuestre lo contrario continuará siendo uno de los favoritos para estar en la final de Atenas.

Por dicha razón, el partido clave para el Barça es el que jugará en Bremen el 27 de septiembre ante el Werder. Ya jugó allí hace un año. No fue un brillante partido, pero Rijkaard salió victorioso y encarriló el grupo. Un triunfo frente al equipo de Miroslav Klose supondría ahora medio billete para los octavos de final. Así que ya saben qué día, a qué hora y contra quién se la juega de verdad el Barça. Aunque eso nunca tendrá el morbo de volver a Stamford Bridge. A menos que Mourinho cave su propia fosa dentro de dos semanas creyendo que la visita del Werder Bremen a Londres es pan comido. Puede llevarse una sorpresa gorda.

Fotos: Getty.

miércoles, agosto 23, 2006

El reto que lanza Laporta


En sus primeras declaraciones como ‘nuevo’ presidente, Joan Laporta ha olvidado que la campaña electoral había terminado (de hecho, ni empezó) y ha lanzado una de esas proclamas que tanto gustan a los aficionados y tan poco a los entrenadores: “El Barça –ha dicho- tiene posibilidades reales de ganar los 7 títulos (incluyendo la muy poco relevante Copa Catalunya) y eso es un reto para los jugadores, para los técnicos...”. Una vez más se advierte el abismo de sensatez que separa a Laporta de Rijkaard. Mientras el entrenador se esfuerza en templar ánimos (incluidos los del infantil Eto’o) para “mantener la filosofía” de humildad y sobriedad que tantos éxitos ha reportado, el presidente juega a excitar los mismos ánimos.

Pienso que Laporta se equivoca con este planteamiento, aunque comprendo su sentimiento. Es indiscutible que el Barça posee una plantilla demoledora, de la que surgen dos auténticos equipazos. Y un esquema de juego espléndido, una ‘máquina’ como la están definiendo sus propios rivales. Pero precisamente por lo fabuloso del mecanismo no conviene exagerar los desafíos. Ningún aficionado sensato exige los seis títulos esta temporada. Ya es mucho poder pelear por ellos. Cualquier barcelonista desea que gane cuantos más, mejor. Pero es consciente de las dificultades que surgirán: desde el Sevilla férreo que se anuncia en breve hasta el Chelsea del colmillo afilado, pasando por las desgracias propias, los errores, los malos días, quizás un Madrid más peligroso de lo que ahora parece, quizás un tropiezo inesperado en una noche desafortunada (¿o acaso se ha olvidado el 4-2 de Zaragoza en la Copa?).

Escribí hace unos días que “sólo los aficionados más fanáticos exigirán esos seis títulos que enarbolan los periódicos”. Bien, ya no son sólo algunos periódicos, sino el propio presidente del Barça quien enarbola esa bandera poco razonable. Esta misma mañana, Xavier Bosch ha escrito en “El Mundo Deportivo” un excelente artículo con el que coincido plenamente cuya tesis es la misma: es mucho mejor celebrar cada título que se consigue que lamentar los que se pierdan de entre los prometidos. Es mejor sumar que descontar. Es más cabal hacer balance glorioso a final de temporada que ir deshojando la margarita desde el primer día. ¿Será un fracaso si el Barça sólo gana cinco títulos? ¿O cuatro, pero pierde Liga y Champions? ¿O si gana tres como la fabulosa temporada pasada?

El verdadero reto del Barça de Rijkaard no es conquistar esos seis (o siete) títulos, aunque si lo consigue sea fantástico. Su reto es repetir el maravilloso botín del año pasado, algo que no habrá estado al alcance prácticamente de nadie más. Conseguir una segunda Champions consecutiva y no digamos una tercera Liga seguida. Ampliar su ventaja moral sobre los rivales. Enamorar incluso a los aficionados contrarios con ese juego espléndido. Y si logra más triunfos, bienvenidos sean. Pero esa exigencia apriorística es un error. Comprensible en un aficionado, pero reprobable en un presidente.

Referencias
- A por los 7 títulos
- Mejor sumar que descontar
- El primer título de la temporada

Fotos: EFE - AP - El Periódico.com.

martes, agosto 22, 2006

Futbolistas en permanente estado de rebelión


Maniche presiona al Dinamo de Moscú para que le venda al Atlético de Madrid, que es el club que menos dinero ofrece de los cinco que pretenden al centrocampista portugués. Diarra se presenta como nuevo jugador del Madrid después de amotinarse en el Olympique y amenazar con dejar plantado al club que le ha pagado religiosamente su salario durante años. Eto’o planta a sus compañeros, entrenador y afición y se marcha a casa sin celebrar el primer título del año porque se ha quedado sin jugar una segunda parte sin trascendencia alguna para el club. Carlos Tévez se fuga de Sao Paulo y deja tirado al Corinthians, advirtiendo que jamás volverá a jugar con sus colores si Leao se mantiene como entrenador del club brasileño.

Son apenas cuatro ejemplos de las docenas que se producen cada temporada. Hay muchos más y se repiten todas las semanas. Jugadores que superan todos los límites y convierten los contratos en puré de patatas. De hecho, ¿para qué sirve un contrato en el fútbol? Los jugadores saben sobradamente que no cumplirán los años que indica el contrato, que en su traspaso no intervendrá la cláusula de rescisión, que acabará yendo al club que más le interese y que siempre (casi siempre) prevalecerán sus intereses, su preferencias. Le bastará con declararse en rebeldía, amenazar con no entrenarse o regresar a su país de origen. Es suficiente con clamar contra su presidente, entrenador o director técnico para que ya no haya solución de futuro. Si Ayala cree que le engañaron en las negociaciones le basta con denunciarlo y a continuación irse de vacaciones asegurando que no volverá a jugar en el Valencia, quien no ha dejado de abonarle su millonaria mensualidad, que se sepa (y con eso no quiero afirmar que no sea cierto el posible engaño a Ayala).

Los futbolistas tensan siempre la cuerda y a menudo se rompe por el débil lado del club. En realidad, la mayoría de clubes son el bando débil porque se lo han buscado: no han sabido construir un proyecto sólido a base de criterios firmes e irreductibles. Los hay que sí han conseguido una fortaleza interesante. Lo han logrado marcando límites en los fichajes, topes en los salarios y conceptos claros. A veces pierden una batalla, pero son los que ganan guerras. Pero la mayoría lo hace al revés: están dispuestos a todo con tal de fichar y lo que consiguen es darle todo el poder a los jugadores, algunos de los cuales ya vemos cómo las gastan.

Referencias
- Maniche quiere ir al Atleti
- Tévez se fuga de Sao Paulo

Fotos: Getty - AFP.

lunes, agosto 21, 2006

Un equipo mucho más rico en alternativas


Noche de perros para el Espanyol: al Barça no sólo le funcionó el ataque y la defensa, sino incluso el remate de los hombres de segunda línea. En 38 partidos de la última Liga, los centrocampistas del Barça sólo marcaron 6 goles (Deco 3, Van Bommel 2, Motta 1). Apenas el 7,5% del total (80). Anoche, Deco y Xavi lograron los tres tantos, la mitad que en toda la Liga pasada. Es posible que sea casualidad, pero dio toda la sensación que las llegadas desde atrás obedecían a órdenes tácticas. Algo parecido a esto: si los tres delanteros van a tener permanentemente sombras pegajosas encima, convirtámosles en pasadores y que sean los de la segunda línea quienes rematen. Vieja estrategia, inventada hace décadas, pero apenas utilizada por el Barça de Rijkaard, que ha basado su eficacia casi exclusivamente en los tres de delante.

Así que demos por muy buena esta alternativa táctica, del mismo modo que alabemos la maniobra sin balón de Eto’o en el primer gol, arrastrando a dos defensas en un ‘aclarado’ del centro del área para la entrada de Xavi; o el indescriptible juego de tiralíneas de todo el equipo en el segundo tanto; o la excelencia en el remate de Deco en el tercero. Pero por encima de resultado, primer título del año o maquinaria engrasada, lo más relevante de este Barça es la capacidad de poseer alternativas, tanto de jugadores como de sistemas tácticos, riqueza que se percibe con los movimientos de Ronaldinho como falso segundo delantero centro o el cambio de registro tan enorme en el mediocentro defensivo, donde se puede transitar sin solución de continuidad de un Motta potente a un Iniesta liviano y el equipo, en vez de resentirse, incluso mejora.

Esta presencia de alternativas en sistemas, tácticas y jugadores va a ser, posiblemente, la gran novedad de la temporada, más allá del talento tantas veces comprobado o de los nuevos fichajes. El equipo ya no es lineal, sino mucho más profundo y rico en posibilidades.

Fotos: AFP - Reuters.

domingo, agosto 20, 2006

De la metalurgia a la orfebrería


Ha empezado la Premier, el campeonato más espectacular y adictivo, y lo ha hecho con todas las variables de la industria: fútbol metalúrgico en el Liverpool; cerámico en el Arsenal; manufacturero en el Tottenham; de orfebrería en el Manchester United. Veremos qué modalidad nos depara en unos minutos el Chelsea de Mourinho.

Profunda decepción inicial de Liverpool (1-1 ante el ascendido Sheffield) y Tottenham (2-0 en campo del Bolton). No por el resultado, pues Benítez lleva sus tres temporadas empatando el partido inicial, pero sí por la versión futbolística de los ‘reds’: puro fútbol de altos hornos. Sin la menor pizca de talento, chispa ni voluntad de creación. Pelotazos, carreras de pollos sin cabeza, balonazos sin sentido. Una catástrofe futbolística. Benítez ha caminado dos años sobre ese mismo filo, pero hasta ahora los títulos le habían salvado la cara. Esta temporada va a tener que lavar mucho el estilo de su equipo si no quiere cavar su fosa. En cuanto al Tottenham, francamente baste decir que Iván Campo se lo comió con patatas. Campo ha crecido tanto como jugador en Inglaterra que no recuerda en nada al angustiado central del Madrid y él solito se merendó al quinto equipo de la anterior Premier.

El Arsenal parece haberse contagiado del juego de toque del Barça. Gilberto, Cesc, Hleb, Ljungberg y Henry se pasaron el balón mil veces y pretendieron entrar con él en la portería del Aston Villa (1-1), un poco al estilo de lo que Ronaldinho, Eto’o y Messi gustan de ejecutar en muchos partidos. Fútbol cerámico de los ‘gunners’, pero sin remate, asignatura pendiente. Lo contrario que el Manchester, que ha debutado con un puñetazo sobre la mesa (5-1 al Fulham). Impactante estreno, con dos goles de Rooney y uno de Cristiano Ronaldo, olvidada ya la bronca mundialista entre ambos. Pero no dejemos de mencionar un dato trascendente: ha sido regresar Paul Scholes como mediocentro y que el Manchester volviera a funcionar.



P. D.: El fútbol del Chelsea es administrativo. Juegan como quien va a la oficina. Hoy toca partido: vamos a Stamford, nos vestimos de azul, una falta a la cabeza de Terry, un disparo de Lampard, un testarazo de Drogba y a casa a merendar (3-0 al Manchester City). Trámites administrativos, sin pasión ni estímulos. Un equipo que no parece jugar a nada o incluso aburrirse sobre el césped. Pero que dos o tres veces por partido saca los cañones, los dispara y otra vez a merendar. Es justo lo contrario que el Arsenal que juega y juega pero no marca. Va a ser difícil que alguien evite el tercer título consecutivo de Mourinho.

Fotos: Empics - Getty.