martes, marzo 29, 2011

El plan B

Las semanas con partidos de selección resultan idóneas para la reflexión sobre el curso siguiente. No es extraño, por tanto, que todos nos dediquemos a pensar en lo que ocurrirá a partir del 30 de junio, quiénes serán los protagonistas de los nuevos fichajes y, por decantación, a qué jugadores se les dará la baja. Naturalmente, nosotros vamos con retraso respecto de quienes realizan la auténtica planificación, Zubizarreta, Guardiola y Bartomeu: desde la sombra y el silencio, el Barça ya tiene su plan A y también su plan B de fichajes, así como un diseño de las bajas.

Como es lógico suponer, yo no conozco esos planes confidenciales. A lo sumo que puedo aspirar, con retraso y plagado de errores, es a imaginar qué parámetros se manejan en dicha planificación. El sentido común, por ejemplo, nos dice que Guardiola seguirá queriendo gestionar una plantilla corta, de 20 o 21 jugadores, de lo que se deduce que prácticamente cualquier alta deberá ir acompañada de una baja. Y ya hay un alta segura: la de Thiago Alcántara. Un segundo elemento lo ha aportado el propio presidente, Sandro Rosell, cuando ha fijado públicamente en SPORT la postura del Barça sobre Cesc Fábregas. Podríamos decir que Cesc es el Plan A, pero con matices: el año pasado, Rosell ofreció 40 millones y explica que, una temporada más tarde, el jugador de Arenys no ha incrementado su valor. Si acaso, lo mantiene. En esas condiciones, cuando Chelsea y Liverpool han dinamitado precios con los fichajes de Torres y Carroll, cuesta adivinar que el Arsenal de Wenger acepte lo que ya rechazó hace diez meses.

Esto significa que el Plan A será muy complicado de ejecutar. El B, de un montante similar, parece más factible: consiste en reforzar aquellos puestos que, por diversas razones, se han demostrado muy sensibles. El defensa central es uno de ellos: la enfermedad de Abidal, la lesión de Puyol y la degradación del estado de Milito concatenan esa necesidad, más allá del ascenso de Fontàs. A Bartra aún le quedan meses de rodaje en el B para adquirir cuerpo y contundencia, así que un quinto central se hará imprescindible. Lo mismo puede ocurrir con el lateral izquierdo. Sí, podemos decir que hay tres en el equipo: Abidal, Maxwell y Adriano, pero los dos primeros son una incógnita, por razones dispares, lo que sugiere otro fichaje. Y, en tercer lugar, un delantero. Basta una lesión de Pedro o la fatiga emocional de Villa para hacer temblar el ataque del Barça, razón más que suficiente para contratar un segundo delantero de garantías, capaz de partir de banda izquierda, tirar la diagonal y alcanzar veinte goles por curso. Sumando todo ello, el Plan B pasa por tres nuevos nombres más Thiago y Fontàs. Veremos qué ocurre…

lunes, marzo 28, 2011

Seis centrales con perfil Barça

Tres factores se han unido para reafirmar que las exigencias competitivas de un club como el Barça obligan a la presencia de cinco defensas centrales en la plantilla. Esos tres factores son la tendinopatía de larga duración que padece Puyol, la dramática operación quirúrgica que ha sufrido Abidal y la alarmante baja forma física de Milito. Resuelto el enigma de la continuidad de Alves la próxima temporada, parece evidente que Milito formará parte de las tres o cuatro bajas que tendrá el equipo, lo que debe provocar el inevitable fichaje de un quinto central que acompañe a Piqué, Puyol, Abidal y Fontàs, cuya presencia en el primer equipo el próximo curso parece probable.

De entre los muchos centrales de categoría que existen en el fútbol mundial, hemos seleccionado a seis de ellos, que cumplen los siguientes parámetros: elevada calidad técnica, excelente condición física, probable capacidad de adaptación al estilo de juego blaugrana y cierta experiencia en el fútbol de primer nivel.

1. THIAGO SILVA

Brasileño, 26 años (24-Noviembre-1984). 1,83 m. y 79 kilos. Juega en el Milan, su contrato concluye el 30 de Junio de 2014 y su valor de mercado es de 23 millones de euros.

Estamos ante el probable central titular de Brasil en el Mundial 2014 formando pareja con David Luiz. Menos poderoso en todas las facetas que éste, Thiago destaca por una salida de balón excelente. De todos los candidatos que han analizado los ‘scouters’, es uno de los más cercanos al perfil de defensa central que pretende el Barça: conoce las virtudes de la posición, sabe batir líneas, domina el juego aéreo, posee una velocidad adecuada y compensa con anticipación cierta falta de contundencia. Le apasiona sumarse al ataque y hacer gala de su deliciosa técnica individual. Si Piqué no estuviese en las filas blaugrana, el fichaje de Thiago resultaría imprescindible. Los defectos del brasileño residen en sus propias virtudes: posiblemente no posea la garra de un Puyol para convertirse en el último salvavidas de la zaga, ni la velocidad de un Abidal para lanzar el sprint que evita sustos mayúsculos. Pero tiene un poco de cada uno de ellos y la garantía de estar ya rodado en competiciones del máximo nivel. Su coste es muy elevado, pues para el Milan es pieza imprescindible en su zaga.

2. MAMADOU SAKHO

Francés, nacido en Senegal, 21 años (13-Febrero-1990). 1,87 m. y 83 kilos. Juega en el Paris Saint-Germain. Su contrato acaba de ser renovado hasta el 30 de Junio de 2014 y su valor de mercado está tasado en 13,5 millones, pero piden más dinero por él.

Es un prodigio físico y de precocidad. Quema etapas con la misma voracidad con la que rebaña balones a sus rivales. Debutó a los 17 años en el primer equipo parisino, con 18 jugaba en la sub-21 francesa y, con 20 años, ya ha sido llamado por Laurent Blanc para formar parte de la nueva Francia. Posee una personalidad y una jerarquía tremendas que, a día de hoy, le convierten en uno de los centrales zurdos de mayores condiciones del continente europeo. Ante todo, es un talento defensivo. Marcador férreo, se impone en los duelos gracias a su instinto defensivo y sentido de la anticipación. Se posiciona con autoridad y muestra una determinación y una valentía en el corte implacables. Muy difícil de superar en el cuerpo a cuerpo, convirtiéndose en un central pegajoso para el rival dado que asfixia su radio de acción cuando le encima. Posee una capacidad de aceleración notable y una zancada de recuperación muy potente. Domina el juego aéreo y no descuida la atención a las ayudas y a las coberturas defensivas. A pesar de sus excelentes condiciones, todavía debe adquirir mayor constancia en su juego, mejorar su concentración y, sin tener que ser un central creativo, mejorar su salida de balón así como su juego en corto.

3. NEVEN SUBOTIC

Serbio, 22 años (10-Diciembre-1988). 1,93 m. y 88 kilos. Juega en el Borussia Dortmund y tiene contrato hasta el 30 de Junio de 2014. Está tasado en 15 millones, pero el club alemán pide más por él.

Estamos ante el biotipo de central perfecto. Posee las características exactas para protagonizar grandes hazañas defensivas: corpulento, pero fino; contundente, pero con estilo; excelente en el toque, saca bien el balón, se mueve de maravilla en ambas áreas, domina la zona y va de maravilla por alto. Subotic es, ahora mismo, una de las grandes perlas del previsible campeón de la Bundesliga, junto a su compañero de zaga Mats Hummels, otro de los brillantes centrales europeos por los que suspiran los grandes clubes. Pero Hummels, muy ligado al Borussia, se muestra intransigente en su voluntad de quedarse, por lo que Subotic es la pieza a pescar. Queda la incógnita de cómo mezclaría con Piqué, pues también destaca por su buena salida de balón, magníficas diagonales en largo y eficacia en el juego aéreo. Pero supera al catalán en velocidad, lo que sería otro punto a favor. Ideal para acompañar a Puyol o Abidal en la pareja central. Sus ansias competitivas son extraordinarias y ya ha demostrado carácter ante la adversidad.

4. JAN VERTONGHEN

Belga, 23 años (24-Abril-1987). 1,89 m. y 79 kilos de peso. Juega en el Ajax de Ámsterdam y termina contrato el 30 de Junio de 2012. Su valor de mercado es de 10 millones de euros.

Es el prototipo de central moderno que bate líneas con la pelota controlada. Zurdo dotado de una buena calidad técnica, domina casi todos los registros del juego. Pasa el balón con criterio y se muestra sereno y cómodo cuando debe manejarse con él. Dispone de un gesto técnico inusitado para ser central y ello se debe a su perfil futbolístico polivalente: puede desenvolverse como mediocentro e, incluso, como tercer central acostado al pasillo lateral izquierdo. Jugador con notable determinación, se emplea a fondo en la lucha por el balón. Contundente en el choque, firme y enérgico en el tackle, su mayor virtud es la colocación. Su conocimiento del juego en posiciones más avanzadas le permite anticipar situaciones y, así, ayudar a tirar la línea defensiva hacia delante. No pasa dificultades en el juego aéreo, ni es un marcador al uso, pero actúa con dureza siempre que la situación lo requiere para frenar en seco a los rivales. Posee un gran disparo de lejos y sus diagonales son precisas. Su polivalencia le ha convertido en un jugador muy completo, pero no especializado en ningún aspecto en concreto, rozando el notable en la mayor parte de atributos pero sin sobresalir, hoy por hoy, en la faceta defensiva. Esa falta de especialización provoca a menudo que mida mal sus acciones y se emplee con excesiva dureza en defensa o descubra la zona defensiva incorporándose al ataque con demasiado riesgo.

5. DOUGLAS TEIXEIRA

Brasileño, 23 años (12-Enero-1988). 1,92 m. por 82 kilos. Juega en el Twente, termina contrato dentro de 15 meses y está tasado en 8,5 millones.

Llegó hace dos temporadas a Holanda y, desde entonces, no ha dejado de crecer futbolísticamente. Es tremendamente poderoso en el juego aéreo: marca el territorio en defensa y es peligroso en las jugadas a balón parado en ataque. Dispone de una buena salida de balón, divide con acierto la pelota y posee un notable desplazamiento en largo. Comete pocos errores con el balón en los pies y conecta con sus compañeros con relativa facilidad. Diestro, puede ocupar indistintamente ambos perfiles del eje central. Lejos de parecer un central con problemas en el uno contra uno debido a su corpulencia, se trata de un defensa que se maneja bastante bien en la colocación y la anticipación. Le gusta tratar de anticiparse a sus rivales metiendo el cuerpo con contundencia para robarles el espacio. Fiable y sobrio, mantiene un nivel de concentración muy elevado a lo largo de los partidos. Su potente zancada impide deshacerse de él con una simple aceleración. Su mayor virtud es su inteligencia a la hora de posicionarse en el campo. A menudo peca de querer estar en todos los frentes, lo cual le hace perder la posición y dejar descubierta su zona en exceso en su ímpetu por achicar. Además, debe trabajar más su sentido táctico a nivel defensivo, sobre todo en espacios reducidos, puesto que no siempre toma la decisión acertada.

6. PEDRO GEROMEL

Brasileño (con nacionalidad italiana), 25 años (21-Septiembre-1985). 1,87 m. y 79 kilos. Juega en el Colonia, con quien tiene contrato hasta el 30 de Junio de 2014. Representado por Jorge Mendes, está tasado en 8 millones.

Antes de su llegada a Alemania, Geromel estaba llamado a repetir la historia de Pepe. Este espigado central llegó a Portugal procedente de Brasil y todo parecía indicar que su siguiente destino sería un equipo importante, pero finalmente acabó en el Colonia. El italobrasileño atesora unas condiciones físicas muy notables. Rápido en carrera, con un buen timing de salto y un buen balance. Se trata de un central de perfil defensivo cuya mayor virtud es la anticipación y su nivel de actividad. Siempre concentrado, es difícil de superar por alto y verlo flaquear en esa faceta. Siempre en tensión y al acecho para anticiparse en el corte, es un jugador expeditivo y contundente. Sin tener una salida de balón primorosa, goza de un buen toque de balón en corto y no acostumbra a complicarse la vida. Jugador notable en el marcaje, nunca pierde de vista a su par e imprime tranquilidad a la zaga dado que siempre aparece para resguardar el área. En su contra, la distancia cualitativa y competitiva que supondría dar el salto del Colonia a un equipo de máximo nivel mundial. En cuanto al apartado técnico, debe mejorar y ajustar su posicionamiento en el campo, tanto en las ayudas laterales como a la hora de medir y tomar decisiones.

La red de ‘scouters’ del Barça ha analizado otros muchos defensas centrales, entre los que citaremos algunos más: el portugués Daniel Carriço (22 años, 13 millones, Sporting de Lisboa), central diestro de mucho carácter y garra, aunque de estatura reducida; el danés Simon Kjaer (22 años, 11 millones, Wolfsburg), prometedor en sus cualidades, pero alejado de momento de grandes exigencias competitivas; el holandés Ron Vlaar (26 años, 4,5 millones, Feyenoord), defensa curtido y que cubre todas las facetas con corrección; el colombiano Cristian Zapata (24 años, 9 millones, Udinese), quizás el más contundente de todos, pero también el de menor excelencia técnica; el mexicano Héctor Moreno (23 años, 4,5 millones, AZ Alkmaar), en la línea del gran Rafa Márquez, pero todavía con muchas lecciones por aprender; e incluso el checo Marek Suchy (22 años, 4,5 millones, CSKA Moscú), magnífico sacando el balón; o el franco-centrocafricano Mapou Yanga-Mbiwa (21 años, 4,5 millones, Montpellier), un lateral-central al estilo Puyol, que algún día será titular indiscutible con Francia. Cualquiera de ellos posee cualidades para ser optado por el Barça.

sábado, marzo 26, 2011

El rey de la pelopina

En un momento dado, el Camp Nou abuchea a Xavi. No es un abucheo multitudinario, pero sí suficientemente elocuente como para que se entienda el mensaje de rechazo. Los periodistas nos cebamos en Xavi y Laporta entabla conversaciones para el traspaso del jugador. Se le acusa de marear demasiado el balón, sobarlo en exceso, moverlo en horizontal y buscar la imposible hipnotización del rival. En realidad, algo muy parecido a lo que sigue haciendo ahora, en cada partido, pero que en aquella época estaba mal visto. Xavi fue elegido como saco de todos los golpes: la inmensa desfachatez de Deco, la superlativa pereza de Ronaldinho, el monstruoso ego de Eto’o, la ‘nonchalance’ perversa de Henry, el desestimiento flagrante de Rijkaard… casi todo ello parecía secundario en comparación con “lo” de Xavi. Dado que es feo citar a otros, me citaré a mí mismo, autor de las siguientes frases en enero de 2008, en este mismo periódico: “Señor Xavi: Sus compañeros no se desmarcan, de acuerdo, pero usted ha permitido que le conviertan en un jugador de balonmano. El caracoleo es su acción preferida y, de tanto darse la vuelta sobre sí mismo, este equipo anda mareado”.

Seis meses más tarde, el mismo Xavi era universalmente valorado como mejor jugador de la triunfal Eurocopa. ¿Qué había ocurrido? En primer lugar, sucedió que Frank Rijkaard tomó una decisión histórica en 2004 cuando modificó la tradición del ‘4’ del Barça. Hasta entonces había sido un mediocentro de creación (Milla, Guardiola, Xavi) y pasó a ser defensivo. Rijkaard probó con Motta, que se rompió los ligamentos el primer día de su nuevo rol. Le suplió con Edmilson, que sufrió la misma lesión, y prosiguió con Márquez hasta alcanzar la excelencia con Touré. A cambio, adelantó veinte metros a Xavi, que de mediocentro pasó a interior, de ‘4’ a ‘6’, de aguador a repartidor de caramelos. Yo no tenía razón en lo que escribí: el éxito de Xavi sí radicaba en sus compañeros. Cuando trabajaron juntos, Xavi tenía vías de pase para alimentar a un campeón. Cuando se encerraron en su indolencia autodestructiva, Xavi siguió encendiendo la misma luz, pero al fondo del pasillo no había nadie para recibir el balón.

Luis Aragonés comprendió bien el auténtico problema y confeccionó una selección de gente hambrienta, combativa y talentosa. En ese nuevo hábitat, Xavi halló de nuevo compañeros a quienes nutrir de asistencias. Y llegó el triunfo de la Eurocopa. Guardiola, excelente ladrón de ideas, advirtió que Rijkaard tenía razón, pero mucho más la tenía Luis Aragonés, por lo que Pep despidió sin contemplaciones a los perezosos y amplió los pasillos estratégicos de Xavi. A partir de ahí llegaron los títulos y la consagración universal del ‘rey de la pelopina’.

- Publicado en Sport (26-III-2011)

martes, marzo 22, 2011

Tiempo de pasión

El sorteo de cuartos de final de Champions ha desatado un fervor descomunal por analizar el calendario. Pero el calendario, en realidad, no ha cambiado. Estaba ahí desde hace mucho tiempo; tanto tiempo, que parecía un convidado de piedra, salvo para quienes manejan la planificación de los equipos, que conocen el haz y el envés de todas las fechas. El Barça, por ejemplo, no afronta ninguna situación sobrenatural, sino la misma que ha vivido en las recientes temporadas: su ya clásico menú de un partido cada tres días. Un ritmo que el vestuario de Guardiola ha asimilado con inteligencia emocional, transformando cada obstáculo en un trampolín.

Los calendarios apenas han cambiado en los últimos años: están compuestos por dos grandes bloques o ‘momentos’ separados por un intermedio. El primer bloque tiene lugar entre mediados de octubre y mediados de diciembre, meses en los que se atribuyen dos premios importantes: la clasificación para octavos de Champions (la auténtica Champions) y una primera jerarquía liguera, con el enfrentamiento de los principales equipos del campeonato entre sí. En este período no se ganan títulos, pero pueden perderse, caso de la competición europea. A continuación, indefectiblemente, llega el interludio invernal. No hay parón, como en la Bundesliga, pero sí hibernación: el fútbol se congela. Equipos como el Barça emplean esos dos meses largos en incrementar sus cargas de trabajo, manteniendo el pulso en la Liga y usando el torneo de Copa para poner en forma a sus suplentes. Si los resultados acompañan, el balance a mediados de marzo muestra al equipo en lucha por las tres competiciones, con los titulares empezando a ponerse en forma y los suplentes, motivados y con ilusión por participar.

Y entonces llega el sprint final: prácticamente, dos meses al galope tendido. Abril y mayo sin aliento. Una final cada tres días. Sin apenas margen de error, ni posibilidad de enmendar el tropiezo, ni tiempo para reflexionar sobre lo ocurrido. Un grupo con espíritu de comando, lanzado sin freno y a pecho descubierto. Posiblemente, este sea el período que más ansían los futbolistas. El momento en que más disfrutan. Mientras el aficionado contiene el aliento, sobrecogido por un hipotético triple triunfo o el temor a las derrotas, los jugadores lo sueltan, liberados de demonios y fantasmas, agarrando la oportunidad histórica que el calendario vuelve a regalarles: dos meses de competición frenética y sin arneses de seguridad. Ahora no es tiempo de embelesarse con el calendario, sino de comérselo a mordiscos. Tiempo para gente valiente, atrevida, inteligente; hábil en lo emocional y contundente en lo futbolístico. En estos momentos, todo el catálogo de excusas ha caducado.

- Publicado en Sport (22-III-2011)

martes, marzo 15, 2011

Han despertado al tigre

A media mañana de ayer, el entorno de José Mourinho llamó a algunos amigos de confianza para informarles que el entrenador portugués no tenía la más mínima relación con la filtración que ‘sugería’ que Barça y Valencia usaban sustancias dopantes. Su olfato le advertía que, esta vez, alguien había ido demasiado lejos y cruzado todas las líneas rojas. Mourinho, tan propenso a embarrarse y dictar la agenda nacional, optó por la cautela y se quitó de en medio. Yo no he sido, explicó en privado para que se conociera en público. Olía a azufre y Mourinho es listo. Mourinho ha estudiado y aprendido. No es un fanfarrón ignorante embutido en un chándal, sino que conoce los parámetros del deporte de competición y sabe distinguir entre una política nutricional equilibrada y complementaria y el simple y burdo dopaje. Parece claro que, no muy lejos de él, los hay que desconocen la diferencia, quizás porque no estudiaron suficiente o porque, estimulados por esos ultrillas fanáticos que han asaltado algunas redacciones periodísticas, se atreven con todo.

Listo como es, Mourinho sabía ayer por la mañana que alguien había cometido un triple error catastrófico en la capital. Primero, porque confundir vitaminas con sustancias dopantes es más propio de blogs radicales que de periodistas con un dedo de frente. Segundo, porque el flirteo demagógico se sostiene cuando se manejan intangibles como las actuaciones arbitrales, las conspiraciones planetarias o los hacedores de calendarios mágicos. Pero todo el entramado se desmorona cuando esa especulación se adentra en terrenos tangibles: fulanito se ha dopado, dice un periodista que le ha dicho un club que anteayer mismo levantaba la bandera de los valores, la verdad, el rigor y la seriedad. Error, debió pensar Mourinho. Y tercero, porque esto que ha ocurrido es lo mejor que le puede ocurrir al vestuario del Barça. Porque, y es la enésima vez, les han vuelto a enrabietar justo cuando empieza el tramo de la verdad.

A un equipo que juega sin adrenalina, caso del Barça, hay que intentar bajarle aún más el pulso hasta convertirlo en hipotenso. Quizás así se le consiga dormir y desviar de sus intenciones. Ya ocurrió otros años, cuando algún osado jugador y un muy beligerante entorno, construyeron castillos en el aire a cuenta de la autoestima de los jugadores del Barça. A base de despreciar sus méritos innegables, atribuidos a confabulaciones arbitrales y necedades varias, consiguieron estimular como nunca a jugadores que sólo acostumbran a hablar sobre el césped. Esta vez han ido mucho más lejos y han puesto en duda no sus méritos, sino su honestidad. Dijo Mourinho que el Madrid parecía un elefante dormido. Y lo que ha hecho es despertar a un tigre.

lunes, marzo 14, 2011

El discurso del (auténtico) rey

Este Barça es un artista que convierte los partidos de fútbol en obras de arte. No siempre gana, pero siempre deja una escultura legendaria, una pintura memorable, una sinfonía inolvidable. No importa cómo es el lienzo a pintar o el mármol a esculpir: 90 minutos más tarde, el artista se retira dejando como recuerdo una pieza de creatividad mayúscula. A veces, como anoche, tiene que hacerlo con una media sonrisa porque el resultado no le favorece, pero ni siquiera en esos casos tuerce el gesto o se encomienda a excusas externas. Pudiendo hacerlo, no se enreda en esos líos tan habituales de las confabulaciones, manos negras y demás latiguillos de medio pelo. Simplemente, intentó componer otra sinfonía excepcional y se torció alguna nota. El remate, por ejemplo, asignatura algo pendiente en este final del invierno.

El Pep Team es un equipo que se reafirma a sí mismo en cada partido. Hay días que su autoestima sale inmensamente reforzada porque suma goles como quien respira, pero incluso en las noches de sequía, donde largueros y rivales se interponen en el camino de los cañonazos, y la puntería no es la mejor de las virtudes, incluso de esas noches sale fortalecido el equipo de Guardiola, incapaz de dar un mal pelotazo aunque el reloj marque la hora. Un equipo de fútbol de los de verdad debe vestirse por los pies, poseer una idea concreta de juego, trabajarla con esmero en los entrenamientos y aplicarla sin doblez en los encuentros: sólo así es posible progresar. Ganar, se puede ganar de mil maneras. Pero convencer y enamorar, ilusionar y entusiasmar; conseguir el consenso universal sobre las bondades de un estilo determinado, eso solo puede hacerse desde la convicción y la persistencia. Y a eso nos está acostumbrando este equipo de palabras mayúsculas y futbolistas calzados con botas de siete leguas.

En el resultadismo de nuestros días, donde nada importa salvo conseguir objetivos numéricos, la propuesta del Barça contiene un aire romántico que parecería casar mal con la exigencia del éxito perpetuo. Y, sin embargo, cuanto más incide en su idea de juego, mayores éxitos obtiene, aunque los dos puntos perdidos en Sevilla sirvan para recordar que el remate certero es un arte que debe ser mejorado. El equipo de Guardiola no ha llegado hasta aquí, con ocho títulos ya en la mochila y peleando por otros tres, por su oportunismo puntual, sino por la fidelidad permanente a su idea de juego. Y cuanto más persiste en ella, más sólido se presenta, más fiable y potente. Es una maquinaria deliciosa y engrasada, convencida de su potencial, conocedora de sus debilidades y, también, del sobreesfuerzo que debe realizar para seguir en la cresta de la ola. Ahora que se ha puesto de moda reinventar conceptos como el del señorío, es significativo que este Barça sea más coherente que nunca consigo mismo y continúe dejando obras de arte en cada partido que dispute. El suyo sí es el discurso del auténtico rey.

domingo, marzo 13, 2011

Más movilidad en ataque

El triunfo del Barça sobre el Arsenal dejó dos sensaciones: la de un equipo aplastando al que, en teoría, era su clon; y la de un equipo venciendo pese a un ratio muy bajo de efectividad. Los dos equipos son el Barça, por supuesto. Esa ambivalencia genera cierta desazón. ¿Cómo un conjunto que borda el fútbol de este modo, y asalta la portería rival, termina sufriendo? Dicen que es por genética, pero es por falta de efectividad. Los datos del partido revelaron un dominio estrepitoso: se jugó prácticamente en el medio campo del Arsenal, que no logró disparar ni una vez contra Valdés, por 19 remates del Barça, que triplicó al equipo londinense en número de pases. Y si nos fijamos en las capturas de balón tras pérdida, deberemos convenir en que el Barça posee una prodigiosa transición ataque-defensa que le hace recuperar el cuero casi instantáneamente después de perderlo. Pero en la virtud de todos estos factores se esconde también un defecto: ¿por qué tan reducida efectividad? ¿Por qué el Barça no consiguió transformar muchas más oportunidades? ¿Por qué tampoco obtuvo mejor efectividad en el partido de ida, ni tampoco en el del año anterior, también en Londres?

Creo haber encontrado la respuesta en una deliciosa entrevista que Andrés Pastor, un brillante periodista desconocido de Murcia, ha realizado esta semana en su blog (culemania-sito.blogspot.com) a Álex Sans, miembro de la escuela catalana de entrenadores. Dice Sans que el problema del bajo ratio entre oportunidades y efectividad reside en la falta de “movilidad en los hombres de ataque”. Argumenta que el Barça está manejando de forma espectacular las dos primeras fases del juego: la de iniciación (lo que llamamos “salida de balón” desde la defensa) y la de progresión (lo que bautizamos como “jugar a lo ancho” al borde del área rival). Sin embargo, Sans opina que la tercera fase, la decisiva, la resolución directa ante la portería rival, posee un exceso de toques y combinaciones.

Considera que en esa zona “una de las pautas importantes es que cuando tengas una oportunidad para rematar hay que intentarlo. Lo que no podemos es parar el balón ahí o tocarlo demasiado porque la precisión tiene que ser impresionante”. Y aunque Messi y compañía poseen esa precisión casi mágica, deberían centrarse más en el remate directo y la movilidad en lugar de la filigrana final.

Comparto esta opinión, aunque entiendo la dificultad: después de atravesar el campo a lo largo y a lo ancho con un determinado estilo (toque corto y asociación) debe resultar muy complejo, física y mentalmente, cambiar de modo radical el ritmo e imprimir velocidad máxima y remate directo vertical. Pero por ahí anda la verdadera solución a este ‘problemilla’.

- Publicado en Sport (12-III-2011)

martes, marzo 08, 2011

La batalla del centro del campo

No sabemos cómo será el partido, ni siquiera quién jugará, aunque todos apostamos a que Busquets será central junto a Abidal (defensa ya ensayada hace varios días) y bastantes creemos que Van Persie se quedará en el banquillo, como última bala de un Wenger que quizás no deseará arruinar en el Camp Nou sus opciones de ganar la Premier. Desconocemos cuál será el desenlace del partido, pero sí intuimos cómo será el desarrollo del mismo: una batalla en el centro del campo. Como en aquellas grandes juergas de los pioneros hace casi un par de siglos, cuando centenares de jugadores por bando se peleaban en la plaza del pueblo por un esférico hecho con tripas de vaca, también el objetivo de esta noche será uno y solo uno: el balón. Conquistarlo, poseerlo, quedárselo en propiedad. Amansarlo, domarlo, mimarlo con pasión. Dos batallones de arquitectos, delineantes y barrenderos, enfrentados por arrebatarse una esfera de cuero y adquirir con ella los derechos de propiedad del movimiento perpetuo. Quien tenga el balón tendrá la mano en esta partida. Quien lo pierda, simplemente agonizará persiguiendo fantasmas.

A un lado estará el trío de la escuadra y el cartabón: Xavi, Messi e Iniesta. A sus espaldas, el barrendero Mascherano para proteger las fugas, tejer una tela de araña, correr hacia atrás como nadie y cubrir el flanco derecho, siempre desguarnecido. A la derecha, por supuesto Alves, el falso lateral, falso interior, falso extremo: el futbolista falso. El que juega de todo, excepto de lateral defensivo. Cinco hombres para conquistar el balón sobre el cuadrilátero verde. Al otro lado, el trío del compás y la brújula: Cesc, Nasri y Wilshere, escudados por el gladiador Diaby o el más ligero Denilson, y apoyados en alguna muleta: ofensiva si se trata de Arshavin, defensiva si juega Eboué. Cinco competidores de lujo para esa batalla por un balón. El quinteto que gane el pulso sacará billete para cuartos.

Claro, puede haber accidentes. Una contra inesperada, un remate prodigioso, la eterna incertidumbre del fútbol. Pero el plan está trazado: es el Barça ante su espejo, en busca de una respuesta: ¿Saldrá una imagen bella y feliz? ¿Un reflejo deforme y agrio? Guardiola prefiere rivales que se encierren en su área, por más que eso signifique la práctica desaparición de los espacios. El Arsenal es justamente lo contrario: un conjunto que practica un estilo de juego muy cercano al blaugrana y que, además, domina el arte del contragolpe. Parte con esas dos ventajas: el marcador y el contraataque, pero enfrente tendrá una fuerza emocional de mucha categoría. El Barça más temible es el Barça enrabietado, el exigido, el necesitado. Esta noche, al Arsenal le tocará bailar con lobos.

sábado, marzo 05, 2011

Tres centrales y un falso 9

El partido que disputó el Valencia el pasado miércoles habría tenido connotaciones memorables de haber concluido con un buen resultado para el equipo local. Y fue memorable, al margen del marcador final. Unai Emery dibujó una sensacional estrategia ajedrecística frente a uno de los más reputados especialistas en la materia: el dolorido Pep Guardiola, quien a su vez no escatimó recursos tácticos para solventar la que, posiblemente, sea más difícil salida del Barça esta temporada. Sin duda, fue el partido más difícil, arduo, áspero y complejo de todo el curso aunque el resultado pueda desconcertar a los valencianistas y los movimientos estratégicos de los barcelonistas sean valorados como ‘guardioladas’ por algunos analistas.

El encuentro fue un monumento a la inteligencia táctica aplicada al fútbol, empezando por las propias alineaciones, que parecían encerrar un enigma dentro de un jeroglífico incrustado en un rompecabezas, y continuando por la asimetría que ambos técnicos plantearon, dejando a Mathieu y Adriano como líderes del desequilibrio. Quizás el elemento táctico más relevante, al margen del nuevo ensayo de Busquets 2.0 (la versión del doble rol que veremos la próxima temporada) sea el planteamiento de tres centrales frente al ‘falso 9’ por parte de ambos entrenadores. Así, el Valencia dispuso a Stankevicius, Ricardo Costa y Dealbert como ‘trivote’ defensivo para amurallar la línea sobre la que debía percutir Messi. La decisión de Emery es fruto de partidos previos y mucho trabajo: en vez de perseguir al ‘delantero mentiroso’ del Barça y romper su última línea de protección, prefirió tejer una tela de araña en el centro del campo (donde llegaron a moverse hasta seis jugadores locales) y mantener a sus tres centrales para enfrentar la posición de Villa y las llegadas de Messi. Resultado más que brillante para el técnico ché.

Del otro bando, algo similar aunque más habitual. Piqué, Busquets y Abidal como únicos tres defensores frente a un ataque local que sólo contaba con un… ‘falso 9’, en este caso Juan Mata. El resumen de la estrategia ofensiva de Emery resultó desconcertante: consiguió crear escasas ocasiones de peligro, pero generó un elevado desarreglo en la línea defensiva blaugrana. En cualquier caso, balance al margen, el experimento resultó muy interesante para el entrenador del Valencia y, sin duda, también para el del Barça. El resultado del partido ha supuesto un golpe de autoridad impresionante para los blaugrana, pero pienso que Guardiola habrá extraído aspectos incluso más positivos que los tres puntos: unas variantes tácticas, propias y ajenas, defensivas y ofensivas, muy enriquecedoras para el futuro. Porque el futuro inmediato de este equipo se está fraguando en estos días.

martes, marzo 01, 2011

El ataque define la defensa

En la vigesimoquinta jornada de campeonato, el Barça ha encajado 13 goles. Con los mismos partidos disputados, el líder de la Premier inglesa, el Manchester United, había recibido casi el doble de tantos: 23. El líder italiano, el Milan, suma 19 en contra, en tanto el mandamás francés, el Lille, encaja 24 aunque su inmediato perseguidor, el Rennes, sólo ha recibido 18. El segundo clasificado de la Liga española, el Real Madrid, computa 19. Es decir, el único equipo puntero que compite seriamente con el Barça en el liderazgo defensivo es el Borussia Dortmund, que apunta a claro campeón de la Bundesliga, cuyo guardameta, Roman Weidenfeller, sólo ha recibido 14 goles, uno más que Víctor Valdés, en 25 jornadas.

Deberíamos decir, por todo ello, que el Barça está comportándose como el equipo de mayor solidez defensiva de Europa hasta el momento, lo que puede resultar chocante si tenemos en cuenta que, con sus 76 goles a favor, es el conjunto más ofensivo y atacante con una ventaja sideral en cualquier comparativa. Y en este punto se encuentra la clave de su gran fortaleza trasera. No en sus defensas individualmente, ni siquiera en su estructura defensiva, sino en su orientación del juego. El Barça se defiende atacando y sus delanteros son los mejores defensores. Sin duda, los hombres que juegan atrás poseen una calidad indiscutible, pero deberemos reconocer que, si bien son idóneos para el estilo de juego que preconiza Guardiola, en otros equipos posiblemente destacarían menos en su vertiente puramente defensiva. Alves, por ejemplo, es más notorio por su aportación atacante que por la de contención. Piqué, siendo un excelente defensa, destaca sobremanera por su excepcional salida de balón. Lo que les hace a todos ellos extraordinarios es el estilo de juego en que se encuentran inmersos.

En los pocos momentos en que el equipo comete errores ofensivos, y deja pendiente una presión sobre el contrario o no recupera bien un balón perdido, o simplemente el colectivo pierde la posición, el sistema defensivo blaugrana se muestra mucho más endeble y frágil, más “humano”. En momentos así se aprecia que las grandes cualidades de esos defensas no son tanto las puramente defensivas, cuanto las ofensivas. Esta razón explica también por qué es tan difícil asentarse en la defensa de este equipo, como demuestran los tres años largos que ha tardado Abidal en desentrañar los secretos del juego de posición.

Para terminar, y regresando al ‘efecto cascada’ del que hablé el pasado sábado, recomendaría a los aficionados del Barça acudir esta noche al Mini Estadi. Tras el brillante debut del juvenil Javi Espinosa el sábado en Soria, hoy puede ser otro día memorable en la carrera de los canteranos blaugrana.