Qué tremenda ironía la que planea sobre Ernesto Valverde. Mientras el Athletic que él colocó en la UEFA anda colista y en manos del 'pre-jubilado' Clemente ('pre-jubilado' por lo de su dedicación al golf) y el Espanyol en el que también jugó brillantemente se va a deshacer mañana de Lotina y parece que optará por el histriónico Luis Fernández, Valverde deja España y se va al Parma de Lorenzo Sanz, lo que en primera instancia parece más un castigo que una buena oferta.
El Parma no sólo anda igual de mal clasificado en Italia (cuarto por la cola) que Espanyol o Athletic aquí, sino que afronta el futuro con escasas perspectivas. Tiene una plantilla sin brillo, tras la marcha de Gilardino al Milan, y el cataclismo financiero de su antiguo propietario y patrocinador (Parmalat) le han dejado tiritando. Sanz va a querer reflotarlo y tanto Lopetegui como Valverde son dos piezas muy interesantes, pero le hará falta reforzar la plantilla de inmediato si quiere salvarse. Los primeros fichajes parecen cantados: Michel Salgado, yerno de Sanz; Helguera, que no tiene oferta de renovación; Pavón, que sólo juega esta noche por la debacle de la plantilla blanca. En fin, tres buenos defensas de los que Luxemburgo quiere prescindir. Pero al Parma le hará falta bastante más.