En una nueva demostración de sabiduría comercial, Florentino Pérez cerrará en breve un nuevo acuerdo de patrocinio de la camiseta del Madrid: 100 millones de euros por otros cinco años, a razón de 20 anuales. Al presidente del Madrid no le funciona el proyecto deportivo, pero sí los resultados económicos del club (desde que la "Operación Chamartín" sirvió para enjugar las deudas) y esta operación viene a refrendar su calidad como gestor, sobradamente comprobada al frente de la constructora ACS. Esta dicotomía entre el éxito comercial y el fracaso deportivo se reproduce también en el Barça, pero justo al revés. Tras múltiples peripecias y fallidos, la directiva de Joan Laporta sigue a la búsqueda del primer patrocinador en la historia futbolística del club, pero dos años después de haber lanzado la operación no ha conseguido ningún resultado tangible, al contrario que sobre el césped, donde el Barça ha pasado de la mediocridad absoluta a un juego espectacular.
Ingresos millonarios como el que ahora concreta el Madrid, no garantizan, sin embargo, el buen uso del mismo. El Barça puede dar fe de ello, pues no hace tanto tiempo ingresó 72 millones de euros por el traspaso de Luis Figo y dilapidó esa cantidad en pocos meses sin construir con ello un equipo fiable. El propio Madrid conoce bien esta lección: en las dos últimas temporadas ha invertido 110 millones de euros netos (fichajes menos traspasos) en jugadores más otros 12 en entrenadores, pero el equipo no ha funcionado en ningún momento. El dinero garantiza la solvencia, pero no el éxito deportivo.
Documentación financiera: El patrocinador será BenQ, multinacional surcoreana especializada en dispositivos digitales y que el pasado año alcanzó una facturación total de 5.000 millones de dólares. BenQ adquirió Siemens Mobile el pasado mes de junio, poco después de que la matriz de la compañía alemana de telefonía móvil anunciara que el negocio era ruinoso y había ofrecido 19 millones de euros de pérdidas en el segundo trimestre del año. Durante meses, Siemens buscó desesperadamente un socio en telefonía móvil a quien poder endosarle su deficitaria filial hasta que encontró a BenQ, que podrá utilizar la marca alemana durante cinco años, el mismo período por el que firmará con el Madrid. Con la compra de Siemens Mobile, la facturación prevista por BenQ para 2006 se duplicará.