Michel Platini, uno de los mejores futbolistas europeos de la historia, acaba de manifestar en "ABC" que "de buena me he escapado" por no jugar en estos tiempos de miserias tácticas. Platini reclama un "fútbol de futbolistas" y no de entrenadores. "En mis tiempos (de jugador) el fútbol pertenecía a los jugadores. Hoy, en cambio, si no obedeces al entrenador vas al banquillo. Y así Zidane juega en la banda. Si yo jugase ahora estaría en el ala izquierda. De buena me he escapado". El 'crack' francés acaba diciendo que "el destino del fútbol está en los pies de los jugadores". En realidad, está pidiendo lo mismo que la mayoría de aficionados que no comprenden algunos galimatías tácticos de los entrenadores.
En la selección no se comprende la baja de Joaquín, no porque esté en buena forma sino porque el seleccionador acaba de modificar todo su estilo de juego. En el Barça, Van Gaal ató a Rivaldo a la cal izquierda y en ocasiones pareció que Rijkaard pretendía lo mismo con Ronaldinho, que se zafa de esa banda siempre que puede. En el Madrid, Luxemburgo propuso el 'cuadrado mágico' después de reivindicar la muerte de los extremos y más tarde de probar con dobles pivotes, rombos y demás figuras geométricas.
Lo cierto es que Platini tiene razón: una cosa es la seriedad estratégica de los entrenadores, su 'hoja de ruta' táctica, y otra bien distinta el intento de aplanar el talento, de igualar la genialidad, de uniformizar la calidad. El destino del fútbol debe estar en los pies de los jugadores. Los buenos entrenadores (y no digamos los presidentes que fichan) son los que se limitan a no destrozar a sus jugadores con planteamientos enconrsetados.