Un Madrid gris y un Barça pletórico, pero sólo un punto de diferencia entre ambos después de 11 jornadas. Un Madrid con siete defensas y un Barça que sigue goleando, pero igualdad máxima antes del enfrentamiento del 19-N. Un Madrid con los mismos problemas de juego de las dos últimas temporadas y un Barça con la misma facilidad para tocar, enfriar el partido y golpear cuando es preciso, pero apenas el filo de la navaja para distanciar a uno y otro.
El Barça ha ganado con facilidad en el mismo campo en el que sufrió horrores hace un año, uno de esos campos en los que se ganan las ligas. La voluptuosidad atacante incluso se ha visto equilibrada esta vez con la sobriedad defensiva. Los de Rijkaard llevaban unas semanas fabulosas, pero podíamos atribuirlo al ‘factor Camp Nou’, donde había sumado cuatro victorias consecutivas y 15 goles a favor por ninguno en contra, lo que suponía un promedio de 2,5 goles por partido, el mejor de Europa. Getafe y su carga ambiental (muy bien atajados por el club, megafonía y marcador electrónico, los brotes racistas) era el termómetro de la realidad barcelonista y el examen ha sido plenamente satisfactorio, con Eto’o, Motta (fantástico gol de falta), Xavi, Puyol, Márquez y Silvynho descomunales, aunque Valdés ha encajado su primer gol en cinco encuentros. Eso sí, un golazo indescriptible el de Pernía.
A pocos kilómetros de Getafe, el Madrid ha deambulado triste y atrancado en el Bernabéu, pero ha sabido sacar su eficacia y sus virtudes. Un Casillas espectacular, un Sergio Ramos que crece por momentos, en juego y capacidad anímica hasta convertirse en líder del equipo, y los habituales momentos demoledores en ataque. Robinho ha provocado un penalti justito y otro muy claro: ha fallado el primero y no ha podido lanzar el segundo porque el banquillo ha designado a Roberto Carlos, en gesto de escasa confianza. El Madrid sigue encallado y griposo, repleto de bajas (hoy, Woodgate ha vuelto a caer), pero continúa sumando puntos y desde que Luxemburgo juega con seis defensas no ha perdido y lleva mejor promedio que cuando están los ‘galácticos’. Entre Barça y Madrid hay un mundo futbolístico y estético, pero sólo un punto en la tabla. Y esa es la única realidad.