viernes, noviembre 18, 2005

Un Madrid-Barça que no es un España-Catalunya

El ambiente en Madrid no es propicio para todo lo que huele a catalán en estos momentos. No siempre ha sido así, ni mucho menos. En 1992, Jordi Pujol fue elegido “Español del Año” por el diario “ABC” y los catalanes fuimos ensalzados hasta cotas indescriptibles debido al éxito de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Desde entonces han sucedido muchas cosas y la realidad de hoy es bien distinta, aunque como toda realidad es fluctuante y dentro de cierto tiempo puede haber variado de nuevo. Lo cierto es que el ambiente no es propicio en Madrid para lo catalán, al margen de donde residan las causas, responsabilidades y atizadores de la crispación.

Al ambiente habitual en este tipo de partidos, esta vez se añade un notable malestar social que algunos grupos pretenden capitalizar y trasladar al escenario de juego. Es como si en vez de un fenomenal partido de fútbol tuviéramos que asistir a un enfrentamiento político-social España-Catalunya. Como si la resolución de los problemas generales que debemos afrontar entre todos (los políticos en sede parlamentaria, los sociales en diversos ámbitos) tuviera que dirimirse jugando a fútbol, reducción absurda como concepto por sí mismo, pero sobre todo en un país democrático por lo que supondría precisamente de quiebra de la confianza en la propia democracia.

Esta doble identificación maniquea Barça = Catalunya y Real Madrid = España es una de las grandes falacias de nuestro tiempo. Es indiscutible que el Barça es una entidad catalana (catalanista, según proclama Laporta) que ha sido, es y será un gigantesco símbolo catalán. Pero el significado de un símbolo no es el mismo en una dictadura que en democracia. Durante cuarenta años de dictadura el Barça fue una de las grandes (la más importante) vías de representatividad de un pueblo, una lengua y una cultura laminada, humillada y privada de sus legítimas instituciones. Ese papel jamás podrá ser negado ni borrado por más Píos Moas que pretendan tergiversar la historia del franquismo. En democracia, sin embargo, Catalunya posee hoy su legítimo autogobierno y su representatividad política y parlamentaria por lo que aunque el Barça preserva y mantiene su identidad, su simbología adquiere otro sentido más normal, más natural: el del fútbol. Con toda la pasión y el fervor inherentes al deporte, pero sin otra lectura diferente, “suprapolítica” digamos.

El Barça es un gran símbolo catalán, pero yo reivindico que es algo más: no sólo es catalán. Es también un símbolo español. Sé que esta frase puede sonar mal en Madrid y también en Barcelona, pero es la realidad que yo veo y planteo. El Madrid no es el único símbolo del fútbol español y nadie puede pretender que así sea. No acepto que el Madrid y los madridistas acaparen y monopolicen toda la simbología del fútbol español. También el Barça es un gran símbolo del fútbol español: un símbolo de juego bonito, vibrante y espectacular. Al igual que Barcelona es la otra gran capital de España. Prefiero decirlo hoy bien claro, antes de que mañana se viva un ambiente confuso, dentro y fuera del Bernabéu, con demasiada gente pretendiendo mezclar sentimientos políticos con pasiones futbolísticas, enarbolando banderas españolas como si fuesen lanzas virtuales contra los aficionados del Barça (como si no hubiera madrileños y españoles que son del Barça; ¿no habíamos quedado que los catalanes también somos españoles?, ¿luego, por qué agitan la bandera española contra otros españoles?), con pancartas tan politizadas como las muy desafortunadas que también a veces se exhiben en el Camp Nou. Prefiero decirlo hoy: se juega un Madrid-Barça, pero no un España-Catalunya. Aunque muchos quieran que sea así.


-----------------------
P.S.-1: Guti no estará en el banquillo porque acaba de sufrir una rotura fibrilar.
P.S.-2: Finalmente la rotura se ha transformado en contractura y Guti estará en el banquillo. Quien no ha sido convocado es Soldado.
P.S.-3: Roy Keane ha sido despedido del Manchester United. Propuso barrer el vestuario y han empezado por él.