martes, marzo 06, 2007

Otro campeón se queda en la cuneta


Por decimoséptimo año consecutivo, el campeón de la Champions (o de la Copa de Europa) no puede repetir título. El Barça ha caído eliminado en Anfield porque su entrenador enloqueció en la ida, cuando a la hora de partido se inmoló como si no hubiera tiempo para nada más y esto no fuese una eliminatoria de 180 minutos. En aquel minuto, Rijkaard desvertebró sin necesidad a su equipo, que acabó desquiciado, incapaz de remontar anímicamente un error de su guardameta, el mismo que anoche salvó personalmente media docena de goles. En estos 180 minutos, el Barça fue muy superior en los primeros treinta, pero muy inferior en los 120 restantes, donde el fútbol metalúrgico del Liverpool se ha impuesto con merecimiento. Aquél suicidio en el Camp Nou provocó un pésimo resultado y a partir de ahí una tarea compleja en Anfield que la realidad convirtió ayer en inviable.

El Liverpool lo ha hecho casi todo bien, sea su entrenador o sus jugadores, sea la presión física permanente, la cerrazón del sistema o la velocidad y dureza de su pegada. El Barça lo ha hecho casi todo mal, salvo la valentía en plantear el partido, pero ha fallado en la condición física (nada que no fuera previsible), en la creación de peligro, en el remate y también (y eso hace tiempo) en la falta de oficio. Lo que sobre la pizarra era una hermosa propuesta valiente, sobre el césped ha sido la impotencia.

Incapacidad para romper la presión de Kuyt y Bellamy o para sortear a Sissoko y Xabi Alonso, gigantes de la pradera. Incapacidad para superar las murallas y para construir una mínima jugada de peligro. Incapacidad para frenar las subidas en tromba de Gerrard o Riise, pese al despliegue exuberante del trío Oleguer, Thuram, Puyol. Un Barça sin fútbol, agarrado milagrosamente a Valdés y los postes, con el balón en los pies pero a cien metros de la portería rival. Mérito del Liverpool. Mérito rotundo y absoluto.

La victoria en Anfield rompe meses de sequía como visitante (salvo Zaragoza en Copa) e incluso deja un leve recuerdo de que pese a todo se pudo remontar la eliminatoria en Anfield, aunque también se pudo caer con una goleada de escándalo. Pero a 180 minutos el Liverpool lo ha hecho todo mejor y deja al Barça sin otro título y con muchas dudas sobre cómo afrontar el futuro inmediato. Aunque en el fútbol, lo sabemos, las verdades no son absolutas.



A la italiana


Valencia a la italiana. No lo digo en el sentido negativo que le otorgamos a ese término cuando hablamos de fútbol, sino en el concepto del oficio, del manejo de los tiempos de un partido. Oficio italiano en el Valencia y golpes contra la muralla por parte de un Inter que se creyó siempre superior. Ayala y Albiol, monumentales para secar a los diabólicos Crespo e Ibra y un Valencia de alto voltaje competitivo, capaz de morder al imbatible líder del calcio. Tan superior se creyó el Inter que cuando se dio cuenta ya estaba en la tangana final, baile de garrotazos y mamporros de previsibles consecuencias funestas para David Navarro (que le ha fracturado la nariz al enloquecido Burdisso) y más de un interista.

Inter, Olympique, Barça... casi Chelsea


Caídos el Barça y el rotundo líder italiano, el Olympique de Lyon ha sido noqueado en casa por la Roma con goles de Totti y Mancini (un golazo tras diez bicicletas 'a lo Robinho') y no puede alcanzar por cuarta vez los cuartos. El OL lleva dos meses horribles y ha culminado en casa con un fiasco importante, justo ahora que acaba de salir a cotizar en Bolsa, simbolizado en el doble codazo sangriento de Fred a Chivu. Con Juninho en la edad de las dudas y Abidal y Cris en negociaciones para salir, el proyecto de Houiller también tiene hoy interrogantes en la mochila.

Y a doce minutos del final, el Chelsea de Mourinho se tambaleaba frente al Oporto en Stamford. El gol inicial de Quaresma lo ha empatado Robben, pero en realidad debería decir que ha sido regalo del guardameta Helton, desde ayer socio 'honoris causa' del Chelsea. Cuando ya boqueaban hacia la prórroga, Ballack ha aprovechado otro regalo defensivo para meter a los blues en cuartos y permitir que Abramovich siga soñando con su grial.

Fotos: EFE - AFP - AP - La Gazzetta dello Sport - Getty.