jueves, marzo 08, 2007

Fase terminal para Capello


No me creo lo que veo y oigo. Sus jugadores aún están intercambiando camisetas sobre el mojado césped del Allianz y el director deportivo del Madrid dice: “Hay que reflexionar y replantearnos muchas cosas. De momento, Capello sigue en el banquillo”. La palabra escrita no refleja el tono de voz, la amargura y la rabia apenas contenida de las expresiones de Mijatovic. Coincido en el fondo de todas sus palabras: el Madrid debe reflexionar y replantearse no muchas, sino prácticamente todas las facetas de sus criterios futbolísticos, entre los que no tiene cabida Fabio Capello.

Pero me parece totalmente inapropiado, casi obsceno, que el director deportivo lo exprese con el cadáver aún caliente y echando chispas por los ojos, como si de un forofo rabioso se tratase, señalando en declaraciones posteriores a Roberto Carlos como gran culpable, lo que incluso ha sido deplorado por la cadena oficial Real Madrid TV y ha abierto un melón de consecuencias imprevisibles, la primera de las cuales ha sido que Guti se atreviera a decir, también en caliente, que Capello ha regalado treinta minutos (los de Emerson en el campo) y que la renuncia del Madrid a su estilo de juego por temor al Bayern ha sido el culpable de la eliminación.

El libreto de Capello queda tocado de muerte con ese trivote de hormigón armado que ha plantado en Munich. Y con su libreto, el propio técnico italiano, que parece estar jubilándose a toda prisa, con posibilidades incluso de abandonar la nave en cuestión de días. Pero no es el único madridista que ha empezado su cuenta atrás, no en vano los fichajes de este año y varios más que ya estaban son a estas horas carne de cañón.

Pese a todo lo anterior, el Madrid no ha caído en Champions por desgana o falta de coraje. Este club se siente en la Champions como en su casa: acostumbrado a vencer durante la génesis de la Copa de Europa, la considera como algo propio, parte de su historia, y las generaciones de jugadores se transmiten una voluntad casi genética por conquistarla. Sólo desde ese coraje especial se puede comprender que el equipo actual, con parches y remiendos por doquier, no haya arrojado la toalla a los diez segundos del partido de Munich, cuando un error valdesiano de Roberto Carlos le ha entregado la brújula al Bayern.

O cuando los muniqueses han asediado a Casillas a zambombazos, que es como juega el Bayern: sin fútbol, pero con golpes feroces. O cuando la cuesta se ha convertido en montaña por el cabezazo certero de Lucio ante la defensa de plastilina de su rival. Ni siquiera con el 2-0 y el cambalache táctico de Capello el Madrid ha bajado los brazos. No lo ha hecho con fútbol brillante, sino con orgullo, a la heroica, y pese a la dificultad ha tenido en sus manos el pase a cuartos. Por lo que aún entiendo menos a Mijatovic, a menos que crea que con empujones mediáticos conseguirá echar a Capello...

Adiós al subcampeón



El martes cayó el campeón y anoche el subcampeón. En Emirates, el Arsenal jugó como siempre: toque veloz y mucho remate desacertado. Ha dominado bien al PSV, donde el central Álex (autor del gol de cada equipo) ha resultado fundamental. Pero el dominio de los gunners se ha estrellado sin éxito y supone el cuarto y definitivo batacazo de la temporada, pues tras descolgarse en Premier y perder con los jovencitos la final de la Carling, cayeron en Copa hace una semana y hoy se despiden de la Champions que acariciaron hace un año. Los de Koeman son un lobo vestido de cordero...

Larsson y Kaká


Dos grandes goles. En su último partido en Old Trafford, Henrik Larsson ha dibujado un prodigio de desmarque para cabecear a la red un maravilloso centro de Cristiano Ronaldo. El gol de Larsson ha clasificado al Manchester y ha supuesto una atronadora ovación para el delantero sueco, inmediatamente sustituido por Ferguson para que su adiós fuera apoteósico. En San Siro, ya en la prórroga frente a un Celtic muy peligroso, Kaká ha cogido el balón en su campo y ha cruzado una autopista de cincuenta metros que más bien parecía una alfombra roja. Y ha seguido hasta batir por bajo al fenomenal Boruc. El Milan no ha hecho mucho más, pero al Milan con eso le basta y le sobra. Siempre está ahí.

Fotos: AFP - AP - Marca - EFE - Getty.