Con unos malos resultados por bandera y un currículo técnico
dubitativo, más una personalidad discreta y alejada del liderazgo de sus
dos predecesores, Eusebio Sacristán se halla en el centro de todas las
miradas que escrutan la trayectoria del Barça B post-Luis Enrique. En
todas las facetas, Eusebio sale perdiendo en la comparación por más que
nadie pueda sentirse sorprendido de ello. El pasado mes de abril, un
importante miembro de la organización deportiva del club me decía,
exactamente, esto: “Disfrutemos del momento. El equipo va tercero y es
un sueño y un milagro. La temporada próxima, sin Nolito ni Jonathan
Soriano y sin Thiago ni Fontàs, el filial sufrirá mucho. Ya no habrá
efecto sorpresa sobre el estilo de juego, se habrán ido piezas muy
importantes más los goleadores. Será una temporada muy compleja. Quedar
entre el puesto 12 y el 15 será lo normal”.
Casi todo lo
pronosticado ha ocurrido, excepto que Jonathan Soriano sigue en el
equipo, aunque no estará disponible hasta dentro de tres partidos debido
a su grave lesión de pretemporada. El equipo ha sido remozado de
manera notable, con el ascenso de ocho juveniles, lo que da una media
de edad de 19,5 años en algunos partidos. En uno de ellos, un jugador
rival se retiró a los vestuarios diciendo: “¡Hemos jugado contra
niños!”. Hay otros atenuantes de relevancia: no hubo pretemporada, pues
los jugadores se repartieron entre la gira americana con Guardiola y los
compromisos de selecciones; las lesiones han masacrado al equipo, lo
que origina que, en días como hoy, la defensa titular apenas esté
disponible; las bajas de Nolito y Jonathan Soriano equivalen a 45 goles,
más de la mitad de los 85 que logró todo el equipo el año pasado; el
traspaso de Oriol Romeu al Chelsea ha reportado 5 suculentos millones,
pero ha supuesto un sobreesfuerzo para Jonathan dos Santos...
Otros
datos también importantes: siendo milagrosa y excepcional la pasada
temporada, el equipo perdió 11 partidos, empató otros 11 y sumó una
racha de doce encuentros sin vencer; sufrió problemas idénticos a los de
ahora en defensa: de hecho, el promedio de goles encajados por partido
es prácticamente igual de un año a otro (1.5 el pasado, 1.66 ahora). La
diferencia tampoco está en el estilo de juego, mucho más parecido de lo
que se quiere reconocer. La diferencia, hasta hoy, consiste en que con
Nolito y Jonathan el Barça B marcaba dos goles por partido y, sin ellos,
ahora lleva 1,5 por encuentro. Pero los atenuantes no son eximentes: el
liderazgo del entrenador no ha aparecido, quizás porque es una carencia
que tiene Eusebio. A falta de carisma deberá encontrar soluciones antes
de que el equipo se instale en el desánimo o el desconcierto, que no
andan demasiado lejos.
- Publicado en Sport (8-X-2011)