Será casualidad, pero los galones siguen ganándose en la posición del 4. Van Gaal hizo titular a Xavi dándole ese rol. Años más tarde, Iniesta era primer suplente hasta que la final de París se torció y Rijkaard pasó a darle el mando también en esa posición. Y el día en que Guardiola retoca su formato y prescinde del mediocentro de posición, quien asume la titularidad a partir del 4 es Thiago. Hace 20 años ya ocurrió con Pep, a quien Cruyff eligió para el puesto tras el adiós de Milla. El 4 es el hilo conductor del estilo de juego, la línea invisible de la idea.
En La Masia, el papel del 4 se enseña en la pizarra. El entrenador de
los más pequeños dibuja los números en el encerado y le adjudica un rol
a cada uno. Con el 1 el portero; con el 2 el lateral derecho… Cuando
llega al 4, el maestro dice: con el 4, el pivote. Y ahí nace la historia
de un estilo de juego que es como una nana que duerme a los contrarios.
El 4 canta la nana y acuna al niño. Todos los grandes pasan por esa
posición: Milla, Guardiola, Xavi, Iniesta, Cesc cuando era niño, Busquets, ahora Thiago. Ganarse
la titularidad exige obtener los galones en el puesto de mando y cantar
la nana sin desafinar. Una vez pasado el examen del 4, el fútbol lleva a
cada cual a su sitio natural: a Xavi, 15 metros por delante; a Iniesta, a su zigzag rompedor; a Cesc, al área rival como falso goleador; a Thiago, seguramente hacia un último pase letal.
Sin ninguna duda, volverá Busquets
a la posición cuando los partidos prometan balones divididos en la zona
central o exijan su liderazgo para ordenar las recuperaciones. Con Busquets
en la posición solo cambiará el tamaño del 4, pero no la idea invisible
que da continuidad al estilo desde hace dos décadas, el periodo
triunfal más extraordinario y duradero de la historia del Barça:
por la sucesión de títulos, pero también, y muy especialmente, por la
excelencia en la propuesta futbolística del juego de posición.
Mientras llegan los meses de los títulos, Guardiola utiliza
el entretiempo para probar en vivo sus ensayos de laboratorio sin tomar
excesivos riesgos. Puede retirar al mediocentro para probar con el
viejo y clásico 4 de los inicios, presentar defensas de tres o probar
mejor con solo dos atrás, que es la defensa más acostumbrada en las
semanas recientes dado que la fase ofensiva del equipo ocupa cerca del
90% del tiempo de posesión propia. Cuando lleguen los meses de los
títulos, el equipo regresará a planteamientos más ortodoxos, dentro de
lo heterodoxo que es el juego blaugrana, pero Guardiola ya habrá
ensayado con sus hombres todas las alternativas posibles por si necesita
tirar de ellas en algún momento. Dos falsos nueves, solo dos defensas,
seis medios por dentro, Messi en banda derecha o el 2-3-2-3 del
sábado serán entonces, simplemente, recursos tácticos bien engrasados
para utilizar en caso de necesidad. Pero, de momento, el 4 sigue
otorgando los galones a los elegidos para perpetuar la especie y
conservar la invisible línea de la idea original.