1.- El Real Madrid ha
encontrado su identidad de juego. Ahora se sabe y se siente una trituradora de
rivales. Durante años sólo fue vértigo: en ocasiones sin mucho sentido; en
otras, sin ninguno. Ahora, mérito indiscutible de Mourinho, cada pieza ha encajado
en el puzzle y hay un tiempo para cada cosa: un momento para presionar, otro
para correr, uno de parar, otro de ajustar y otro más para rematar.
2.- La identidad se compone
de intensidad, verticalidad, movilidad, dominio espacial, variedad táctica y
potencia. Lo que el año pasado eran virtudes dispersas, Mourinho y sus
jugadores las han amalgamado en mezcla colectiva. Piezas sueltas se han
engranado en una maquinaria productiva.
3.- La expresión de esta
identidad sobre el césped se refleja en una estampa concreta: la defensa de
cinco madridistas al borde del área rival. Cristiano, Benzema, Di María,
Khedira y Kaká, defendiendo la salida de balón en las narices de Diego López. No
digo que esta sea la clave de bóveda (aunque ayuda), pero es un símbolo de este
equipo mayúsculo. Más que presionar, el Madrid ahoga la salida contraria,
inutiliza a sus defensores, a quienes se les hace de noche.
4.- Aparte del factor presión
hay varios ejes más que hacen jugar a este Madrid con las luces largas. El
Quarterback Alonso es la bisagra, el gozne alrededor del que gira todo. Quien
ordena el equipo. Xabi es El Imprescindible. A su lado, Khedira le sirve de bastón. La
salida de atrás (cualquiera de las tres que se manejan) es limpia y clara.
Sergio Ramos está sublimando las funciones de corte y Marcelo, las de
conducción inteligente.
5.- Partiendo de un 3-3-1-3,
con Kaká en la media punta, reeencontrándose a sí mismo en un retorno que preveíamos
imposible, el Madrid escalona a sus hombres a partir de la movilidad, la
asociación y la mezcla inteligente de juego corto y largo. Libertad para subir una línea y
exigencia para cerrar la salida del rival.
6.- Sobre esta base, Di María
y Benzema. El argentino ha evolucionado en su inercia descontrolada para
devenir en un mayor conocimiento del juego y de la tecla a tocar en cada acción.
Ya no corre como pollo sin cabeza. La ha levantado y lo que ha visto parece
gustarle. Di María, Asistencias a Domicilio.
7.- Benzema es, además de un'9 y 1/2'
, la pausa dentro del vértigo. Movilidad en el área, remates certeros,
asistencias preclaras. Y pausa. Ejemplo, el contragolpe del tercer gol.
Contragolpe de manual blanco: galope de los jinetes. Pero el galope exige un
punto de pausa. Benzema lo comprende y lo interpreta. Control, pausa,
asistencia. Gol.
8.- Curioso lo de los saques
de esquina en contra. Desde hace años es la mejor jugada a favor del Madrid. Lo
hemos escrito cien veces. Y el equipo contrario cae mil veces en la misma trampa.
Signo de rival poco trabajado o, quizás, fruto del nerviosismo de los intérpretes.
Me ha sorprendido en Borja Valero. De Guzmán le ha pedido que sacara el córner
en corto. Se acerca a él, le pide el balón, Borja se lo niega y decide sacar en
largo, buscando un remate por alto. ¡Contra Ramos, Pepe, Khedira y Cristiano!
¿En qué pensaba Borja Valero? Su decisión ha sido como dar una asistencia para el
contragolpe blanco. No ha tenido suficiente con ello: en el segundo tiempo ha
sacado otros dos igual y ha regalado sendas contras.
9.- La productividad del Madrid
es excepcional. Desde su “semana negra” frente a Levante y Racing, ha logrado 28
goles en 7 partidos: 6 goles al Rayo; 4 a Espanyol, Betis, Málaga y OL; 3 a
Villarreal y Ajax. Promedio: 4 por partido. La intencionalidad ofensiva no
necesita más datos.
y 10.- Más allá de análisis, las
sensaciones que deja el Real Madrid son fantásticas. Parece un equipo anímicamente
indestructible, una trituradora de rivales, un gigante con mandíbulas de acero que
tiene prisa por ajusticiar a quien tiene enfrente. Maravilloso.
- Real Madrid-Villarreal (Liga, 10ª jornada). 26-Octubre-2011. Santiago Bernabéu. 3-0 (Benzema, Kaká, Di María)
- Real Madrid-Villarreal (Liga, 10ª jornada). 26-Octubre-2011. Santiago Bernabéu. 3-0 (Benzema, Kaká, Di María)