viernes, abril 13, 2007
Somos los ingleses de la Copa de la UEFA
Tres de cuatro, como los ingleses, pero en la segunda categoría del fútbol europeo. Uno con faena de aliño (Osasuna), otro con una pegada sublime continuada por media hora de angustia seria (Sevilla) y un tercero agónico (Espanyol). Pero ahí están los tres, en semifinales junto al poderoso Werder Bremen de Klose (4-1 al AZ). La Copa de la UEFA lleva algunos años mejorando a pequeños pasos (quizás desde aquella memorable final entre Liverpool y Alavés) y esta edición supone un nuevo avance.
Avanza porque el campeón vuelve a llamar a la puerta de la gloria, pero también porque un gran equipo como el Werder ha sabido sobreponerse a la caída del grupo más duro de la Champions y también porque el Espanyol llega con un coraje inmenso, dos décadas después, buscando que la historia le ofrezca una revancha, y no menos porque un Osasuna desahuciado en las previas de la Champions y que parecía sin norte ha sabido reaccionar y buscarse un hueco entre los triunfadores.
Al campeón le han bastado dos acciones para romper la batalla de White Hart Lane. Un gol en propia puerta de Malbranque y una filigrana espléndida de Kanouté y adiós muy buenas. O eso creíamos, sin recordar que una carrera en la que participa un inglés no termina hasta bien cruzada la meta. Así que el Tottenham ha intentado escalar cuatro montañas y lo cierto es que en algunos momentos la misión ha parecido posible, sobre todo cuando un minuto ha bastado para que Defoe y Lennon marcaran un par. El Sevilla ha acabado con cinco defensas y cuatro pivotes, pero ha sabido mantenerse agarrado a la copa y ahora partirá, con todos los respetos para Osasuna, como favorito en su semifinal.
En Lisboa, el Espanyol ha pasado las de Caín ante el Benfica pese a un primer tiempo excelente en que Pandiani ha lanzado una parábola preciosa al palo. Entre Moisés e Ito han cerrado bien a Rui Costa y nada hacía presagiar que la segunda mitad sería agonía pura. Pero el Benfica se ha crecido de la mano precisamente de Rui Costa y el Espanyol ha dado media docena de pasos atrás encomendándose a tres prodigios: Zabaleta, Jarque y Gorka, un guardameta que ha desmentido todas las teorías científicas sobre la rigidez de la materia sólida, pues ha sido capaz de realizar una de las paradas más inverosímiles que se hayan visto en un campo de fútbol, estirándose más allá de lo permitido por cualquier ley física.
El Espanyol ha vivido media hora en el alambre. Por no haber sentenciado en el principio ha podido morir en la recta final, con Miccoli y Rui Costa estrellando balones en los postes (15 disparos a puerta del Benfica) y los blanquiazules acorralados hasta la asfixia, aunque incluso así el equipo de Valverde ha podido apuntillar en esta angustiosa noche lisboeta (duodécimo partido europeo invicto) de la que sale moralmente reforzado. Ahora le tocará el hueso alemán y eso son palabras mayores, pero no está escrito que las jerarquías decidan las eliminatorias. Parafraseando al gran maestro ajedrecista Sawielly Tartakower, digamos que todos los pronósticos están ahí, listos para ser incumplidos.
Fotos: Getty - AP - El Mundo Deportivo.