domingo, abril 22, 2007

El factor B


Sale Beckham y el atasco de los autobuses se aclara. Beckham posee una certidumbre en su pie derecho. No ha sido nunca un gran futbolista, pero sí un excelso especialista. Especialista en poner el balón en el área enemiga de la mejor forma posible. Quizás no haya nadie en el mundo con tanta finura, certeza y fiabilidad en esa tarea. Ha salido Beckham tras mes y medio lesionado y el atasco ha escampado gracias a su valioso pie diestro.



El Madrid-Valencia no podía ser otra cosa que el gran atasco. El maestro del autobús moderno frente a su alumno aventajado. Garantía de atasco porque son dos equipos con un estilo prácticamente idéntico: juegan con seis hombres muy cerrados atrás, dos cazadores de goles delante y en medio dos enganches. Ese estilo aporta contundencia defensiva y sensación de seguridad porque las líneas de atrás están muy juntas y se abren pocos espacios.

A cambio, el equipo siempre está partido en dos y los ataques se resumen en balonazos largos o en cabalgadas largas y todo acaba dependiendo siempre de la puntería de los solitarios de arriba. Cuando se enfrentan dos conjuntos con ese estilo, parecidos casi como gotas de agua salvo en el talento de algunas piezas sueltas, el resultado es un juego mayoritariamente desarrollado en los cuarenta metros del centro del campo, un gran atasco.

Pese a ello, el partido ha arrojado destellos espléndidos. La magnífica jugada colectiva del Madrid en el primer gol, doce pases seguidos, casi un récord para Capello, con dos cambios completos de orientación, un buen centro de Torres y un empalme absolutamente genial de VNR. Algunas cabalgadas de Joaquín, camino de la recuperación; el talento de Silva; un zurdazo de Del Horno; otro de VNR; las ganas madridistas por llevarse la victoria; y la certera y suave precisión de Beckham, autor de un recital de buenos centros y mejores pases en los 25 minutos que ha jugado.

Contra todas las sensaciones, incluidas (creo) las del aficionado madridista, Capello mantiene el pulso treinta y un partidos después. Sin ningún atractivo en su propuesta, pero mantiene el pulso. Con Gago perdiendo quince balones y recuperando sólo tres, pero ahí está. Por el contrario, Quique ya se desengancha de la lucha, en parte por la rudeza de su proyecto, pero también porque la montaña de lesiones sufridas ha resultado inasumible. Del Valencia queda esperar el arreón final para confirmarse en la próxima Champions. Del Madrid, que siga en la pelea hasta el último suspiro.

Fotos: Real Madrid.com - AFP - EFE - AP.