viernes, abril 20, 2007

Cómo ir a por un partido



A bastante gente, escuelas de entrenadores, equipos de cualquier categoría o futbolistas individuales, le interesaría mucho repasar los primeros quince minutos del Depor-Sevilla de anoche (0-3). Ese vídeo es una lección fundamental de lo que significa ir a por un partido. Ir a por un partido desde el primer instante y hacerlo de forma absoluta, completa y rotunda. Tres saques de esquina forzados en los primeros tres minutos, una avalancha anaranjada sobre Riazor, un puñado de ocasiones, dos goles. Partido cerrado en un cuarto de hora de ciclón sevillista, manifiesto público de ambición y voluntad de triunfo, secuencia continua de juego encadenado, veloz y vertical.

El Sevilla tiene, por supuesto, defectos, vacíos y lagunas, incluso una cierta tendencia a embarullarse en algunos momentos, probablemente herencia de tiempos más rocosos y rudos, de cuando a falta de fútbol debía usar otras artimañas. Pero desprende un aroma sensacional. Su energía es de tal calibre que uno no puede menos que sentir emoción ante semejante derroche eléctrico. Y aunque cada semana deja algunos síntomas de fatiga, el voltaje de este cuadro no deja de incrementarse en pos de esa triple corona (que sería cuádruple si contamos la Supercopa europea) que parecía pertenecer al terreno de los sueños, pero que en vez de alejarse se acerca.

El Depor no ha tenido la menor opción de ir a por el partido porque cuando ha querido hacerlo, los sevillistas ya se lo habían quitado de las manos. Entre la efervescencia de la banda derecha (Alves-Navas), el golpeo de Kanouté, las asistencias precisas de Kerzhakov, las manos mágicas de Cobeño y la capacidad de Poulsen para guardar siempre la posición central no le han dado la menor oportunidad a Caparrós para sobrevivir en la Copa. Así que también esta competición se encamina, salvo milagritos, a un Sevilla-Barça final, con lo que la temporada se cerraría de la misma forma que empezó.

Problemas para Wenger


Cuando un millonario quiere comprar tu club no todo es de color rosa. David Dein, 24 años siendo directivo del Arsenal, vicepresidente y hombre fuerte del club londinense, valedor de Arsène Wenger desde su fichaje, ha abandonado el cargo por discrepancias irreconciliables con el resto de directivos, que desaprueban la entrada del millonario estadounidense Stan Kroenke, poseedor ya del 11,26% de las acciones y que desea hacerse con la mayoría. El consejo no quiere vender (o no quiere hacerlo a determinado precio) y Dein lo considera un error, con lo que ha dado el portazo haciendo temblar toda la estructura que envuelve a Wenger, contratado hasta 2008. El presidente, Peter Hill-Wood, ha asegurado de inmediato que renovará al técnico francés y pondrá a su disposición el dinero necesario para fichajes, pero algo huele ligeramente a incertidumbre en los alrededores del Emirates Stadium.

Piscinazo castigado


A falta de remates colosales y cabalgadas imperiales, lo más destacable que hizo Adriano el miércoles fue protagonizar un piscinazo de grandes dimensiones. El Inter se jugaba la certificación del scudetto frente a la Roma y andaba perdiendo cuando el delantero brasileño simuló un derribo del portero Doni en el área romanista. Picó el árbitro, señaló penalti y Materazzi transformó el empate que luego no le sirvió al cuadro interista. La liga italiana ha actuado de oficio sancionando con dos partidos a Adriano. Un ejemplo magnífico.


Fotos: EFE - AFP - Empics - AP.