domingo, abril 29, 2007
Scholes & Carrick, la extraña pareja
Hace nueve meses era un equipo en fase negativa: el nuevo propietario (Malcolm Glazer) provocaba una cierta rebelión social; Rooney amenazaba físicamente a Cristiano Ronaldo; éste pedía públicamente su salida de Manchester; la gran referencia del equipo (Roy Keane) ya sólo era un recuerdo; el dinero para fichajes se había reducido al mínimo; Ferguson, tras veinte años al mando, parecía alicaído tras no disputar ni la Copa UEFA. Demasiados malos síntomas. Pero nueve meses después, el ManU aspira a la triple corona y produce semanalmente los minutos más brillantes del fútbol europeo.
Coincidiremos que existen varias causas que explican este renacimiento: el aprendizaje de Cristiano Ronaldo, al que Ferguson y Queiroz han centrado, limando sus fuegos artificiales y ganándole para la eficiencia; la recuperación de Rooney, mejor como segundo punta y esencial en los días trascendentes; la consolidación de Vidic, que a su vez ha serenado a Ferdinand; el resurgimiento de Ryan Giggs, otra vez estelar, y también el de Gary Neville hasta su lesión; e incluso la brillante contratación temporal de Larsson.
Pero quizás ningún otro factor ha influido tanto como la pareja Carrick-Scholes. De hecho, el gran problema de la temporada anterior fue precisamente la ausencia de un verdadero mediocentro tras el despido de Roy Keane. Por esa posición pasó casi medio equipo: Scholes, que al sufrir una lesión ocular se ausentó gran parte del año; Fletcher, O’Shea, Ferdinand, Alan Smith, Giggs, creo recordar que Richardson también e incluso Wayne Rooney. Fiasco completo. El ManU jugó gran parte de la temporada sin la red de un mediocentro: nadie protegía a su defensa en los ataques enemigos y nadie vertebraba los ataques propios.
De ahí que la gran noticia del mes de julio en Old Trafford fuese la completa recuperación de la retina lastimada de Scholes y la de agosto, el fichaje de Michael Carrick, valorado por el Tottenham en una fortuna (27 millones de euros) tras la negativa del Bayern a traspasar a Hargreaves. Carrick debutó con mal pie: se lesionó a los veinte minutos de su primer partido amistoso y tardó meses en adaptarse a la maquinaria roja. Su fichaje fue claramente cuestionado: esperaban al clon de Roy Keane y encontraron a un futbolista fino, preciso, siempre bien colocado, pero no defensivo, ni agresivo.
Porque Carrick no es un mediocentro defensivo ni un barrendero al uso. Es un mediocentro de posición, estereotipo del centrocampista clásico. Un jugador sobre el que pivota el equipo. Tiene una visión panorámica del campo, lee los partidos, pasa con precisión, se incorpora prudentemente al ataque, defiende sin estridencias. Cuando le presionan la salida del balón, sufre. Cuando le atacan en manada, sufre y hace sufrir a su defensa. No es un Makekele, ni un Essien o un Gattuso y tampoco es Xavi, Iniesta, Gerrard o Lampard. A quien más se parece es a Xabi Alonso, correcto hacia delante, correcto hacia atrás, pero sin perder nunca la posición. Siempre está donde su equipo le necesita. Callado y oscuro, pero siempre está.
Lo que extraña (de ahí el título del post) es la mezcla con Scholes. Lo habitual es combinar un barrendero y un distribuidor (Gattuso-Pirlo; Sissoko-Xabi; Diarra-Gago); o un barrendero cubriendo las espaldas de peloteros (Márquez con Xavi-Deco; Gilberto con Cesc-Hleb-Rosicky) o de locomotoras (Makelele con Essien-Lampard); o incluso dos barrenderos (Albelda-Marchena). Pero mezclar a un mediocentro de posición (Carrick) con otro distribuidor-creativo (Scholes) no es lo corriente. Supone una ecuación muy interesante para las fases ofensivas del juego, de ahí la espectacularidad del ManU cuando toca a rebato. Pero también un riesgo elevado en fase defensiva, pues la línea trasera queda bastante más expuesta de lo que parece a simple vista. Riesgo que sólo se puede compensar con el gran sacrificio personal que viene realizando esta extraña pareja, que ha aprendido a defender pese a no dominar la especialidad.
Agonía suprema
A cinco minutos del final, bastaba un gol de cualquiera (PSV, Ajax o AZ) para decantar la liga holandesa en su favor. Imposible encontrar más aderezos para el sprint determinante de un campeonato: goles (13 en los tres partidos), expulsiones, postes, errores de los porteros, tantos polémicos, penalties no señalados, calambres, calor, agonía, drama, desespero y gloria. Partía Van Gaal como favorito, pero al cuarto de hora Ten Cate ya era campeón virtual y lo ha sido hasta que Cocu ha conseguido, a trece minutos del final, el quinto gol del PSV, el que decantaba el goal average general. Los de Van Gaalhan remado contra corriente todo el partido y les ha faltado apenas el filo de una navaja para llevarse el gran botín, pero han acabado derrumbados.
Pocas veces el desenlace de la Eredivisie ha resultado tan emocionante y ha roto tantos pronósticos. Van Gaal prometió que sus jugadores resistirían la presión, pero no lo han hecho en un pequeño estadio de apenas tres mil espectadores (3-2 ante el Excelsior). Ten Cate aseguró que los suyos marcarían los goles que hiciera falta, pero se han quedado en sólo dos (0-2 ante el Willem II). Koeman no dijo nada, sumido en la depresión de haber regalado diez puntos en diez jornadas, pero al final (5-1 al Vitesse) ha sido quien ha reído de verdad (y salvado la cabeza). Drama en el vestuario del AZ, decepción en el del Ajax, euforia en el del PSV. Final agónico, maravilloso, apasionante.
Dos relámpagos y dos reapariciones
El Valencia-Recre transcurría entre la modorra general, partido embotellado y sin ningún aroma hasta que se han soltado dos relámpagos atronadores. Villa ha encendido el interruptor en ambos. Primero en un pase laudrupiano, después abriendo una autovía para la entrada de Silva, que ha fabricado otra maravilla. Dos relámpagos culminados por Joaquín con precisión quirúrgica. Y entre ambos, dos reapariciones de viejos conocidos, casi perdidos en el recuerdo de las recuperaciones ligamentosas: Martín Petrov en el Calderón y Jaime Gavilán en Mestalla, seis meses después de sus roturas de cruzados. Bienvenidos.
Fotos: Empics - EFE - Pics.