miércoles, abril 19, 2006

El puñetazo sobre la mesa


Conocíamos la cara burbujeante, pero sólo intuíamos la otra: la ‘Cara B’. Ahora ya sabemos que, cuando quiere, el Barça también se viste por los pies. Que el equipo se construye desde atrás, con Valdés asegurando las tres paradas imprescindibles por partido; con Márquez y Puyol marcando las líneas rojas; con Edmilson tapando cualquier agujero; y con ese ‘pequeño gran hombre’ llamado Andrés Iniesta, que en San Siro ha crecido dos palmos y le ha explicado a Pirlo lo que es la pausa, el ritmo, el vaivén y hasta el rondo. Esperábamos que fuera el día de las bestias, pero ha sido la noche de los escasamente mediáticos, de los de atrás y el oscuro mono de trabajo. Y lo que en realidad ha sido es ese puñetazo sobre la mesa que tanto esperábamos, ese gesto de autoridad en el campo más puñetero del continente, símbolo de que quizás también en Europa ha concluido un ciclo fantástico (el del Milan) y ha empezado otro que puede ser brillante.


Sin embargo, no nos precipitemos. Dentro de una semana, Kaká y Shevchenko seguirán siendo endemoniadamente buenos y veloces; Gattuso exactamente igual de frenético; los veteranos de la defensa italiana, una semana más viejos pero idénticamente rocosos y expertos. Y quizás Inzaghi se haya recuperado de esta bendita gripe que le ha impedido marcar con el culo lo que Gilardino no ha sido capaz de meter con el pie. No nos precipitemos porque durante veinte minutos, el Milan ha ‘perdonado’. Viejo pecado del Barça, siempre más dedicado al efectismo que a la efectividad, por una noche los papeles se han intercambiado: el Milan se ha quedado sin puntería y hemos visto un 'Barça a la milanesa’, potente atrás, serio en el centro del campo, especulativo cuando hacía falta y directo en el momento oportuno.

Sirva Ronaldinho de ejemplo. Amargado por Stam y Gattuso en la banda, ha perdido cuatro balones peligrosos en el centro del campo que han supuesto otros tantos contragolpes italianos. Tras el descanso se ha ido al centro del ataque y ha creado un pase milagroso a un Giuly providencialmente rotundo. Después, pachanga y rondo hasta que ha disparado al poste y más tarde ligeramente alto de falta directa. Nada más. Pero nada menos. Poco champán, pero un gran puñetazo. Por una vez, el equipo ha sido superior a Ronaldinho y a Etoo. Ese eje Márquez-Puyol-Edmilson-Iniesta ha resultado demoledor para el estado anímico de un Milan tan previsible que incluso los cambios han sido los descritos en mi post anterior.

El Barça sale crecido de San Siro, donde nadie ganaba desde hacía tres años. Y el Milan sale mareado por el puñetazo. Aún no está noqueado, pero se tambalea. Sobre todo porque en los ojos de sus jugadores hemos advertido miedo hacia sus rivales. Por primera vez en mucho tiempo son ellos quienes sienten el miedo. Les recorre el cuerpo.



Vídeo: La obra de arte de Ronaldinho y Giuly (gentileza de Ashitaka).

Foto: Giuly tras su golazo (AP); el pequeño gran Iniesta entre Stam y Nesta (Marca); y Ronaldinho con Seedorf (AP).