1.- El control, el control.
El Barça es control. Triunfa porque controla y somete. Adquiere el balón en
propiedad y a partir del cuero, controla el ritmo y el tiempo. El cuando y el donde.
Con el balón y el control domina al rival. Lo somete. Lo conquista.
2.- El desorden garantiza
espectáculo, pero la base del Pep Team ha sido el orden y el control. Su espectáculo
siempre ha llegado a partir de esas pautas básicas. Por lo general, con pocos
riesgos y mucha organización.
3.- No ha sido así en Milán.
Si lo fue en Bilbao, aunque la presión del Athletic le hizo sufrir más y sacar
un resultado menor. En San Siro ha habido el mismo grandioso espectáculo, partidazo exuberante, que en
San Mamés, pero el Barça no ha controlado el pulso del encuentro, que ha sido un latido anárquico.
4.- Brillante, abierto,
intenso, por momentos apoteósico, pero descontrolado. Mérito de un Milan que
juega con mascarilla de oxígeno, pero posee una calidad superior: Ibra potente e
impresionante; Boateng, autor de una obra de orfebrería prodigiosa en el
segundo gol; Seedorf, maravilla táctica, inteligente en la posición, soberbio
en toda su dimensión.
5.- Sin cuero y sin control,
el Barça es menos Barça y, en esos casos, su defensa parece de agua. No lo es,
pero lo parece. Si ataca mal, se defiende mal. El Barça se defiende atacando;
se defiende poseyendo el balón; se defiende sometiendo. Sin esas condiciones,
su estructura defensiva se resquebraja y no es cuestión de número de defensas,
sino de organización. Ya hemos dicho en ocasiones que el mejor defensor es
Xavi.
6.- Hasta el descanso, desorden sideral. Un bravísimo Milan provocando un correcalles. Un Barça desorientado,
por más que el marcador soplara a su favor. El Barça es orden para desordenar
al otro. Y ha sido el otro quien desordenaba a los de Guardiola. Primer tiempo
de esfuerzos individuales.
7.- También de errores. Puyol
en la marca a Ibra, Busquets en su ausencia de coberturas y Mascherano en sus
salidas: casi todas, por el lado equivocado. Esa suma de errores individuales
hace más grande a Piqué, que acostumbra a elegir siempre bien. Pero los errores
simples son menos relevantes que la organización general. El Barça ha atacado mal y por
esa razón ha defendido peor.
8.- Segundo tiempo más
controlado. No como acostumbra. No se ha cumplido la Paradoja de las Judías Secas, un hecho casi inédito en este equipo. Pero el
desorden ha menguado tras el descanso. Cuatro hombres han sido claves para ello: Busquets alternando mejor sus dos roles; Keita inconmensurable, interceptando casi todas las
transiciones rivales; Thiago empezando a ser el Mazinho 2.0 unido a un talento fuera de serie. Y Xavi.
y 9.- El máquina. A falta de
orden colectivo, Xavi ha impuesto el suyo individual. El metrónomo en tierras
de Albertini. Su participación en los tres goles es anecdótica en comparación
con su influencia en el juego. Cierto: el tercer gol es una joya de la geometría
no euclidiana, trazada con el compás mágico de Messi y la aparición suave de
Xavi. Pero el fútbol de Hernández es mucho más que todo eso: convoca al balón, lo atrae como
una sirena, lo acuna y sobre él detiene el tiempo. El partido es un desorden,
pero Xavi lo reordena a partir de su influjo. Messi es un mago; Xavi es el dueño del tiempo y del orden.
- Milan-Barça (Champions, 5ª jornada Grupos) 23-Noviembre-2011. San Siro. 2-3 (Van Bommel pp, Ibrahimovic, Messi, Boateng, Xavi)