El contexto es fundamental en el fútbol aunque no puede medirse, del mismo modo que es imposible medir con cifras lo que diferencia a Messi de Cristiano (lo que les diferencia, al margen de los gustos de los aficionados respectivos, es su mayor o menor capacidad para ser muy influyentes dentro del colectivo sin que esa influencia quiebre o disminuya la interacción colectiva de que habla Cervera). El contexto es lo que separa al Barça campeonísimo de la Argentina trastabilleante. El contexto es la diferencia abismal entre un Real Madrid estruendoso y un Portugal cojitranco. El contexto significa que, cuando están bien integradas en un todo, las partes suman un total muy superior a la simple suma de las partes. De ahí que Messi, siendo Maradona cada cinco minutos, no consiga con Argentina ser el Messi del Barça y algo parecido podemos decir de Cristiano: los contextos de sus selecciones son menos enriquecedores que los que encuentran en sus respectivos clubes.
En cuanto al falso debate entre ambos jugadores, puesto que no existe vara de medir fiable toda discusión pertenece al terreno voluble del gusto personal. Es más interesante disfrutar de su brillantez que perderse en disquisiciones imposibles, por más que comprendo que un puntal clásico de la conciencia social es el dualismo, basado en la contraposición de dos elementos de perfiles contrapuestos. La sociedad se entusiasma siempre con esas parejas antagónicas: Frazier contra Alí; Kárpov ante Kaspárov; Nadal y Federer; Borg contra McEnroe; Coe frente a Ovett; Phelps ante Lochte; Anquetil contra Poulidor; Carl Lewis y Ben Johnson... Todos ellos, deportistas individuales, sin más contexto que sí mismos. Queda bonito en los periódicos, pero es un debate falso. El fútbol es interacción colectiva.
- Publicado en Sport (12-XI-2011)