La mayoría de los mundialistas españoles del Barça más Messi iniciarán hoy una semana de entrenamiento especialmente dura y seria. Una semana de carga en la que no se han previsto sesiones dobles porque va a ser tremendamente específica y totalmente personalizada. Con ello, Lorenzo Buenaventura, Paco Seirul.lo y Pep Guardiola pretenden dar el penúltimo toque físico a los campeones del mundo, de quienes ya hemos explicado en diversas ocasiones su peculiar pretemporada. Digo que será el penúltimo toque porque habrá otra semana de carga más adelante: la del 8 al 14 de noviembre, donde el partido de vuelta de Copa ante el Ceuta permitirá (salvo cataclismo esta noche) dedicar a los mundialistas al entrenamiento concienzudo e intenso.
Estas dos, la actual y la semana que llegará dentro de 15 días, serán las etapas culminantes del trabajo de preparación de los futbolistas esenciales del Barça. Las piernas de Villa, Piqué, Busquets, Messi y compañía recibirán un trabajo definitivo de fuerza-resistencia y de fuerza explosiva que les permitirá alcanzar la forma necesaria para realizar todas las funciones que precisa el equipo: presionar con intensidad, resistir el ritmo durante 90 minutos y jugar a velocidad máxima, tres características que se han echado en falta hasta la fecha aunque en proporciones distintas según momentos y jugadores.
¿Garantiza todo ello que el Barça jugará mejor y recuperará la puntería? No, pero pone las bases para que sea más probable. ¿Y por qué el Madrid, teniendo tantos mundialistas, no padece el mismo problema? Porque los planes de Mourinho son diametralmente opuestos, al margen de que ni uno solo de sus jugadores ha sufrido el desgaste al que sí se han sometido los barcelonistas las dos últimas temporadas. En todos sus equipos, Mourinho ha salido en tromba planificando máxima condición física desde el segundo día y mantenimiento del estado de forma a base del ritmo-competición que proporciona la disputa de partidos. Ello conlleva una obligación: que jueguen siempre los mismos, lo que coincide por otra parte con la idea del entrenador portugués de construir rápido un once titular y mantenerlo todo el curso. Así lo hizo siempre y muy especialmente en el Chelsea. ¿Alguna contraindicación? Sí: llega un día que alguno de los once titulares se funde y el sustituto no posee ni su ritmo, ni su rodaje ni su autoestima. Pero Mourinho prefiere este riesgo al contrario.
Como vemos son dos formas opuestas de afrontar los mismos retos. Guardiola empieza rotando, protegiendo y equilibrando las cargas para terminar embalado con su equipo de gala. Mourinho empieza en tromba con un once invariable apostando por la continuidad. Veremos a quién le sale mejor la propuesta.
- Publicado en Sport (26-X-2010)