Aquí habrá una gran guerra que dejará pequeñas todas las anteriores. Esto es lo que viene: paseos militares ante rivales que se encogen solo con escuchar el nombre de los dos grandes, y algunas pocas batallas formidables que marcarán el destino final. Dos ejércitos que rivalizan en todo y se conocen como si hubieran redactado el célebre tratado de Sun Tzu. Dos generales memorables y espléndidos, cargados de distinciones y victorias, estrategas estudiosos y aplicados. Dos locomotoras avanzando hacia el ineludible cruce de caminos. Hoy marcha más avanzado el Madrid de Mourinho porque su artillería carga proyectiles pesados de largo alcance, en tanto el Barça de Guardiola está a la espera de que aparezcan los cañoneros y lo fía todo a su fiel infantería.
A la espera de esas grandes batallas que se avecinan, lo que tenemos enfrente son dos equipos con dos tempos distintos. El Madrid es el Chelsea de Mourinho, un equipo que tardó dos meses en apuntalar cimientos allá por otoño del 2004. Aquel equipo necesitó nueve jornadas de Premier para empezar a carburar. Cuando llegó la décima jornada se disparó cual cohete y ya no hubo quien lo parase (Barça de Ronaldinho incluido) hasta que un no gol de Luis García le apeó en semifinales de Champions. Ahora, el técnico portugués aplica la misma receta: periodización táctica, un once invariable, cero rotaciones, intensidad máxima, ni un segundo de respiro, ardor guerrero sobre el césped. Tras siete partidos titubeantes, este Madrid también se ha lanzado al galope tendido con los mismos once jinetes. ¿Resistirá? Este es uno de los dos únicos interrogantes que subsisten. El otro es saber qué ocurrirá con la cintura de Carvalho, el cartabón de Alonso y la visión panorámica de Özil cuando enfrente haya un rival de su misma enjundia.
En el otro bando, la artillería aún no está preparada. Es así porque así se ha previsto pues no había otra solución visto el desgaste de los dos últimos años. Guardiola ha optado por rotar y mover piezas mientras los hombres clave van adquiriendo condición física y regresando al mundo de la competición. Esta semana, los mundialistas españoles recibirán un trabajo de carga específico individualizado, penúltimo esfuerzo antes de alcanzar noviembre en buena forma. Entonces empezarán a estar listos para las grandes batallas.