domingo, noviembre 05, 2006

Un paso importante para la autoestima del grupo


Frente a la discreción del resultado obtenido, el Barça de Rijkaard ha logrado su mejor prestación de la temporada. No digo su partido más brillante, que no lo ha sido. Ni el más eficaz. Ni, obviamente, el de mayor rentabilidad (un empate, al fin y al cabo). Y tampoco el de mejor juego, combinaciones excelsas o fluidez en las transiciones. En absoluto. El Barça sigue donde estaba: asimétrico en lo físico y atrancado en lo táctico. Pero ha dado un paso importante en lo anímico. Se ha levantado tras caer en la lona del minuto 93 en su pelea con el Chelsea. Y lo ha hecho en un campo espeso, donde nadie había puntuado, con las piernas muy pesadas, el espíritu fracturado por dos trágicas y sucesivas desgracias y con las mismas dudas de toda la temporada revoloteando el vestuario. Era un partido para ‘borrarse’ desde el punto de vista anímico y ningún jugador de Rijkaard lo ha hecho pese a tener enfrente a un Depor eléctrico.

Por supuesto, el resultado parece poca cosa porque la forma de lograrlo no ha revestido la maravilla filigranera de hace un año. Y porque hay jugadores fuera de onda. Algunos por razones físicas que ya hemos explicado sobradamente (Ronaldinho, Zambrotta, Deco). Otros, por falta de automatismos y adaptación (Zambrotta, Thuram). Alguno, porque se le están exigiendo tareas sobrehumanas (Gio). Pero si el resultado es poca cosa y las sensaciones resultan ásperas, insisto en la vertiente positiva: el equipo ha cuajado su mejor partido psicológico, su mejor actuación desde el punto de vista anímico.

El Olympique de Lyon no luchó ante el Dinamo de Kiev ni la mitad que el Barça frente al Chelsea, pero ha sido incapaz de remontarse en Rennes. El Werder Bremen se paseó en Sofía, pero sus piernas parecían plomo frente al modesto Cottbus en la tarde del sábado. En cambio, el Barça ha mantenido el pulso contra un Depor enfebrecido, rocoso, corajudo. Es cierto que a Messi también le han fallado las rodillas, pero eso pertenece a una característica que otro día explicaré en detalle. Digamos como apunte que a este chico hay que cuidarle físicamente mucho más y no exponerle a esfuerzos repetitivos de forma tan seguida. Ayer debió empezar en el banquillo y jugar apenas media hora. Pero el resto ha respondido, con las lagunas físicas ya citadas: Zambrotta sube, pero le cuesta bajar; Ronaldinho deja grandes huecos; Deco los cubre al principio, pero después se funde; y Gio tiene que abarcar la llanura manchuriana...

He revisado algunos post de hace semanas y he encontrado este titular del mes de agosto: “El año de la paciencia”. Los barcelonistas deben olvidarse de los paseos militares, de las exhibiciones plásticas. El fútbol en España (y en Europa) se ha puesto serio. De una fortaleza física inmensa y de una rigurosidad táctica casi guerrera. Nadie le pondrá las cosas fáciles al Barça para conquistar una tercera Liga consecutiva y la mejor noticia es que Rijkaard y algunos jugadores ya se han dado cuenta. Y algunos empiezan a rozar su mejor nivel: Iniesta, Valdés, Márquez y también Edmilson, por más discusiones que provoque.

Oigo críticas hacia él por lento, por jugar de tercer central, por no cortar los balones antes que lleguen al área. Indudablemente es lento, pero ¿cómo va a cortar balones si apenas hay presión arriba y le llegan siempre en superioridad aplastante? Ronaldinho nunca ha presionado, ni siquiera se inmuta cuando pierde un balón, lo que siempre se aceptó como dogma de fe. Pero Saviola tampoco lo hace, pues no es su estilo, opuesto al de Eto’o o Gudjohnsen. Messi sí cumple en este aspecto, pero se agota pronto y las ayudas de Zambrotta son de ida, pero no de vuelta. Así que el desgaste de los centrocampistas es abrumador y no olvidemos que ellos tres juegan siempre contra cuatro y Edmilson se lleva la peor parte. ¿Juega de tercer central? Afortunadamente, porque vistos los huecos abiertos en los laterales y la falta de química entre Márquez y Thuram (sigo pensando que las parejas son Márquez-Puyol, Thuram-Puyol o la variación con Oleguer), se hace imprescindible la presencia de un tercer hombre en las fases defensivas.

El fútbol se ha puesto serio y Rijkaard, también. Los detalles de los últimos días así lo muestran. La decisión de pernoctar en A Coruña, más allá de otras connotaciones, es un indicativo de que el entrenador quiere cuidar los detalles, empezando por la recuperación física y mental tras grandes esfuerzos, lo que hasta la fecha se despreciaba alegremente. Antes, el Barça ganaba jugando al 70% y con la displicencia del que va sobrado. Ahora tendrá que hacerlo desde la profesionalidad más absoluta y la corrección de los déficit físico y táctico. De momento, aunque sólo ha logrado un empate a puntos, ha obtenido una victoria importante para la autoestima del grupo: la de levantarse de la lona psicológica en que le dejó Drogba.

Referencias
- Cuando jugar se hace muy difícil
- El año de la paciencia
- La 'mezcla' Márquez-Thuram

Fotos: AFP - EFE - AP.