martes, agosto 29, 2006

El año de la paciencia


Esto va a ser así todo el año. Presión arriba, dos murallas muy juntas, balón para el menos hábil (Puyol), esfuerzo y sudor y contragolpes veloces para pillar a la defensa del Barça en falso. Es el antídoto. Como dijo alguien, no es un antídoto inventado ahora. Cierto. En una tarde de mayo de 1994, Fabio Capello ya lo aplicó: su Milan emparedó el centro del campo blaugrana. Guardiola, Amor y Bakero no pudieron mover el balón porque Desailly, Albertini y Donadoni se los comieron y entre Boban y Savicevic impidieron que Koeman y Nadal lo sacaran de los cuartos traseros. Así que el Barça sólo podía construir juego a partir de sus laterales (Ferrer y Sergi) y ya conocemos el trágico desenlace.

Pero aquel antídoto se aplicó muy de tarde en tarde. Ahora lo vamos a ver cada semana. El Espanyol marcó el camino durante media hora, el Sevilla lo bordó en Mónaco y el Celta lo copió con pericia de chino. Digamos también que Rijkaard sigue dando facilidades. Concretamente dos: Márquez y Motta. El mexicano está lento hasta la exasperación. Puede ser por la pésima pretemporada general del Barça o porque tradicionalmente le cuesta mucho ponerse en forma. Pero está especialmente lento y eso repercute en todos los automatismos defensivos. Donde el año pasado todo se gestionaba de forma automática ahora hay que recomponer cada movimiento y eso, ante un rival que contragolpea veloz, resulta fatal. En cuanto a Motta, simplemente no es un buen mediocentro defensivo. Es un buen mediocentro, pero para acompañar al defensivo, no para asumir él dicha responsabilidad. Es perfecto para salir como escudero de Edmilson en un partido fuerte como el de Stamford. Pero no es Edmilson. No posee los fundamentos defensivos necesarios para ser el tercer central en los momentos difíciles, ni sabe cortar el juego con sutilidad, sino bruscamente. Tampoco tiene salida fácil de balón. Digamos que es un buen segundo pivote, pero de ningún modo el pivote que necesita el Barça.

Más allá de estos dos puntos negros, el Barça dejó la corbata en Mónaco y se vistió con el mono de trabajo que se pondrá de moda esta temporada. Les advierto: va a ser un año de paciencia y sufrimiento. Mucho toque para conseguir el desequilibrio puntual que permita desatascar el partido y mucho sufrimiento para no regalar errores que el rival aprovechará sin dudarlo. Anoche se cometieron varios de esos errores y costaron dos goles. A cambio, hubo paciencia. Para tocar, para intentar abrir la lata y para golpear con puntería. Como todos sabíamos, la plantilla tiene recursos de sobra para presentar alternativas que fundan al rival. Los gambeteos febriles de Messi, la fuerza de Gudjohnsen y Deco, la ingeniosa habilidad de Iniesta o la inmensa ambición de Eto’o, autor de un partido prodigioso y coautor de un gran tándem en su cooperación con Messi.

Un apunte más: No es que la pretemporada del Barça haya sido mala, agotadora e ineficiente como presumíamos. Es que no ha existido. No ha habido trabajo físico, sino una ristra de viajes turísticos, márketing y recogida de premios. Los jugadores no están lentos a causa del mucho trabajo realizado, sino porque apenas han empezado a trabajar. Ya veremos cuándo empieza la verdadera pretemporada y qué consecuencias deja.

Fotos: AP - EFE.