domingo, noviembre 19, 2006

El infierno de Edu


La jornada ha sido riquísima y daba para mucho: desde el Werder encasquillado hasta el Madrid 'metalúrgico' pasando por los golazos 'a lo Ronaldinho' de Geremi y Garay, el doblete de Rooney, los codazos de Guti, Alves y Silva, la incapacidad goleadora del Liverpool fuera de casa (dos empates, 5 derrotas, un gol) o la del Arsenal en su estadio, la implacable marcha de Chelsea y Sevilla, la poca coordinación defensiva entre Albiol y Ayala, los impecables contragolpes del Madrid (5 ocasiones, 3 goles), su emotivo minuto de homenaje a Puskas bajo los acordes del "Cant dels Ocells" de Pau Casals, el partidazo de Woodgate, los centros envenenados de Dani Alves, el fabuloso control y vaselina de Raúl, la 'gerontocrática' defensa del Milan con Cafú (36), Costacurta (40) y Maldini (38), 114 años les contemplan, la segunda asistencia consecutiva de Emerson, que va a más, las tremendas ocho ocasiones de gol que ha concedido el Madrid de Capello, la mayestática enésima actuación de Casillas... En fin, una jornada maravillosa, rica y plena, si no fuese...

Si no fuese por Edu. Pobre Edu. Llegó al Valencia hace año y medio y sin deshacer las maletas bajó a los infiernos. Permaneció ahí mucho tiempo, demasiado tiempo, ese tiempo infinito que tarda un futbolista en curarse los ligamentos cruzados, la peste de nuestros modernos estadios. Casi un año sin Edu, mediocentro fino, inteligente, sutil pese a su estatura. Cuando regresó quizás no era mejor jugador, pero sí una persona más curtida. Sin temor a nada deshizo las maletas, tomó la manija del Valencia y se hizo el amo. Marcaba los tiempos y ordenaba el ritmo. Con Edu, el Valencia fue un reloj de precisión hasta que anoche, Edu regresó a los infiernos, esta vez por culpa de su otra rodilla, la derecha, nuevamente los malditos cruzados, miserables hijos de puta, plaga que ya se ha llevado por delante esta temporada a una quincena de jugadores sin la menor piedad.

Cualquier lesión es triste. Pero la reincidencia de Edu nos aplasta. Demasiado castigo, demasiado infierno para este buen hombre.

Fotos: AFP - Marca.