viernes, noviembre 24, 2006

Juguetes rotos


A dos partidos de la máxima exigencia por semana, más desplazamientos y otros compromisos, no hay posibilidad física de que una plantilla resista sin quebrarse. Esa es la causa principal de tanta lesión como abunda: un centenar sólo en España en lo que llevamos de temporada. Aquí, las plantillas aún están diseñadas (salvo alguna rara excepción) bajo conceptos obsoletos: trabajo físico muy liviano en pretemporada; planificación sobre un número mínimo de partidos (40) en vez de máximos (60); número reducido de jugadores para evitar conflictos internos; falta de pedagogia sobre la necesidad de prevenir y recuperarse...

¿Hay alguna explicación de porqué un equipo español capaz de clasificarse un año para la Champions apenas puede mantenerse la temporada siguiente en Primera cuando simultanea competición europea? Sí: simplemente no posee una plantilla capaz de asumir esfuerzos repetitivos cada miércoles y domingo. Celta, Betis, Real Sociedad, Osasuna o Espanyol (gran goleador anoche en UEFA) pueden atestiguarlo.

Un ejemplo: Cannavaro sufre el sábado una lesión leve en los isquiotibiales. Pero vuelve a jugar el martes. Lógicamente, recae y agudiza el problema. Pero ahí está, dispuesto a saltar a Mestalla el domingo a costa de un posible rotura. Otro: Villa se retira el sábado faltando veinte minutos, con molestias serias en un pie. Pero el miércoles repite ante el Olympiacos y padece una microrotura fibrilar, que necesitaría dos o tres semanas de recuperación. Pero jugador y entrenador, agobiados por la crisis valencianista, harán lo posible por alinearle el domingo contra toda sensatez (aunque probablemente, la propia molestia le impedirá hacerlo) y con el médico del club mirando hacia otro lado.

Y esto viene ocurriendo en la mayoría de los equipos desde hace años. Resulta fisiológicamente imposible que los jugadores del Barça que se enfrentaron el miércoles al Levski y llegaron de madrugada a Barcelona el jueves estén el sábado en plenas condiciones para competir. Y más si consideramos que los mismos venían de jugar el domingo por la noche en Mallorca. Y que acumulan ya a estas alturas de noviembre una treintena de partidos contando los de selección. Digo el Barça, pero eso es válido para todos los clubes de alto nivel: el Olympique de Lyon tiene a cuatro de sus seis delanteros lesionados; el Milan, a diez jugadores en la enfermería; el Valencia, a nueve; el Liverpool, media docena. Ayer mismo contabilizamos tres roturas fibrilares en equipos españoles de Primera.

Añadamos los golpes, magulladuras, pisotones, roturas y sobrecargas que sufrieron una multitud de futbolistas entre martes y miércoles (Drogba, Márquez, Guti, Xabi Alonso, Dida...) y comprenderemos que es inviable mantener un buen rendimiento y, sobre todo, que existe una altísima exposición al riesgo de lesiones. Me refiero a lesiones musculares, no a la ‘epidemia de cruzados’ en la que me centraré extensamente la próxima semana. Pero se aplaude que jugador, médico, fisio y entrenador aceleren irracionalmente la recuperación de una lesión, cuando entre todos ellos están cometiendo un severo error que le costará caro al club, en el convencimiento general que cualquier lesión se puede curar en diez minutos, como si al cuerpo del futbolista le bastará con hacer un 'reset' y reiniciarse.

El fútbol actual está encerrado en un círculo endemoniado en el que los jugadores se han convertido en simples piezas de un negocio descomunal. Y dado que el negocio no se detendrá (el espectáculo debe continuar, ya sabéis), sólo existe una política sostenible para aquellos clubes que quieran perdurar en el éxito: ampliar las plantillas, establecer un plan general de rotaciones, preservar a los jugadores del fuego. O eso o ver cómo se convierten todos ellos en juguetes rotos quemados en la gran pira del dinero fácil.

Referencias
- Dida, tres meses por la rodilla
- Un montón de bajas
- Villa está roto, pero quiere jugar
- El médico del Valencia no se lo prohíbe
- Ronaldo vuelve a precipitarse

Fotos: MilanAC.com - AFP - EFE - RealMadrid.com - AP.