domingo, julio 23, 2006

Cassano y Woodgate, cara y cruz

Música | The Curse Of The Death Valley
# Whitechapel



A Cassano se le ríen las gracias y de Woodgate se burlan incluso los aficionados madridistas. Pero entre ambos hay un abismo en cuanto a concepción ética del deporte. Cassano pudo ser un artista del balón (incluso quizás algún día vuelva a serlo), pero ha ido desperdiciando su talento, quemándolo en comilonas, descuidando su físico. Woodgate trabaja desesperadamente por recuperarse de sus lesiones crónicas, por poner el motor a punto. Se entrena como nadie, se esfuerza como ningún compañero. Pero posee una fragilidad genética terrible. Son dos casos antagónicos con un previsible mismo final.

Cassano lleva un año engordando sin parar. Un año engañando a cuantos le estiman. Hoy sufre un exceso de peso flagrante: en doce meses ha engordado prácticamente trece kilos. Al empezar la temporada pasada, la Roma facilitó una ficha técnica del jugador en la que medía 1,75 y pesaba 73 kilos, con un Índice de Masa Corporal de 23,8, en el centro de la normalidad. Pero pocas semanas después dejó de entrenarse y ya llegó al Madrid con exceso, pues el propio club blanco anotó en su ficha un peso de 81 kilos, para un IMC de 26,4, en pleno Sobrepeso de Grado 1, superior incluso al que sufría Ronaldo durante la temporada. La acumulación de grasa por parte de Cassano no se ha detenido, sino al contrario. Hoy pesa ya 86 kilos y se encuentra en pleno estado médico de Preobesidad, con un IMC de 28,1, muy superior al de Ronaldo al empezar el Mundial.

Pero no sólo es el peso. Su estado físico está muy lejos del de un deportista. Hace unos días, Fabio Capello realizó un pequeño test de resistencia a sus jugadores: correr 3 kilómetros en 12 minutos, a un ritmo de cuatro minutos cada mil metros, algo más que asequible para cualquier deportista mediano. Cassano tardó 14 minutos largos, a casi cinco minutos el kilómetro, un ritmo indigno para un deportista normal, de los del montón, incluso para cualquier estudiante que practica tests parecidos en el patio de la escuela.

Woodgate, por el contrario, tardó poco más de 11 minutos en recorrer la misma distancia. El defensa inglés lleva tres años seguidos sufriendo lesiones musculares de todo tipo: crónicas o coyunturales. La suya es una carrera desgraciada. Se trata de un excelente futbolista, con unos argumentos defensivos espectaculares: excelente por alto; buena colocación; veloz y poderoso. Pero hace años que no puede demostrar sus virtudes a causa de esa fragilidad infinita que le aqueja. Cuando ha podido jugar unos minutos ha vivido otras desgracias colaterales, como esos goles en propia puerta que provocaron la burla de sus propios hinchas. Pero su fuerza de voluntad es descomunal. Cualquier otro se habría hundido en la depresión. Acumula roturas musculares, pero jamás ha tirado la toalla. Ahora se ha presentado en plena forma, aunque nadie duda que el puñal de las lesiones sigue amenazante.

Resulta ejemplar un comportamiento como el de Woodgate, por más rechifla que quieran hacer quienes no comprenden las bases del deporte. Y despreciable el de Cassano, la antitesis de lo que debe ser un deportista.

Referencias
- Ronaldo, sobrepeso de grado 1
- Un rendimiento impresentable
- Una preparación impecable


Fotos: Real Madrid.com.