Las virtudes de Frank Rijkaard son tan conocidas y exhaustivamente desmenuzadas que ya sólo se puede debatir sobre sus defectos, que no son muchos. Para hacerlo, deberíamos descartar sus primeros meses en el Barça, donde a la desconfianza general hacia un entrenador sin currículo ganador y con un descenso de categoría a sus espaldas se unió la convulsa situación de un club en proceso de reconstrucción. En esa época, Rijkaard generó desconcierto masivo con algunas decisiones chocantes que parecían basadas en el desconocimiento de las características técnicas de algunos jugadores. Pero se le mantuvo en el puesto, quizás porque no había sustituto ni dinero para abonarle el finiquito, y de ahí surgió un campeón.
Período inicial aparte, advierto en Rijkaard tres defectos. Es probable que alguno de ellos resulte discutible y objeto de debate y también que algún colega señale otros aspectos negativos que nos ayuden a configurar la parte negativa de un entrenador fantástico.
1.- Planteamientos chocantes
No sucede muy a menudo, pero sí en algunas ocasiones muy señaladas: Rijkaard nos sorprende con algún planteamiento inicial que deja con la boca abierta. Iniesta al banquillo en la final de la Champions; Motta de central contra el Madrid de Ronaldo. Durante días habíamos analizado ambos partidos, con aportaciones muy enriquecedoras desde todos los ámbitos. Los rivales habían sido desmenuzados hasta la extenuación. Sabíamos todo de ellos y, de pronto, Rijkaard cambia el escenario, la partitura y hasta al solista. Nos quedamos chocados, sin saber qué decir.Digamos ahora, de cualquier modo, que los casos en que esto sucede son escasos y que casi siempre rectificó a tiempo. Con los años, Rijkaard lee cada vez mejor el desarrollo real de los encuentros y ha mejorado su cintura a la hora de los cambios.
2.- Conservadurismo en las rotaciones
Es verdad que ante el letargo inicial de la Liga anterior, el entrenador pegó un puñetazo sobre la mesa y mandó a casa nada menos que a Ronaldinho y Deco. Pero con el transcurso de los meses, las jerarquías se impusieron y nadie recordó que el Barça también practicaba rotaciones para descansar a sus jugadores esenciales. Cierto que Ronaldinho se ausentó de varios partidos, pero siempre pareció más decisión propia que del técnico.
Rijkaard está realizando una magnífica gestión del vestuario, pero en el aspecto de las rotaciones es muy conservador. Antes de dar entrada a un recambio tienen que suceder muchísimas cosas graves. De lo contrario, prefiere mantener a los titulares. Eso no es malo, pero desgasta mucho más.
3.- Las oportunidades de la cantera
No es fácil ser canterano en el Barça. Hay pocas oportunidades. Y Rijkaard parece tener claro que no le pagan para sacar estrellas de la cantera, sino para construir un equipo que gane títulos. Es cierto que su margen de maniobra es muy estrecho, como decíamos ayer mismo con el caso del fenomenal Marc Valiente. Pero el conservadurismo citado en el punto anterior reduce aún más ese margen hasta hacerlo casi invisible. Así que gente como Damià sirvió para un roto, pero no para un descosido y ha tenido que emigrar, como Rodri, como tantos otros tendrán que hacer pronto, como Cesc y Piqué hace ya algunos años. En realidad, este no es un problema exclusivo de Rijkaard, sino principalmente del club, capaz de fabricar una cantera excepcional a la que no puede dar otra salida que la de la emigración. Problema más grave, desde el punto de vista social, de lo que a simple vista parece.
P. D. 1: Con las prisas del viaje, ayer olvidé citar a Diego Capel entre los excelentes jugadores de la sub-19. Quizás debería levantar algo más la cabeza y ser menos individualista, pero esos son defectos corregibles. Tiene talento, velocidad y desborde, aunque un solo pie: el izquierdo.
P. D. 2: Como se preveía, Italia ha suavizado las sanciones a sus equipos. Primero el palo y después, la zanahoria. Está bien que haya sido así porque el castigo era tan duro que causaba grima. La presencia del Milan en Champions es una excelente noticia para el nivel de la competición.
Fotos: Marca - EFE - AP.
