martes, abril 17, 2007

Azules contra rojos


La semana pasada no tuve oportunidad de escribir sobre un dato a partir del cual se edificó una cierta teoría: puesto que hay tres equipos ingleses en semifinales de la Champions, el futuro del fútbol europeo será avasalladoramente inglés. El inminente doble enfrentamiento entre azules (Chelsea) y rojos (Manchester United), que puede ser triple si ambos alcanzan la orilla de Atenas, alimenta esta teoría, que personalmente no suscribo en demasía.

A las semifinales de 2003 llegaron tres equipos italianos (Milan, Juve e Inter) y podría haberse levantado idéntica profecía, que jamás se cumplió. También llegaron tres equipos españoles a las semis de 2000 (Madrid, Valencia y Barça), pero de ese punto de partida no desembocó ninguna posición de control en el fútbol continental. Tendríamos, por tanto, dos precedentes muy recientes que desmentirían la teoría que ahora se erige ante los semifinalistas ingleses.

Algunos factores, sin embargo, alimentan las posibilidades de que se produzca el advenimiento de la dictadura inglesa. El factor económico resulta impactante: por la venta de los derechos televisivos nacionales (2.000 millones de euros), internacionales (952), derechos deportivos y márketing (600) y derechos de internet y telefonía móvil (600), la liga inglesa sumará esta temporada unos ingresos superiores a los 4.000 millones. Una cifra espectacular, que no admite comparación con ningún otro campeonato, y que reportará 91 millones al vencedor de la Premier y nada menos que 46 al último clasificado. Un filón, que está en la raíz de la fiebre compradora de clubes por parte de millonarios extranjeros.

El factor ambiental también es incomparable. Estadios legendarios siempre llenos hasta la bandera, aficiones maravillosas (junto a hooligans deleznables, digámoslo todo), horarios familiares, entrenadores con proyectos que duran décadas, transmisiones televisivas impecables, en fin, un envoltorio espléndido. Entre el dinero y el ambiente, no resulta sorprendente que muchos de los mejores futbolistas mundiales quieran adentrarse en el mundo de la Premier, donde muchos se adaptan sin dificultades, pero también otros se ven impotentes para rendir al máximo nivel.

Pero nada de todo ello garantiza que la espiral pueda seguir creciendo infinitamente. Antes de que llegaran los tiburones rusos o estadounidenses, muchos de estos factores ya estaban ahí y, sin embargo, la ruina dominaba una mayoría de clubes. Nada impide que se repita la catástrofe, como periódicamente viene ocurriendo en España, un fútbol que sólo sobrevive a base de ayudas públicas, sea mediante recalificaciones urbanísticas, sea a través de dinero (directo o indirecto) de las administraciones.

¿Qué ocurrirá en el Chelsea si el plan de negocio de Abramovich, con break even previsto para 2010, no se cumple? Y así en todos los clubes, por más propietarios millonarios que hayan desembarcado. Pero incluso si se mantuviera el statu quo financiero, esa ventaja competitiva no garantiza en absoluto que Chelsea, ManU, Liverpool o Arsenal sigan estando por encima de Milan, Barça, Madrid, Inter, Juve, Valencia, Olympique o Bayern. Y mucho menos que ese dominio resulte perdurable. O eso creo yo.

Fotos: Empics - Getty - EFE - AFP - AP.