El 7 de marzo de este año, el Barça jugó el ‘partido perfecto’. Fue en el Camp Nou, ante el Chelsea, encuentro decisivo para el futuro de la Champions. Esa noche, el Barça no concedió ni un solo saque de esquina, ni una falta lateral, y con ello desarmó al Chelsea, cuyo principal recurso ofensivo son las jugadas a balón parado. Más aún: Edmilson, Motta y Deco cometieron entre los tres las mismas faltas que Makelele. El equipo concluyó la mayor parte de jugadas, sin dar opciones al contrapie. Los automatismos defensivos funcionaron con brillantez, anticipándose a todas las acciones inglesas. “No ganará el más apasionado –escribí horas antes del partido-, sino quien cometa cero errores”. Así fue.
Hoy se repite la necesidad y el objetivo: otro ‘partido perfecto’. Otro partido con el infierno a los pies en el que un único despiste puede acabar con todo. Cero errores es el objetivo: en córners, faltas laterales (de nuevo, la mejor bala del rival) y concesión de contragolpes con la defensa desorganizada. Veamos los factores fundamentales del juego que se darán esta noche: el argumento principal del Barça será el movimiento veloz del balón; el del Werder, la presión muy arriba intentando secar la salida del cuero desde el origen.
La táctica de Thomas Schaaf nunca cambia: al ataque. Primero sin locuras, pero si hace falta, desmelenándose. Hace pocas semanas dejó a Frings sólo en el centro del campo (había que remontar el partido), a Diego en la media punta y cuatro delanteros más arriba. Cuando ataca lo hace con todo. Directo, contundente, sin frivolidades. Por arriba y por abajo. Cuando defiende contra un ataque estático, también lo hace de forma espléndida. Pero cuando el rival mueve rápido el balón, crea huecos entre líneas y busca la espalda del defensa con pases por arriba, entonces el Werder tiembla, se acogota, sufre.
En el fondo, le ocurre como al Barça. Un equipo ofensivo siempre tiene problemas defensivos. Por definición y vocación. Si te vas arriba con todo, tu defensa está condenada a sufrir. Le ocurre al Werder y le sucede al Barça. Lo mismo pasa con el mediocentro rival. Klose, Hunt, Diego y Borowski acostumbran a presionar a los hombres que sacan el balón y eso resulta esencial para el trabajo recuperador y contragolpeador. En la ida cometieron el doble de faltas que el Barça. Pero ese mismo Werder no soporta que le apliquen idéntica medicina: si Gudjohnsen, Iniesta, Xavi (si juega) y Deco presionan arriba, Frings se pierde, pues Jensen no saca el balón y Borowski queda lejos. Así que el cuero regresa a Mertesacker para el pelotazo. Problemas.
Asimetría sobre el césped. El Werder carga sobre la derecha con Fritz, Jensen y Frings. Con ello, Klose y Hunt buscan arrastrar a los centrales rivales justo al lado opuesto para que esa defensa se desorganice por completo y por ese hueco entren Diego y Borowski. Por banda izquierda, pocas acciones. Ese es otro punto débil de los alemanes: el Barça debe cargar el juego por la derecha (Zambrotta e Iniesta o Giuly) mientras Ronaldinho y Gudjohnsen arrastran a los centrales fuera de su sitio. En esa situación de ataque moviendo e intercambiando las posiciones, Mertesacker y compañía de ahogan.
Decálogo del partido para el Barça
- 1.- Mover el balón a velocidad de vértigo
- 2.- Evitar atacar en estático: hacerlo en velocidad y volcarse por la derecha
- 3.- Intercambiar posiciones atacantes para bascular y romper la organización alemana
- 4.- Buscar los pases al espacio vacío entre líneas enemigas
- 5.- Presionar a Frings y Fritz para que se juegue siempre en su campo
- 6.- Secar a Diego (Motta) y dejar poco espacio entre defensa y centro del campo
- 7.- Cerrar la banda peligrosa con Deco y Gio
- 8.- No conceder córners ni faltas laterales y despejar los rechaces dentro del área
- 9.- Las ayudas de Zambrotta a Márquez y Puyol para frenar a Klose y Hunt
- 10.- Por supuesto, Ronaldinho
Referencias
- Cómo acabar con el Werder
- El día en que hay que cometer cero errores
- El miedo es el motor
Fotos: Getty - AFP - Bundesliga - Reuters - AFP - Sport.