martes, diciembre 12, 2006

El debate del mediocentro


Llegó Johan Cruyff y lanzó su propuesta del ‘4’. Primero fue la definición: el Barça jugaría a partir del ‘4’, un único mediocentro, físicamente pequeño, hábil, rápido de mente, ágil con los pies, decidido. Desde ese centro geométrico se edificaría todo el fútbol del Barça. El ‘4’ se convirtió en el sol nuclear en torno al que girarían todas las estrellas del sistema planetario culé. El prototipo fue Milla. Y fue tal éxito que el prototipo voló en pos de un futuro más rico en el Madrid echándole un pulso a Johan que éste despachó en medio segundo. “Buena suerte, Luis”, le dijo para despedir al prototipo y dar paso a la siguiente fase del proyecto industrial: la fabricación en serie.

Se eligió La Masía como factoría de clones. Todos los niños de todas las categorías fueron cortados por el mismo patrón: pequeño, fgil, hábil, rápido de mente, primer toque como religión. El primer ejemplar salido de la fábrica fue Pep Guardiola. Su estilo resultó decisivo para la historia moderna del Barça, pues a ese estilo se apuntó todo el barcelonismo. El primer equipo y los filiales. Esa fue la auténtica 'marca Barça', una filosofía de juego, un proyecto futbolístico engendrado industrialmente, que ha marcado toda una época.

El fútbol evoluciona más de lo que creemos y llegó un momento que ese ‘4’ quedó desnudo ante la fortaleza y la presión de los rivales. De Guardiola a Xavi, el fútbol se volvió más físico y en su errático debut, Rijkaard lo descubrió. Durante veinte jornadas probó todas las alineaciones posibles en el centro del campo blaugrana. Empezó con Xavi-Gerard-Luis Enrique, siguió con Xavi-Cocu-Motta, probó a Quaresma, a Luis García y a Iniesta, pero su Barça cabalgó entre bandazos hasta que se impuso la realidad: en el fútbol moderno, el ‘4’ necesitaba un guardaespaldas. Y llegó Davids. Debutó el 18 de enero de 2004, vigésima jornada, y ese centro del campo compuesto por Xavi-Davids-Cocu resultó demoledor. Rijkaard encontró la llave maestra: si cubría las espaldas del ‘4’, el engranaje volvía a funcionar. Gattuso y Pirlo lo habían demostrado en el Milan.

Pero hubo otra vuelta de tuerca al marcharse Davids y llegar Deco. Continuaba siendo un 4-3-3, pero había cambio de roles. El ‘4’ de La Masía debía resituarse: convertirse en el '6'. El '4' se redefinía por completo hacia el perfil defensivo: jugador poderoso; secante del mediapunta rival; barrendero de las combinaciones del contrario; capaz de dar cobertura a la subida de los laterales e incrustarse entre los centrales en los centros enemigos... El elegido fue Motta, que se calzó las botas de guardián de Xavi y Deco. Xavi marcaba los tiempos y la orientación del juego. Era el viejo '4' jugando de '6'. Deco hacía las transiciones veloces al ataque y reaccionaba con urgencia cuando se perdía el balón arriba. En la segunda jornada, Motta se rompió los cruzados y le suplió Edmilson, defensa central del Olympique, hasta que se los rompió él y le sustituyó Márquez, a su vez también defensa central del Monaco.

Hoy nadie discute que el 4-3-3 es la ‘marca Barça’ ni que el mediocentro ha de tener perfil defensivo. Pero Motta y Edmilson plantean dudas. El primero, por su intemperancia en los marcajes, su agresividad un punto frívola y su ausencia de temple, aunque aporta fortaleza física, buena marca al mediapunta rival y velocidad en su pase al primer toque. El segundo, por su debilidad en el marcaje al contrario, su frialdad aérea y la pasión por sobar el balón en zona peligrosa, aunque a cambio muestra un excelente posicionamiento táctico y un pase largo en diagonal prodigioso. Ambos aportan grandes cualidades, pero atesoran también defectos notorios.

¿Existe el mediocentro defensivo ideal para este Barça? Es difícil encontrarlo. Que nadie recurra a Makelele o Gilberto. No olvidemos que si hay algo inamovible con Rijkaard es su estilo: 4-3-3, salvo emergencias. Makelele juega en un 4-1-3-2; Gilberto, en un 4-1-4-1. No digo que no pudieran adaptarse: por supuesto que sí, pero no esperemos que rindieran igual. El Barça no busca un ‘barrendero’ por detrás de tres o cuatro centrocampistas. Necesita un ‘a pecho descubierto’, un mediocentro capaz de barrer, secar, frenar y combinar y hacerlo todo ello desde la soledad de un centro del campo que sólo tiene a dos compañeros más. Un Vieira con cinco años menos. El perfil se acerca más al de Frings (30 años ya) o al de Lucho González (Oporto), habituados ambos a la soledad de la ancha pradera. Poulsen podría reconvertirse y quizás también Mascherano, si acaba jugando en el West Ham y se adapta al fútbol europeo, e incluso De Rossi (Roma), aunque marcado por un exceso de agresividad en su estilo.

Pero mientras se debate si son galgos o son podencos, la mejor opción de Rijkaard es seguir alternando a Motta y Edmilson en función del rival e incluso dentro del mismo partido, como acostumbra. Motta, al principio para marcar, secar y combatir. Sangre caliente. Edmilson, a continuación para tranquilizar, distribuir y congelar. Sangre fría. Seguirán provocando polémica y debate, pero son dos excelentes mediocentros y de momento con ellos basta, una vez Rijkaard ha desactivado la opción Márquez, el más seguro de todos sus defensas.

Referencias
- Quien tiene un mediocentro tiene un tesoro
- En este puesto está el ganador de la Champions
- ¿Clave en el fútbol actual?

Fotos: Barcik - AFP - AP - Marca - Bundesliga - EFE.