jueves, diciembre 14, 2006

El fútbol global


Escribía ayer el amigo Perico en los comentarios del post que “fútbol y globalización van muy deprisa y quien no lo entienda se quedará sin trabajo muy pronto”. Interesante afirmación confirmada por los hechos: los hinchas japoneses entonan a la perfección el himno del Barça; miles de aficionados asistimos atónitos a la increíble caída de Boca; los niños españoles se quedan boquiabiertos con el pase milimétrico de Cesc a Adebayor en campo del Wigan, mientras en Italia, pero no sólo en Italia, el debate es si Mourinho debe echar mano de Shevchenko para desatascar al Chelsea.

Vemos en una pantalla que Ronaldinho se queja del ‘jet lag’ y en otra, a Lavolpe, desencajado pero honesto, que dimite en vivo y en directo. El mundo del fútbol ya es un pañuelo, donde los satélites nos muestran todo y empezamos a derribar fronteras virtuales. Quien lo entienda accederá a una dimensión superior del fútbol. Quien no comprenda que debe dar ese paso adelante se quedará anclado en una concepción antigua: la del enfrentamiento con el vecino; la comparación permanente con un rival; la del ombligo eternamente observado.

Canal + emite en su ‘prime time’, con todos los honores, el vibrante desempate argentino y prolonga la emisión, en un acierto absoluto, para mostrar el indescriptible festejo de Simeone y su Estudiantes campeón. Ya no es TV3 haciendo lo mismo con ‘su’ equipo. O Telemadrid con el ‘suyo’. Nos estamos globalizando, ampliando horizontes y pasiones. Nos gusta o nos repele el planteamiento de Wenger sin delantero centro; polemizamos sobre si Mourinho acierta abriendo las bandas con Robben y Wright-Phillips; comprendemos que el ‘jet lag’ no es una excusa preventiva, sino un rival más en el Mundialito.

¿Adónde nos llevará esta globalización? Depende de cómo la aprovechemos. Hoy conocemos mucho algunas ligas, algunos clubes, pero no sabemos nada de otras muchas. Si no fuese por el ‘Piojo’ López, el América mexicano que juega hoy con el Barça sería un desconocido, como lo es el campeón africano, al que ninguneamos para ocultar nuestra falta de conocimiento sobre ese equipo. Igual ocurre con este Mundial de clubes, que sólo sabemos mirar bajo el prisma de nuestros colores.

Si lo gana nuestro equipo será un título muy importante, pero si lo pierde será una pachanga, cuando en realidad es una aventura interesante de la FIFA. De la que sin duda saca dinero. Pero con la que realiza un experimento notable y ambicioso que quizás algún día cuaja en una gran competición. ¿No fue así como empezó la modesta Copa de Europa? ¿Acaso los pioneros de “L’Equipe” que la crearon pudieron imaginar que se convertiría en la esplendorosa Champions que hoy nos apasiona?

Uno de nuestros grandes periodistas del futuro, Áxel Torres, opina que este Mundialito es “una idea magnífica y un paso más hacia la globalización definitiva del fútbol”. Así es. Ya ocurrió hace un año en el debut que honraron Sao Paulo y Liverpool en aquella final trepidante. Ahora, otro ‘grande’ de Europa se expone a mucho, pues un tropiezo le haría daño y un triunfo será incluso minusvalorado por algunos de sus aficionados. Pero hace bien el Barça en tomarse en serio esta competición, pues el ritmo globalizador del fútbol mundial la convertirá pronto en un escaparate de categoría.

Referencias
- Una idea magnífica
- Seis equipos en Japón

Fotos: AFP - Action Images - Marca.