miércoles, diciembre 06, 2006
El Barça de los dos trajes: ataque genial, defensa italiana
El Barça tiene dos trajes: un smoking elegante y un mono de trabajo grasiento. Dos rostros: un ataque febril, punzante y puntual; una defensa seria, estable, ‘a la italiana’. Así se ha clasificado el Barça: con un puñado de genialidades que han abierto la lata, seguidas de un cierre de filas que firmaría Capello. Una primera parte brillante y hermosa del Barça; una segunda mitad pletórica de los alemanes, fenomenales en la derrota. Ha caído un gran Werder, pero que ha sido peor justamente en las dos facetas esenciales: ha defendido peor que el Barça y ha rematado mucho peor que su oponente aunque ha ganado la posesión del balón (56%), algo inédito en el Camp Nou. Dos equipos con espíritu muy parecido, amantes del balón y el ataque, con fortalezas y debilidades evidentes. Ha ganado quien ha sabido explotar con acierto sus puntos fuertes y ha fortificado los débiles.
Rijkaard aprendió hace años en Stamford Bridge que el talento no es suficiente si la defensa se descalabra. El pasado 7 de marzo demostró, para eliminar al Chelsea, que ya sabía defender con inteligencia desactivando las principales armas del rival. Anoche volvió a hacerlo. No fue el ‘partido perfecto’, pero lo rozó.
Ataque magistral
Casi perfecto. Todas las debilidades defensivas del Werder al desnudo en un cuarto de hora. Han bastado dos pases entre líneas en diagonal de Ronaldinho a Giuly para desestructurar las posiciones alemanas. La genialidad del crack brasileño marcando por raso una falta que exige el lanzamiento parabólico ha sido demoledora para los visitantes y adrenalina en vena para los locales. El Barça ha podido machacar en esa primera media hora, especialmente en un brillante slalom de Deco continuado estelarmente por Gudjohnsen, crecido y a nivel 'chelsista', pero malogrado por Giuly. Ha rematado menos que el Werder (12 contra 21), pero la mayoría con peligro y a portería (7 contra 5).
Defensa italiana
Espléndida. El Barça ha cedido cuatro saques de esquina y cuatro faltas laterales y sus defensas han despejado sin problemas siete de las ocho ocasiones. Cuando el Werder ha tocado la corneta y el medio campo local se ha venido abajo, el Barça se ha peinado a la italiana: Zambrotta, Thuram, Puyol y Márquez han trazado la línea roja y han dejado seco al equipo más goleador de Europa, provocando que el fenomenal Klose se vaya de vacío de la Champions.
El Barça ha ganado ampliamente en el aspecto ofensivo y, sobre todo, en la consistencia defensiva. Ha perdido en el centro del campo, donde Motta demuestra una vez más que es muy útil para la primera hora, justo cuando ya se ha ganado varias amarillas virtuales tras secar (a golpes) a Diego, pero no tiene largo recorrido ni salida; y Deco ha batido un récord de perder balones (10, como Ronaldinho), pero también de recuperarlos (8, como Frings) y lanzar buenos contraataques.
Buenos movimientos tácticos en ambos equipos: Schaaf ha sacado toda la artillería, como es norma en este magnífico entrenador, y le ha dado el mando a un maravilloso Diego y al exuberante Frings, que se ha movido por todas las zonas del mediocampo, desde el mediocentro hasta el lateral izquierdo, en una actuación esplendorosa. Rijkaard ha leído con acierto los ritmos y las carencias, ha mandado a Gudjohnsen a la izquierda (¿recuerdan el duelo Eto’o-Cafú?) para secar a Fritz y a Ronaldinho al centro para impedir que Mertesacker y Naldo se fueran arriba. Y especialmente habilidoso se ha mostrado al avanzar a Márquez al mediocentro y metiendo a Thuram para apagar fuegos.
El Werder se va a la UEFA con aroma de equipo grande, gigante, con capacidad para ser semifinalista de la Champions, construido con esa personalidad alemana que les hace indesmayables. El Barça se queda gracias al talento brasileño y la defensa italiana.
Fotos: AP - AFP - Marca.