sábado, diciembre 02, 2006

Rijkaard ha preparado el partido del Werder con parámetros de final


A los 65 minutos del Levski-Barça, Frank Rijkaard empezó a preparar el gran enfrentamiento del próximo martes contra el Werder Bremen. En cuanto Andrés Iniesta sentenció el partido de Sofía, el entrenador del Barça puso en marcha un plan global de preparación en todos los aspectos, pero especialmente en el táctico y anímico, con parámetros idénticos a los que emplearía si se tratara de una final. A partir de ese momento ha aprovechado los entrenamientos para insistir en las dos situaciones esenciales del juego que pueden plantearse el martes (la ofensiva en estático y la defensiva en inferioridad numérica) y también ha utilizado los partidos para repasar alternativas tácticas y afinar las capacidades psicológicas de sus jugadores.

Empecemos por este último punto. Rijkaard ha otorgado una confianza ciega a Gudjohnsen pese a la impaciencia general. Ha elevado la moral del habitualmente animoso Ezquerro a niveles inusitados a base de hacerle jugar los últimos tres partidos (más el de hoy, cuatro) consecutivos. Ha recuperado a Oleguer empleando el mismo sistema y sólo le ha quedado pendiente la asignatura Thuram, quizás imprescindible en el duelo con los alemanes.

Tras sus inauditas salidas de tono al terminar el partido del Chelsea y en la refriega con el asistente Rafa Guerrero, Rijkaard ha regresado a su tranquilidad habitual, a la serenidad en la que se mueve con acierto, y esa es una virtud que sus jugadores agradecerán. Incluso ha justificado argumentalmente la ausencia de Ronaldinho en el partido de hoy, cuando no hacía ninguna falta porque todo el mundo sabía desde hace semanas que era obligado reservar a su figura. En este caso, no obstante, Rijkaard ha acertado doblemente pues Ronaldinho ha vivido una semana de cierto agobio por actos sociales y necesita recargarse anímicamente tras un estresante spot publicitario rodado en inmersión bajo el agua de una piscina, razón por la que llegó tarde al entrenamiento vespertino del miércoles.

Pasemos a las cuestiones tácticas. Aunque aún ayer a mediodía, Rijkaard decía que “el trabajo contra el Werder empieza mañana ante el Levante”, las medidas se tomaron mucho antes. De entrada, en la planificación de la semana, totalmente atípica. ¿Entrenamiento duro? Nunca antes de una gran competición. La mayoría de la gente cree lo contrario: que antes de una final hay que entrenarse al máximo. Jamás. Al revés. Eso hay que haberlo hecho mucho antes. La semana previa a un gran campeonato hay que planificar tres aspectos: trabajar el físico a una intensidad media; repasar los detalles técnico-tácticos; y mantener elevado el tono muscular y anímico. Es decir, nada de entrenamientos dobles y agotadores: tonificación, frescura y claridad de ideas. Eso ha hecho Rijkaard, cambiando la mayor parte de sus parámetros habituales de entrenamiento.

Empezó con una novedad importante: dos días y medio de descanso tras el partido del Villarreal, que a su vez había culminado una semana dura y estresante, con tres partidos, varios miles de kilómetros de avión y mucho sueño. A continuación, programó dos entrenamientos físicos en sesión de tarde (totalmente inédito) con el objetivo de reforzar las capacidades fundamentales (fuerza, resistencia, velocidad) lo más lejos posible del partido del Werder. Las dos siguientes sesiones fueron de repaso táctico a dos situaciones delicadas del juego contra los alemanes: la defensa en inferioridad y el ataque en estático. Eran los dos únicos aspectos tácticos que Rijkaard quería trabajar, ya que las alternativas estratégicas las tienen muy automatizadas gracias a que las ha introducido en los últimos encuentros: Oleguer de falso lateral diestro para ayudar a sus centrales en la marca y Zambrotta en el lateral izquierdo (Barça-Villarreal); Iniesta como extremo derecho en un 4-4-2 de mucho control, con Xavi al lado del mediocentro (Mallorca-Barça, Levski-Barça y Barça-Villarreal); Ronaldinho de falso delantero centro con Gudjohnsen abierto a la izquierda (Barça-Zaragoza)...

Puesto que esas alternativas ya están trabajadas por si hay que echar mano de ellas en algún momento, Rijkaard ha machacado las dos situaciones del juego que presumiblemente marcarán el enfrentamiento con el Werder. Ayer dedicó el entreno al ataque estático, que será la acción más corriente con la que chocará la delantera barcelonista como bien apuntaba el propio central alemán Per Mertesacker: “La clave (contra Ronaldinho, Gudjohnsen y Giuly) es no dejarles espacios, que guardemos las posiciones y no permitamos que nos saquen de nuestra zona asignada”. Pues exactamente eso es lo que entrenó ayer Rijkaard: la movilidad constante de las piezas en ataque para buscar la ruptura de las zonas estáticas alemanas.

El jueves trabajó la defensa en inferioridad, es decir, el equipo que defendía todas las acciones siempre contaba con dos hombres menos. Porque esa va a ser la realidad del partido: el imprescindible ataque del Barça será replicado en velocidad y superioridad por el Werder, con lo que muy probablemente Márquez, Puyol, un lateral y el mediocentro se encontrarán en muchos casos con cuatro o cinco rivales al contragolpe (Klose, Hunt, Diego, Frings y Borowski). A ese problema dedicó Rijkaard la mañana del jueves. Y tras la tonificación física, el repaso táctico y el estímulo anímico, todo el trabajo planificado ya está cumplido. Ahora sólo queda olvidarse de ello, jugar contra el Levante y descanso activo hasta el martes por la noche. La preparación, con parámetros de final, ha terminado.

Fotos: FC Barcelona.com - Bundesliga.