Fue el 16 de diciembre pasado, hace exactamente nueve semanas y media. Un señor muy trajeado sacó primero un papelito con la inscripción Chelsea FC y, como no podía ser de otro modo, a continuación sacó otro con el nombre FC Barcelona. Desde ese preciso instante, a mediodía del 16 de diciembre de 2005, el fútbol se ha detenido y no ha habido nada, salvo partidos insulsos, juego a medio gas, laxitud y espera desesperante. Pocas veces nueve semanas y media han sido tan largas, tan exasperantemente largas y lentas. No ha sucedido nada, nadie ha jugado al fútbol, todo se ha detenido en estos tres meses, esperando que llegara el momento del gran choque de trenes. Probablemente es absurdo o incluso suicida, pero Chelsea y Barça se han pasado nueve semanas y media hibernando, congelando la pasión, aguantando el aliento. Ahora, ya ha llegado la hora.
Ahora será momento de saber si Joe Cole, Crespo (que parece titular en vez de Drogba o quizás jueguen los dos) y Robben le vuelven a ganar la partida a la frágil defensa de Puyol y compañía. Si Lampard es otra vez dueño y señor del centro geométrico de la playa de Stamford. Si el Mourinho previsor le gana la mano al Rijkaard previsible. O si es Motta quien extiende su poderío por encima de las olas londinenses. Si es Rijkaard quien ata todos los cabos para que no se repitan las terribles lagunas mentales. O si Ronaldinho y Etoo, esta vez con la ayuda de Messi, pueden contra el muro de Terry. Ha llegado el momento de saber si el Barça defiende bien los saques de esquina; si es capaz de secar a Makelele y con ello bloquear la máquina inglesa; si es capaz de evitar los pasecitos cortos en el centro del campo; si comprende que más valen las buenas diagonales de Márquez a la delantera que el 'tiki-taka' suicida. En fin, ha llegado la hora esperada durante nueve semanas y media. Para ganar o para perder. Pero para decidir, sin esperar más.
¿Cómo se planteará el partido? Con el Chelsea regalando el balón para que Edmilson, Motta y Deco se enreden en el barro de Stamford (nueve horas de riego ayer), lo recupere Lampard, lance a Cole o Robben, estos le ganen el sprint a Gio y Oleguer y Crespo (o Drogba) dispare su fusil. Contra eso, frialdad, concentración y pases precisos a Ronaldinho y Messi, que pueden hacerle un nudo a Ferreira y Del Horno (Gallas no juega). Finalizar todas las jugadas, frenar cualquier contragolpe desde la raíz, ahogar a Makelele, evitar las faltas laterales y los saques de esquina y comprender que la eliminatoria es muy larga y sólo la acaban decidiendo los pequeños errores. Que el infierno está en los pequeños detalles.
Y mantener el estilo. No es hora de cambiar. Es hora de imponer el estilo propio, pero también de no cometer errores. ¿Os parece bien un 1-2?
Vídeo: Aquel gol de Ronaldinho... (Canal +)